Clarín

Mohamed: “Acá en México no hacen falta las barras bravas para que haya espectácul­o en la tribuna”

El Turco se siente más reconocido allá que en nuestro país. “No se entiende que el fútbol argentino genere tanto y haya tantas deudas”, dice el técnico. En la charla con Clarín habló de Huracán, de su hijo fallecido y de Trump.

- Waldemar Iglesias wiglesias@clarin.com

Antonio Mohamed no habla como mexicano. Todavía se le nota Parque de los Patricios en la voz, en el modo de expresarse. Incluso aunque haya vivido la mitad de sus 46 años en la tierra de Pancho Villa y del Chavo. Pero hay otra verdad que él certifica: aunque sigue teniendo el alma de porteño de los barrios del sur, ya es un mexicano más. Lo cuenta ese pasaporte que obtuvo hace 14 años, pero sobre todo lo retrata cada día que camina por las calles de Monterrey o que va de visita a cada una de las ciudades en las que dejó su huella, como Tijuana o Neza o la inmensa Ciudad de México. “Este país significa buena parte mi vida. Hice de todo acá. Me quieren como a uno más de ellos. Es mi lugar. Soy un argentino adoptado por México”, le cuenta a Clarín el entrenador de los Rayados de Monterrey. Lo dice desde ese territorio en el que se respira fútbol y se ofrecen bellezas a cada paso. “Es el lugar donde más contento me sentí y me siento. Es hermoso, tengo mi casa, mi gente. Todo”, cuenta. -¿Y cómo te tratan a nivel país? -Soy mucho más reconocido en México que en la Argentina. Me doy cuenta cuando salgo a la calle. Si en Monterrey voy a caminar o a un shopping tengo que estar dispuesto a sacarme fotos, a charlar con la gente. Es el precio de ser una persona pública. Es parte de mi trabajo. Pero es lindo ese reconocimi­ento.

Su primer paso bajo cielo azteca lo dio en

Neza. Allí, se convirtió en superhéroe. Estuvo un lustro: “Llegué muy joven, con 23 años. No esperaba quedarme tanto tiempo ni que me fuera tan bien. Un equipo inolvidabl­e, de fútbol espectácul­o. Me abrieron las puertas de México. Y por eso tengo tanto cariño hacia ellos”. Luego recorrió -en su etapa como futbolista- casi todo México. La afinidad con Monterrey nació en aquellos días y se consolidó ahora, en esta última etapa. Le comenta a este diario el periodista Leandro Sánchez, autor del libro El Turco, una vida llena de pa

siones: “Mohamed es, no sólo para el fútbol sino para todo México, una estrella. Un personaje que excede los colores de cualquier camiseta y también el campo de juego...”

-Antonio: en términos de pasión, ¿se parece al fútbol argentino?

-Hay mucha pasión, pero no fanatismo. Se puede ir a la cancha tranquilo. La rivalidad es sólo deportiva. Desde Argentina exportamos jugadores y técnicos, pero por suerte no violencia. No hace falta la barra brava para que haya espectácul­o en la tribuna...

-¿Nunca te fueron a apretar?

-Jamás. Ni cerca. Y eso que la gente es muy exigente con el resultado y con el juego.

-Hubo otra ciudad relevante en tu camino: Tijuana. ¿Cómo fue aquello?

-Llegamos para salvar al equipo del descenso y salimos campeones. Y casi llegamos a semifinale­s de la Libertador­es. Nos quedamos afuera sin perder un partido, por un penal increíble (contra Altético Mineiro, luego campeón). Fue la experienci­a más linda que me tocó vivir en el fútbol.

-¿Por qué?

-Tijuana era completame­nte distinto a Monterrey. Los hinchas no eran de fútbol, preferían cruzar a Estados Unidos para ver béisbol. Y de a poco la gente se fue involucran­do con el equipo, a entender el juego. Y mirá ahora: juegan la temporada con todos los abonos vendidos.

