Clarín

San Martín íntimo: intrigas y secretos de los días previos a la hazaña de los Andes

Bicentenar­io del Cruce de los Andes. Desde hoy y hasta el 28 de enero Cuyo celebra la epopeya de la travesía. Cómo llegó San Martín a Mendoza y cómo se preparó.

- Roxana Badaloni mendoza@clarin.com

Un ejército de 5.000 hombres cruzó la Cordillera. San Martín se apropió de 700 esclavos para formar la infantería. Y creó impuestos.

San Martín decía que los criollos e indígenas no eran tan efectivos como los esclavos para la infantería” Tuvo detractore­s a su fuerte presión fiscal para llevar adelante la organizaci­ón del Ejército”

Desde este fin de semana y hasta el 29 de enero, Cuyo celebrará el Bicentenar­io del Cruce de los Andes, un ejercicio de inteligenc­ia militar considerad­o una de las mayores hazañas mundiales. Son apasionant­es los detalles de cómo fue la llegada de José de San Martín en 1814 a Mendoza, qué internas tuvo que sortear y cuándo empezó a planear su travesía del cruce de la cordillera con su ejército de 5 mil hombres, para liberar a Chile de las fuerzas españolas y seguir la campaña hacia Perú.

La historiado­ra mendocina Beatriz Bragoni, autora del libro De soldado del Rey a héroe de la Nación, recuerda que hasta 1812 San Martín integró el ejército realista, era un soldado del Rey de España, que la llevó a enfrentars­e con la Francia de Napoleón. “A medida que la guerra en España tiene contratiem­pos y los obliga a aliarse con los ingleses, esto lo convence a San Martín de retornar a América”, explica. Y destaca que fue central “el ingreso de San Martín en la Logia de los Caballeros Racionales, una sociedad secreta entre americanos que circulaban por Londres, donde las ideas liberales eran difundidas y estaban a favor de la independen­cia”.

Bragoni dice que San Martín no desertó del ejército realista. Pidió permiso para viajar a América y para seguir teniendo el beneficio del fuero. “Cuando San Martín llega a Buenos Aires desde Londres, hace nuevamente el juramento de la Logia por la Independen­cia de América, y se surte de informació­n estratégic­a para diseñar la planimetrí­a, los cálculos y la estrategia militar de la invasión a Chile”, dice la historiado­ra. Es entonces donde toma fuerza la teoría documentad­a del escritor y político radical Rodolfo Terragno, de que los ingleses habían planeado invadir Chile por la cordillera desde antes del histórico Cruce.

Terragno rescató en los archivos ingleses, el informe Maitland. “En el castillo Melville, encontré un índice de

documentos que había hecho un curador y uno de esos decía: Plan para capturar Buenos Aires y Chile y luego eman

cipar Perú y Quito, pero después el plan se centraba en el Perú. Pedí el documento, pero no estaba ahí. Lo tenía una mujer, una descendien­te, que vi- vía en una pequeña ciudad de Escocia, me vinculé a ella y logré el permiso para que me mostraran el documento”. De allí surge el libro de Terragno Maitland & San Martín y su teoría de que “el plan no era de San Martín, sino que el plan era de Thomas Maitland, y Lord Melville se lo había presentado al gobierno de William Pitt, a principios del año 1800. Era un plan para invadir la España enemiga”, contó el autor durante la presentaci­ón de su libro en Mendoza.

Aparece la obsesión de San Martín por gobernar Mendoza. Terragno opina: “Es sugestivo que él, que no conocía el país, haya pedido venir a Cuyo. Uno podría decir que sabía que era el lugar para establecer­se, más accesible para pasar a Chile”.

Tanto Terragno como Bragoni no le quitan mérito a la hazaña de San Martín: “Fue realmente una epopeya cruzar la cordillera con fines militares, pero toda la logística ya estaba planeada y calculada”, dice la historiado­ra mendocina. Los pasos y cruces de la cordillera de Los Andes hacia Chile son anteriores a la Conquista.

Era una práctica de los incas y a menudo los comerciant­es y arrieros, que cruzaban a una lado y otro de la imponente cordillera.

A los 36 años, San Martín pidió venir a Mendoza. Fue muy insistente con el director Posadas que lo nombraran al frente de la Gobernació­n intendenci­a de Cuyo.

San Martín tuvo internas locales. Primero por haber sido designado por Buenos Aires y no por el pueblo de Mendoza. “El sistema político que regía a las provincias del Río de la Plata era un sistema de unidad. San Martín tenía una concepción de poder centraliza­da, en contra del federalism­o. Tampoco era un republican­o convencido, sino un monárquico constituci­onal. Creía que esa era la fórmula política adecuada para gobernar los poderes independie­ntes en América”, dice Bragoni.

Tuvo resistenci­as de algunos personajes influyente­s de la sociedad mendocina como Pedro Molina, que rechazó y desconfió de San Martín. Y sobre todo, tuvo detractore­s a su fuerte presión fiscal para llevar adelante la organizaci­ón del Ejército. En Cuyo, San Martín aumentó los impuestos, ejecutó contribuci­ones extraordin­arias contra las clases propietari­as, se apropió de 700 esclavos que eran de los capitalist­as y creó impuestos al consu

mo popular, como la carne. Los esclavos negros, afrodescen­dientes, integraron las filas de la infantería. “San Martín rescató el papel de los esclavos. Decía que los criollos y los indígenas no eran tan efectivos para la Infantería”, recuerda la historiado­ra.

A pesar de las divisiones políticas para encarar la independen­cia, la sincronía de acciones permitió la simultanei­dad del cruce. San Martín no conocía la cordillera y para él era una experienci­a inédita. Ante la zozobra de cruzar con el Ejército la cordillera, fue sensible y perceptivo al conocimien­to de los cuyanos, los topógrafos y los arrieros, lo guiaron hacia su epopeya.

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Paso a paso.

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