El desgaste del Gobierno se hace sentir
El 10 de diciembre se cumple un año del gobierno de Cambiemos. Un gobierno que comenzó con altas expectativas, al menos para una parte de la población. En enero, el Presidente empezaba su gestión con una apro- bación del 78%. A un año de gobierno, la aprobación es de 51% (con 42% de desaprobación). Si bien tan solo un 19% considera que la situación económica es buena, las expectativas futuras positivas están alrededor del 45%. Lógico. A un año de gobierno, el desgaste se hace sentir.
Entre la Universidad de San Andrés e Ipsos Public Affairs venimos midiendo diferentes aspectos de la sa- tisfacción política bajo el ISPI (Indicadores de satisfacción política institucional). Para ello utilizamos una escala de 1 a 10, donde 10 representa el valor máximo. Habitualmente utilizamos el promedio de las calificaciones, pero en esta ocasión hemos aplicado un método diferente. Se trata del Indice de Satisfacción Ponderada de Ipsos (también ISPI) que transforma un promedio en un valor ponderado de 0 a 100. De este modo, la satisfacción general ponderada alcanza 43,3 puntos, la del Ejecutivo 38,4, ambas por encima del Congreso (35,9) y del Poder Judicial (32,2). La satisfacción general ha aumentado relativamente desde mayo (cuando lanzamos el ISPI), mientras que la satisfacción con los poderes del Estado ha caído, y de manera muy pronunciada en el caso del Judicial.
Más allá de la satisfacción general global, la satisfacción con diferentes políticas públicas varía. La población está relativamente más satisfecha con Turismo (45,8), Relaciones Exteriores (44,5), Ciencia y Tecnología (44,1), que con Seguridad (30,2), Justicia (31,5) o empleo (32,4). Salvo variaciones estacionarias (como la caída en energía durante el aumento de tarifas), en general el ranking de políticas públicas se mantiene estable.
Considerando que el índice de satisfacción puede arrojar valores comprendidos entre 0 y 100, los resultados que hemos obtenido hasta ahora indican que los niveles de satisfacción en general y en particular, son
bajos. Es cierto que en materia de política hay una valoración negativa global por parte de la sociedad y que este gobierno llegó con altas expectativas. No obstante, hay insatisfacción. Al respecto, en una reciente entrevista, el Presidente se autocalificó con un 8. En nuestras mediciones, la calificación promedio de la satisfacción con el Ejecutivo fue de 4,5. Obviamente, entre quienes lo votaron la calificación fue mejor (5,2) respecto de la que le asignaron sus opositores (3,2), pero en ambos casos muy por debajo de la del presidente.