-Fundaste la pasión...

-Yo no... Ese equipo. Cambió a la ciudad. Al final nos venían a ver cinco o seis mil personas desde Estados Unidos. Mucha gente de trabajo. Se venían el fin de semana. Incluso hasta se mejoró la seguridad a través del fútbol. Ahora, el Tijuana es un ícono de la ciudad, un motivo de orgullo.

-¿Y eso modificó la impresión que había de una ciudad asociada a la violencia y al narcotráfi­co?

-Antes había una mirada de Tijuana: la de una frontera caliente, siempre vinculada a todo eso. Ahora ya no es tan así. Y en eso mucho tuvo que ver el equipo. Yo estoy muy contento de haber sido parte de ese cambio.

-Hablando de fronteras, Donald Trump prometió, entre otras cosas, un muro para los mexicanos. ¿Cómo lo viven?

-Estamos todos en puntitas de pie. Porque no sabemos qué va a pasar. No queremos que cambien las cosas. Esperamos que siga todo igual. Pero habrá repercusio­nes...

-¿Hay miedo?

-Y sí, claro. Porque la llegada de Trump como presidente de Estados Unidos puede influir mucho en la economía de México. Y yo me siento un mexicano más en esta situación. Y la preocupaci­ón también es para Sudamérica, para todos. Por ejemplo acá, si van a poner más impuestos a las exportacio­nes se va a complicar. En Monterrey hay empresas automotric­es que hacen los autos con mano de obra local y los mandan a Estados Unidos. Y si eso se corta, va a generar desocupaci­ón. Hay mucha incertidum­bre...

-Dijiste que sos un mexicano más, ¿como entrenador también?

-Como técnico me siento más mexicano que argentino... Es más: creo que tengo más posibilida­des de dirigir a la Selección de México que a la de la Argentina. Pero ojo, también me gustaría volver a dirigir allá...

-¿Cuál es tu mirada de este fútbol argentino en días de crisis?

-Es un lugar muy difícil para trabajar. Nunca sabes ni cuándo vas a jugar. El calendario se resuelve dos días antes. Tenés que hacer algo previsible. Que se respeten los días de partido, las fechas de pago. Algo normal. No se entiende que genere tanto y haya tantas deudas. No hay claridad. No hay seriedad.

-Este año se cumplió una década del fallecimie­nto de tu hijo: ¿cómo es la vida sin Faryd?

-Desde que falleció mi hijo, mi vida cambió para siempre. El tiempo va acomodando todo. Pero la angustia aparece en algún momento, por supuesto. Es un dolor que nunca termina. Toda la persona que pierde un ser querido sabe: cuando se muere tu viejo estás unos años triste, pero después lo recordás con una sonrisa, cuando te viene a la cabeza las cosas que compartías con él. Con tu hijo eso no pasa. Es distinto. Es lo único que no tiene nombre. Por eso todavía no lo pude recordar con una sonrisa. Ese día voy a volver a ser feliz del todo. Pienso que cuando tenga un nieto quizá se dé ese clic para dar el paso... Para sonreír de nuevo.

 ?? AFP ?? Una vida intensa. Antonio llegó a México a los 23 años. Hoy tiene 46 y una carrera como DT difícil de imaginar por su pasado de jugador rebelde y sin prejuicios.
AFP Una vida intensa. Antonio llegó a México a los 23 años. Hoy tiene 46 y una carrera como DT difícil de imaginar por su pasado de jugador rebelde y sin prejuicios.
 ?? AP ?? Campeón con América. Apertura 2014 de la liga mexicana, después se fue peleado con la dirigencia.
AP Campeón con América. Apertura 2014 de la liga mexicana, después se fue peleado con la dirigencia.
 ??  ?? Huracán, su casa. Recuerdo de jugador. Quiere volver como presidente.
Huracán, su casa. Recuerdo de jugador. Quiere volver como presidente.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina