“La mirada del Indio Solari sobre la vejez es pesimista y triste”

Causan mucha pena las declaraciones del Indio Solari sobre la vejez y la decrepitud que pueden provocar en algunos casos las enfermedades en los adultos mayores. Su brutal sinceridad en el documental “Tsunami” no se ha convertido en ejemplo para ese grupo etario, que en la Ciudad de Buenos Aires es de 700 .000 personas.

Su mirada sobre la vejez es, por lo menos, pesimista y triste. Contradictoria para cientos de miles de personas que durante su vida han aprendido que para vivirla en toda su extensión requiere de mucha comprensión, una buena cuota de optimismo y aceptación de los obstáculos que la existencia presenta en cada etapa.

Entiendo que, como adulto mayor y con 67 años, el Indio Solari ha llegado al momento en que los balances sobre la propia vida son inevitables. Es el momento en que todos nos vemos en el espejo que elegimos. He visto en mi tarea diaria que para los grandes, ese momento, también es el más propicio para reconciliarse con uno mismo, con la familia y los amigos, porque la enfermedad se cura o no, pero se vive de otro modo si los sentimientos están en paz y los más queridos están cerca. De él, como creador, rescato el talento de sus canciones y sus incomparables interpretaciones en shows que congregan a millares de jóvenes en todo el país. Es un adulto mayor que supo mantenerse en la actividad dentro del espectáculo, como pocos, aun cuando su enfermedad haya aparecido tempranamente para condicionarlo. Otros, con mejor suerte, como los Rolling Stone, después de los 70 todavía se desplazan por el escenario corriendo y saltando como cuando tenían 25 años.

No todos los adultos mayores están condenados a la decrepitud, ni la ciencia tiene la culpa de que la vida se haya extendido de tal manera que, con 80 años, todavía encontremos hombres y mujeres compitiendo en maratones, tirándose en paracaídas, o jugando tenis. Todo depende del espejo en que se mire. Claudio Romero SECRETARIO DE LA TERCERA EDAD DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES