Triunfo de Temer en Diputados: votan congelar el gasto público
La reforma para mantenerlo fijo por 20 años obtuvo 359 votos a favor y 116 en contra. Pasa al Senado.
El presidente Michel Temer consiguió lo que más ansiaba: que la Cámara de Diputados aprobara al anochecer de Brasilia el “texto base” de la reforma constitucional que habilita un congelamiento de gastos públicos por 20 años. Fue por 359 parlamentarios a favor (50 más que los necesarios) contra 116. Pero el Ejecutivo de Brasil no pudo evitar que el Legislativo ofreciera una nueva exhibición de profesionalismo menguante. La defensa del proyecto por parte del oficialismo, que mereció cuestionamientos de numerosas organizaciones profesionales y sociales, fuera más emocional que argumentado técnicamente.
Lo cierto es que en el Palacio del Planalto Temer aguardaba con una gran ansiedad. No por las consecuencias reales en la economía, sino por el impacto que un resultado negativo tendría en su gobernabilidad de los próximos meses. Un fracaso de la medida pondría en duda la capacidad del actual jefe del Ejecutivo para lanzar un formidable ajuste fiscal, que busca equilibrar la voluminosa deuda pública (cifrada en moneda nacional: el real).
Es que el principal escollo que encontraron los líderes del nuevo oficialismo legislativo fue la dificultad para reconocer que está en ciernes un golpe de gracia a las partidas presupuestarias destinadas a educación y salud. La explicación es sencilla: al ajustar el presupuesto nacional apenas por la inflación del año anterior desconoce el crecimiento poblacional que habrá en dos décadas. En un país que tiene hoy 206 millones de habitantes, eso significa una reducción presu-
puestaria en términos reales.
Para Temer y su equipo ministerial, ayer importaron otras cosas. Evitar, sobre todo, una derrota. En el análisis del Palacio del Planalto no había siquiera condiciones para dar algo más de tiempo a la discusión. Y se acudió, entonces, a la misma metodología aplicada el 11 de mayo en ese recinto para garantizar el impeachment contra Dilma Rousseff. Emergieron, de nuevo, discursos lindantes con el delirio. Fue el caso del diputado Paulo Magalhaes del estado de Bahía, que usó su tiempo para comparar la votación con un deporte del Nordeste brasileño llamado “vaquejada”. Explicó: “Dos vaqueros, a caballo, tienen que controlar un toro, y luego llevarlo a un cuadrado donde logran enlazarlo y derribarlo, para que quede patas arriba”. Y comparó: “Debemos ser como esos vaqueros para triunfar, por eso hay que aprobar la medida”.
Como si no fuera suficiente, la tribuna en el recinto de Diputados empezó a gritar consignas contra el proyecto de reforma constitucional. Eran estudiantes secundarios y universitarios que habían sido invitados por la propia Cámara Baja para asistir al debate. Lo que no imaginaron es que estos jóvenes se “darían vuelta” y comenzarían a gritar contra la medida. Quisieron sacarlos del recinto. Y mandaron, inclusive, a la policía judicial para hacerlo. Pero no les dio resultado. Los jóvenes, que presuntamente debían ser a favor de la reforma, no solo permanecieron en sus puestos sino que comenzaron a vocear indignados: “Fuera Temer!”. Sacarlos de allí, luego de invitarlos, hubiera mostrado una conducta “autoritaria” que intentaban ocultar.
En ese escenario turbado, diputados oficialistas, como Carlos Marum del Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB, de Temer), culparon a Rousseff, al ex presidente Lula da Silva, al PT y la nueva oposición, por la crisis que atraviesa Brasil. Si Temer tuviera expectativas como eventual candidato presidencial en 2018, le resultará difícil conseguir el respaldo social que tuvieron varios de sus antecesores en esa disputa.