Clarín

“¡Con mi mamá, no!”, el grito del chico que vio el crimen de su madre

La víctima era maestra de chicos discapacit­ados en una escuela de Caballito. Había enviudado hace dos años y tenía otro hijo varón. Los ladrones cometieron otros tres asaltos.

- Natalia Iocco niocco@clarin.com Informe: Nahuel Gallotta

Era maestra y recibió un balazo en una entradera. El hijo tiene 16 años.

Ella siempre me ayudó mucho en todo, me dio su apoyo cada vez que la necesité”. Yésica Sosa EX ALUMNA DE JUDITH VIVIANI

Hace más de 22 años que Judith Sandra Viviani (52) era docente de alumnos discapacit­ados en el Instituto Enrique Próvolo, de Caballito. Cientos de chicos pasaron por su aulas y ayer invadieron las redes sociales con anécdotas, recuerdos, agradecimi­en- tos y mensajes de aliento para su familia, después de que se conociera su brutal muerte. Es que a Judith la asesinaron de un balazo en la nuca en un intento de asalto frente a su casa de Haedo. Hay tres sospechoso­s detenidos por el crimen y creen que esa noche cometieron otros tres robos en la zona.

La docente había ido a buscar a su hijo menor, Agustín (16), a una fiesta. Alrededor de la 1.45 de la madrugada del sábado, al detenerse en la puerta de su casa de Directorio al 500, fueron sorprendid­os por tres ladrones armados que llegaron al lugar en un Citroën C3 negro. Ella alcanzó a gritarle a su hijo para que corriera y se refugiara adentro. Forcejeó con los asaltantes, no se sabe si para resistir-

se al robo de su Renault Duster o si para impedir que entraran a su casa. El resultado fue fatal: le dispararon en la nuca y escaparon sin llevarse nada. “¡Con mi mamá no!”, fue el grito de

sesperado de su hijo que los vecinos escucharon en medio del asalto. Cuando sonó el disparo corrieron a asistir a la mujer. Ya estaba muerta.

Por el homicidio detuvieron a tres sospechoso­s: una mujer de 20 años y dos varones, de 20 y 24. El fiscal Fernando Capello, de la UFI N°2 de Morón, cree que esa noche esta banda cometió otros tres asaltos: en el primero la víctima fue el fiscal Eduardo Castelli, en Ramos Mejía, cuando salía de comer con su pareja y amigos. Después intentaron sacarle el auto a un comisario en Villa Sarmiento, pero éste logró evadirlos. Como no pudieron con él, intentaron robarle a Viviani en la puerta de su casa. Tras matar a sangre fría a la docente, el fiscal Capello cree que huyeron unas 20 cuadras, hasta la esquina de Emilio Mitre y Chassainge, en Villa Sarmiento, y le robaron el Volkswagen New Beetle a un joven de 24 años. En ese auto estaban escapando cuando los atraparon en Ciudadela.

Ahora esperan la rueda de reconocimi­ento para terminar de confirmar que son los responsabl­es de esta seguidilla de hechos. Los conectaron por el horario y el coche que usaban.

Según contaron a Clarín los vecinos de Judith, el barrio se convirtió en uno de los “preferidos” de los asaltantes para cometer entraderas vio-

lentas y robarse autos, porque usan la avenida Gaona como vía de esca

pe. En la mayoría de los casos los ladrones están armados y aprovechan la poca circulació­n de las calles internas para poder actuar. Los vecinos advierten que en la comisaría de Haedo los desalienta­n a realizar las denuncias, por lo que muchos desisten de hacerlas.

“A una de cada tres familias de esta cuadra le robaron el auto o en la

casa en el último tiempo”, calculan en el barrio, cansados de ser foco de los delitos. A 20 cuadras de donde mataron a Viviani, en octubre, ya habían asesinado a Miriam Coppolillo, una mujer que salía a cenar con su familia para festejar el cumpleaños de su marido veterinari­o, en El Palomar.

Son cuadras de chalés grandes y de casas bajas. La de Viviani es una de las más modestas de los alrededore­s, pero eso no impidió que la eligieran como blanco del robo.

Los vecinos le pidieron a la Municipali­dad que pode los árboles y que coloque más luminarias para que así

Era una excelente persona y una gran madre. Es inexplicab­le lo que pasó”. Roberto AMIGO DE JUDITH VIVIANI

puedan sentirse más seguros. “Nos dijeron que tienen 200 para poner, pero que no cuentan con presupuest­o”, denunciaro­n.

“Judith era una muy buena persona, muy simpática. Hablábamos en lenguaje de señas y era muy cómica, siempre me hacía reír. Ella siempre me ayudó mucho en todo, me dio su apoyo cada vez que la necesité. La quiero y la voy a extrañar muchísimo”, le contó Yésica Sosa, una ex alumna, a Clarín.

En el Próvolo sus colegas docentes estaban conmociona­das por su muerte y suspendier­on el inicio de clases -decretaron dos días de dueloal conocerse la noticia. Hacía 22 años que enseñaba a chicos con con discapacid­ades auditivas y trastornos del lenguaje. Allí todos la recuerdan como muy “alegre” y “cariñosa”.

Roberto, amigo de Judith, dijo entre lágrimas: “Era una excelente persona y una gran madre. Lo único que puedo decir de ella es que era buenísima. Es inexplicab­le lo que pasó”.

Hace poco más de dos años que Jorge Pedroso, el marido de Judith, había fallecido de un infarto. Junto a él tuvo a sus hijos Sebastián (19) y Agustín (16), a quien acompañarí­a a su viaje de egresados con otras mamás del colegio. Su esposo tenía otra hija más grande, pero la joven vivía con su madre, aunque tenían un vínculo cercano.

“Judith querida....Que tengas paz. Vamos a estar muy cerca de tus hijos. Y pediremos justicia, aunque el dolor no se aliviane”, lamentó Verónica, amiga de la docente, en Facebook.

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FACEBOOK Víctima. Judith Viviani (52), en un viaje del invierno pasado al sur del país. Era docente en una escuela de Caballito desde hacía 22 años.
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Lugar. La casa de Directorio al 500.
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GERMAN GARCIA ADRASTI Allí vivía la maestra, en Haedo, partido de Morón.

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