Clarín

Hoy, al amanecer, los restos de Fidel serán depositado­s junto a los del patriota Martí

El cortejo recorrió mil kilómetros a lo largo de la isla, y bordeó la simbólica Sierra Maestra, escenario de la revolución. Los restos serán colocados en el cementerio de Santiago de Cuba.

- SANTIAGO DE CUBA. EFE, AP, DPA Y AFP

La caravana con las cenizas del ex líder cubano Fidel Castro, quien murió el viernes de la semana pasada a los 90 años, llegó ayer a Santiago de Cuba después de bordear la simbólica Sierra Maestra, escenario donde se gestó la revolución, y de atravesar una decena de pueblos a lo largo de mil kilómetros de emotivo recorrido.

Anoche los habitantes de Santiago despidiero­n a Fidel en un acto multitudin­ario, preámbulo de la ceremonia prevista para hoy temprano, despues de salir el sol, en el histórico cementerio de Santa Ifigenia donde las cenizas serán colocadas junto a los restos del patriota José Martí.

El cortejo fúnebre, que siguió en sentido inverso el camino de la “Caravana de la Libertad” de 1959, entró a la capital oriental por la localidad de El Cobre, donde se encuentra la imagen de la Virgen de la Caridad, protectora de los luchadores por la independen­cia en la isla.

A ambos lados de la Carretera Central los habitantes de Santiago recibieron conmovidos la urna de cedro cubierta con la bandera cubana. Ríos de gente emocionada acompañó el paso de la procesión que partió el miércoles de La Habana.

En esta emblemátic­a ciudad se repitió el mismo escenario vivido a lo largo de los cuatro días que duró el trayecto: la gente vivaba a su líder, mostraba su imagen en pancartas y ondeaba banderas cubanas. “Yo soy Fidel”, fue la consigna central.

En La Habana, Matanzas, Cárdenas, Cienfuegos, Santa Clara, Sancti Spíritus, Camagüey, Las Tunas, Holguín, Bayamo, cientos de miles de personas se dieron cita al borde de las rutas para ver pasar las cenizas de su líder. La mayoría juró continuar el legado socialista de quien moldeó el destino del país y desafió a la superpoten­cia estadounid­ense durante medio siglo. La disidencia, muy dispersa, evitó manifestar­se.

En Santiago, el público también llevaba banderas rojinegras del Movimiento 26 de Julio, grupo rebelde comandado por Fidel que tuvo una fuerte presencia en la ciudad durante los tres años que duró la lucha, y que terminaría en enero de 1959 con el triunfo de la Revolución Cubana.

“Yo estaba en la Sierra con él. Me puso las manos aquí y me puso mi nombre de guerra”, dice Niria Rosales, una ex combatient­e de 77 años que lleva una medalla en el pecho y un brazalete del movimiento rebelde 26 de Julio. A su lado, Margarita Aguilera, de 54 años, defiende la figura de su líder. “Ha sido el padre de todos los cubanos y de todos los desam- parados del mundo. Sabremos ocuparnos de él y montar la guardia como es debido”, afirma con orgullo .

Nombrada “Ciudad Héroe” por el Gobierno cubano, Santiago fue escenario de cruentos enfrentami­entos entre guerriller­os que combatían al dictador Fulgencio Batista, además de ser uno de los puntos más importante­s de apoyo al "Ejército Rebelde" de Fidel, por su cercanía a la Sierra Maestra, base de los milicianos.

Santiago también está muy ligada a la trayectori­a de Castro porque allí está el cuartel Moncada, cuyo ataque fallido marca el inicio de la insurrecci­ón liderada por Castro y donde ofreció su ahora famoso alegato de defensa conocido como “La historia me absolverá”.

Anoche se llevó la urna a la plaza Antonio Maceo, donde se realizó un último acto de despedida, con la presencia de delegacion­es internacio­nales y el discurso del actual presidente cubano, Raúl Castro.

Hoy está previsto que la urna recorra por última vez la ciudad y en una ceremonia íntima a la que no tienen acceso a los medios. Luego será inhumada en el cementerio Santa Ifigenia, necrópolis de próceres y mártires, donde descansará junto al héroe nacional cubano, José Martí.

Santa Ifigenia es conocida por ser la necrópolis de los próceres y mártires cubanos. Allí se construyó un mausoleo para Fidel, muy cerca del de Martí, del que el líder revolucion­ariio siempre se confesó ferviente seguidor.

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Un grupo de jóvenes estudiante­s cubanos se pintan el rostro con el nombre de Fidel Castro, en el último día de los actos tras la muerte del fundador de la revolución.
Adhesión. Un grupo de jóvenes estudiante­s cubanos se pintan el rostro con el nombre de Fidel Castro, en el último día de los actos tras la muerte del fundador de la revolución.

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