Open House
100 edificios porteños para visitar y conocer
En la casa de Ignacio hoy entrarán extraños. Caminarán por su terraza, espiarán los libros de Foucault y Bauman que tiene en una biblioteca infinita, desearán su pileta y admirarán la vista palermitana desde el balcón aterrazado de su habitación. No es una invasión, si no la cuarta edición del festival de arquitectura Open
House, que cada año abre al público viviendas, hoteles, palacios y edificios emblemáticos porteños. Esta vez, unas 30 mil personas se inscribieron para visitar entre ayer y hoy
un centenar de espacios urbanos que ayudan a redescubrir esa misteriosa Buenos Aires que alguna vez describió Mujica Láinez.
Los recorridos se armaron de acuerdo a cada visitante: hay quienes conocieron una nueva faceta de clá-
sicos, como el teatro Gran Rex y el Colón, otros subieron a la cúpula del Palacio Barolo, entraron a la nueva sede del Gobierno de la Ciudad o eli
gieron la Torre Espacial del antiguo Parque de la Ciudad, uno de los 18 lugares que se sumaron este año.
El edificio Sens Ravignani, en el co
razón de Palermo, es otra de las novedades. Su construcción estuvo a cargo del Estudio ATV. “Les vamos a contar en qué piensa un arquitecto cuando hace un edificio”, adelanta Federico Azubel, uno de los que proyectó la estructura, antes de entrar a los departamentos de Ravignani 2015. Y amplía, mientras el grupo se mueve por los pasillos: “La idea de todo el edificio es desafiar los límites. Jugamos con la continuidad de los espacios: quienes viven acá se preguntan adónde termina su casa”. Los visitan
tes se sacan fotos en la cocina, en el balcón, rodeados de estructuras de hormigón y espacios vidriados, y disfrutan los minutos de poder vivir un rato en casas ajenas.
Cada año, el cupo para visitar los espacios se agota más rápido. “Ampliamos los inscriptos, pero igual se terminan enseguida. De todas formas, hay lugares donde no hace falta anotarse . La propuesta es recorrer y se puede hacer caminando, en bicicleta y hay un circuito especial para sacar fotos”, explicó Santiago Chibán, integrante de la asociación civil Cohabitar Urbano, que organiza la iniciativa. Uno de los que esta vez tuvo mayor demanda fue el Banco Hipoteca
rio Nacional (ex de Londres): “Conseguí inscribirme y a la media hora ya no había lugar. Estoy contento porque no quería esperar un año de nuevo”, contó Luciano mientras entraba en la obra que Clorindo Testa ideó sobre Reconquista al 100.
La terraza del edificio de renta Bencich, diez pisos arriba de Diagonal Norte 615, aparece en medio de dos cúpulas. Para la época, la dupla era vanguardista. Según explica Juan, el guía, el Código Urbano no lo
permitía. La propuesta en este clásico, construido en 11 meses de 1927, es agudizar la vista. “De este lado se ve el Obelisco, ¡mirá!”, comenta una joven estudiante de arquitectura. Algunos agitan los brazos y saludan de lejos a los visitantes de otra obra con
firma Bencich, enfrentada, sobre Diagonal Norte 616. “Los hermanos Massimiliano y Miguel Bencich llegaron desde Trieste, Italia, con lo puesto. Lo primero que hicieron fue la obra de ampliación de las cloacas de la Ciudad. Llegaron a construir 110 edificios en el país”, agrega Juan. Además de pisos con oficinas en el espacio principal, en una de las cúpulas funcionan los Estudios Caracol: salas para fotos y filmaciones.
Para los fanáticos de las alturas, otras vistas aéreas disponibles fueron la del mirador de la Galería Güe
mes y la Galería, en Florida 165; y la del edificio Somisa, en Presidente Roca 782, sede de la Jefatura de Gabinete de la Nación. “El Somisa fue un emblema en su momento, en 1977, porque allí se levantó esa empresa metalúrgica con la idea de mostrar desde la construcción del edificio lo que hacían. Es el primero soldado en acero en el país”, describe Evelyn Kopacz, una de las voluntarias que guía la recorrida. Después de conocer 2 de sus 8 subsuelos, llega el momento en altura: la subida al helipuerto, hoy en desuso, sobre el piso diez. Pocos minutos después hay que bajar. Dura
poco, reclaman los visitantes. El tiempo para espiar espacios urbanos parece nunca alcanzar. Habrá que esperar una nueva edición de Open House.