Maduro y un diálogo difícil
La oposición lo condiciona: quiere que haya referéndum revocatorio.
El diálogo entre el régimen venezolano y la alianza opositora que debía comenzar este domingo, quedó en un eclipse y merodeando el fracaso debido a que el liderazgo disidente reclama una agenda concreta que incluya el referendo revocatorio como punto central. La jefatura de la iglesia venezolana, atento a esas reacciones, buscó ayer a última hora reducir la importancia de la cita dominical aclarando y corrigiendo al Vaticano respecto a que no habrá diálogo ese día, sino simplemente “se pondrán los puntos sobre la mesa”. Tal explicación profundizó las dudas.
La posibilidad de un encuentro entre las partes se había reactivado este martes tras la entrevista entre el Papa y el presidente Nicolás Maduro en el Vaticano. El representante del pontífice, el nuncio en Argentina Emil Paul Tscherrig, fue quien anunció que el diálogo comenzaría el 30 de octubre en la isla Margarita. Eso es lo que el episcopado venezolano acaba de desmentir obligado por las circunstancias.
Sucede que la mayoría del liderazgo opositor anticipó que no participará sino se cumplen algunas condiciones básicas. En esa línea crítica se alinearon el presidente del Parlamento Henry Ramos Allup, del partido Acción Democrática, el preso político Leopoldo López de Voluntad Popular y el gobernador socialdemócrata de Miranda, Henrique Capriles, de Primero Justicia, el partido de mayor tamaño de la alianza. Este dirigente, dos veces candidato presidencial, advirtió ayer que “el diálogo en Venezuela es para ponerle fecha a las elecciones, no para salvar al régimen”. “Con el mayor respeto creemos que el nuncio en Argentina, representante del Papa Francisco, habló en el comunicado que leyó de una situación que no existe. En Venezuela no se ha dado un proceso de diálogo. Cuidado porque las palabras pueden confundir a la gente”.
“Nosotros- agregó Capriles- no vamos a desconocer al Papa, pero aquí no se ha iniciado ningún diálogo: para que se dé debe haber respeto al derecho del voto, liberar a los presos políticos y permitir el regreso de los exiliados”, agregó. Capriles, debe recordarse, era una de las figuras más moderadas de la coalición opositora. Su dureza actual explica en gran medida el agravamiento de la situación. Ramos Allup, a su vez, que se había mostrado ambiguo por la mañana, anoche aclaraba que su partido no participará del diálogo. De ahí la decisión de la Iglesia local de bajar el nivel de la charla. La dirigencia opositora había reclamado, además, que las conversaciones, de producirse, se hagan en público, con cámaras de teve y en Caracas.
La propuesta de diálogo avalada por el Vaticano nació con problemas debido, además, a que la Iglesia no tomó contacto con todo el arco opositor y muchos dirigentes se enteraron de casualidad y por la televisión. Asimismo, la tensión política se agravaba ayer después que el Legilstivo en manos de la oposición desde las parlamentarias del 6 de diciembre, votó un procesamiento “moral” del jefe de Estado por haber volteado el revocatorio y ausentarse del país sin permiso.
La decisión del Congreso no implica un juicio político porque no existe esa figura en la Constitución pero tiene fuerte peso político. Es por ello que Maduro ayer aprovechó el incidente para citar al Consejo de Defensa de la Nación y denunciar el “golpe parlamentario”. Maduro declaró que “he convocado sin falta (a Ramos Allup), no me puede faltar, que dé la cara, que venga aquí, va a ser tratado con decencia, con humanidad y le voy a estrechar la mano ”.
La respuesta de la oposición ha sido la de ratificar la marcha que se anuncia masiva para este miércoles denominada “Toma de Venezuela”. Habrá protestas en todo el país en demanda de que se levante la prohibición contra la recolección del 20%
Hoy la disidencia realiza una marcha nacional llamada “Toma de Venezuela”
de las firmas que habiliten el referendo revocatorio.
Por su lado el secretario ejecutivo de la Unidad Democrática, Jesús Chúo Torrealba, proclive a un diálogo con menos condiciones, hizo un llamado a la dirigencia disidente a actuar con “los niveles de responsabilidad” que demanda el “delicado momento” que vive la República. “El diálogo es un escenario más de la lucha, tal y como lo dice el comunicado de la MUD. En este momento hay escenarios fundamentales: la calle, que es el primero de todos, sin calle activada aquí no va a haber el logro de ese objetivo que es tener en Venezuela elecciones que nos permitan tener un gobierno decente, y el Parlamento”, indicó.
El régimen ha operado para evitar el referendo atento a su segura derrota debido a la inflación creciente, el desabastecimiento y la violencia callejera. Como el Ejecutivo controla al Poder Judicial y al Consejo Nacional Electoral, fue complicando el trámite de reunión de firmas hasta que decidió suspender la convocatoria apoyado en una denuncia realizada por gobernadores chavistas. Esa suspensión viola la Constitución y en ese sentido se pronunció ayer el Parlamento que debería reclamar la intervención del Supremo, cuestión que difícilmente ocurra. Lo burdo de la maniobra enfureció a la oposición, lo que complicó el panorama que el Vaticano intentó aliviar, aunque, como se ve, con poca suerte inicial.