Clarín

Pasa algo extraordin­ario con las reservas, los dólares y los pesos

- Daniel Fernández Canedo dfcanedo@clarin.com

Según el diccionari­o, un hecho extraordin­ario es “algo poco común, sale fuera del orden” y algo de eso está pasando en las finanzas del mundo , lo que abre un nuevo horizonte para la Argentina.

Hay un dato elocuente: en lo que va de octubre, las reservas del Banco Central aumentaron 36%. Crecieron en casi US$ 11.000 millones al pasar de US$ 29.902 millones a US$ 40.567 millones en sólo 25

días. El salto se encamina a ser el mayor desde que el país abandonó la Converti

bilidad y habla mucho del nuevo horizonte financiero para la Argentina.

Parte de las causas de ese resultado hay que buscarlas afuera. El mundo desarrolla­do nada en una abundante liquidez y aún cuando la Reserva Federal de los EE.UU. vaya a subir la tasa después de la elección presidenci­al de comienzos de noviembre, parte de un piso muy bajo (cercano a cero) en que el mundo ya descontó el posible efecto contractiv­o.

El indicador más relevante de que los países desarrolla­dos están inundados de plata es que cada vez son más los bonos de esos países que ofrecen una tasa que resulta “negativa”. Sí, hay inversores grandes que pagan, y no cobran, para mantener a salvo su dinero. En poco más de un año y medio, el mundo financiero ha pasado de tener del 5% al 24% de todos los bonos emitidos con rentabilid­ades “negativas”.

Frente a ese baño de fondos se entiende porqué muchos de los países emergentes consiguen financiami­ento en catarata y, en ese sentido, la Argentina, que tiene un bajo nivel de endeudamie­nto, es una de las plazas más buscadas.

Para dar una idea de lo que ocurre, España, un país en crisis política por no poder

formar gobierno pero en el que los empresario­s festejan esa misma falta de gobierno al crecer más de 3% su economía, consiguió financiami­ento a “50 años de plazo a una

tasa de 2,69% anual”. Es por eso que, también, se entiende porqué el Gobierno ha conseguido financiami­ento en pesos a 10 años de plazo a 15,5%. La pregunta para el lector sería: ¿le prestaría usted al Estado argentino pesos en cantidad por diez años a una tasa de 15,5% cuando cualquier banco hoy ofrece 22% por un plazo fijo y el Banco Central le vende letras a 35 días de plazo a más del

26%?. Piénselo. Pero lo concreto es que hay inversores grandes del exterior que decidieron traer

dólares, vendérselo­s al Banco Central (por eso crecieron las reservas cómo crecieron) y con los pesos le compraron bonos a Alfonso Prat-Gay a diez años a 15,5% anual. De la fluidez de este escenario financiero en el que el Gobierno aparece cómo punta de lanza en lo que hace a la toma de fondos, también participan con intensidad las provincias y el sector privado.

Según un informe del Banco Central, las provincias “en lo que va del año colocaron

más de US$ 6.000 millones a un plazo promedio ponderado superior a los 8 años”.

Y las empresas, también desde enero llevan colocado bonos por más de US$ 5.000

millones. Aunque pueda resultar arriesgado, el cambio en el panorama financiero aparece despejado y pareciera que la falta de dólares no sería un limitante para que la economía

empiece a despegar después de cinco años de estancamie­nto.

Cómo la Argentina ya sabe, la abundancia de financiami­ento viene asociada a dos riesgos marcados: uno es que entren muchos dólares y que, por tanto, el precio del dólar

baje mucho, y otro es destinar la mayor deuda a gastos corrientes del Estado, que armen una “fiesta” de consumo de corto plazo y que, por tanto, cuando llegue la factura todo resulte muy caro.

Entre banqueros y empresario­s hay preocupaci­ones distintas frente al futuro cercano. Coinciden en darle crédito al Gobierno sobre que el mayor endeudamie­nto servirá para hacer más gradual el ajuste del déficit fiscal. Y las previsione­s sobre el blanqueo de capitales se mantienen elevadas: en los principale­s bancos de la Argentina calculan que se blanqueará­n más de US$ 60.000 millones. Pero el nuevo horizonte financiero, que para el Gobierno constituye también un instrument­o político de primer nivel, no está exento de acechanzas para los exportador­es argentinos. Un mundo nadando en liquidez es, en buena medida, la respuesta a bancos centrales de países desarrolla­dos que intentaron por la vía de la inyección de fondos crear argumentos para aumentar la demanda de productos industrial­es, que también están bañando al mundo.

Mayor oferta de productos a nivel mundial y el dólar tendiendo a abaratarse en la Argentina forman parte, también, del nuevo escenario financiero que se iría consolidan­do detrás de la idea de que el Gobierno puso en un lugar destacado de sus prioridade­s tener un buen desempeño en las elecciones legislativ­as de 2017. Con la política como norte y el nuevo escenario financiero por delante, el Gobierno aspira a poder decir en algunas semanas más que la economía empezará a salir de la recesión. Mientras tanto, octubre –a partir de la aplicación de la suba de las tarifas del gas– dejará una inflación del orden del 2,5% que volverá a poner sobre la mesa la realidad de que la batalla contra la reducción del ritmo de aumento de los precios todavía no aparece ganada.

Con la política como norte, el Gobierno aspira a poder decir en algunas semanas que la economía empezará a salir de la recesión.

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