Plan fallido
En el sector privado hablan de un desplome de hasta el 30%. El Gobierno sostiene que a lo sumo fue del 10%.
El promocionado “Precios transparentes” no parece estar logrando los objetivos para los que fue implementado. Los precios al contado bajaron muy poco, y cayeron las ventas con tarjeta. Piensan correcciones.
El fin de las promociones para comprar en “cuotas sin intereses”, sepultadas por la normativa conocida como “precios transparentes”, se volvió un
bumeran para el Gobierno. Durante febrero, las ventas con tarjeta de crédito se habrían desplomadohasta un 30% en relación a febrero del año pasado, según estimaciones de las compañías que administran los plásticos. En el Gobierno niegan rotundamente tal desplome del consumo, y aceptan que el retroceso, a lo sumo, fue
del 10%. Todo en términos reales, es decir, contemplando una inflación acumulada del 35% febrero 2017 contra febrero de 2016.
Gobierno y empresarios coinciden: la caída fue marcada en ventas en
cuotas, que fueron reemplazadas por operaciones en un solo pago, tanto con crédito como con débito.
El freno fue abrupto: el volumen total de transacciones de las principales tarjetas venía creciendo desde hacía varios meses a un ritmo de 4 o 5 puntos porcentuales por encima de la inflación, pero el mes pasado cambió todo. “Si la inflación anual fue 35%, nosotros deberíamos haber crecido al menos 40%, pero la realidad es que tuvimos un crecimiento nominal de solo 10 o 15%” dijo un alto ejecutivo de uno de las más importantes tarjetas del mercado local. En otra de las líderes coincidían: “Hubo un desplome en indumentaria, calzado y electrodomésticos”, justamente los rubros que captaban el mayor porcentaje de operaciones en cuotas.
Los números de las principales tarjetas se complementan con un informe que difundió la consultora Increa
se, que limitó su comparación a las operaciones de los dos primeres meses de este año. Dicho trabajo, que tomó como fuente la información que procesaron 5.000 terminales pos instalados en comercios de diversos rubros, concluyó que en febrero las ventas pagadas con tarjeta de débito y crédito cayeron 30% respecto a enero. Con todo, Sebastián Cadenas, CEO de Increase reconoció ante Clarín que la comparación “no es justa” porque no toma en cuenta la estacionalidad, y además, febrero tiene tres días menos que enero”
Las cifras difundidas por Increase motivaron llamados telefónicos entre ejecutivos de grandes cadenas de electrodomésticos y el ministerio de
la Producción. Los comerciantes llevaron tranquilidad en que la caída de la facturación no habría sido tan dramática.
Así y todo, en una importante cadena de electrodomésticos reconocieron que las ventas con tarjeta cayeron en el último mes. “En algunos electrodoméstico se achicó a la mitad”, explicaron. “Pero es solo un cambio en la modalidad de pago, porque crecieron exponencialmente las ventas de contado porque la gente percibe la diferencia de precio que hoy implica pagar en una cuota.
Los precios de contado, según la fuente, bajaron entre un 5 y un 18 por ciento.
Sobre el plan de 50 cuotas con interés que ofrecen los bancos públicos dijo que “no funciona”. “Es un plazo muy largo y el interés alto. La gente ya no mira si puede pagar la cuota mensual sino si le conviene o no pagar de contado”.
Que la venta con tarjetas no venía bien lo admitió el propio Gobierno. Días atrás, el ministro de Producción, Francisco Cabrera, reconoció públi-
camente que los precios no habían bajado o si lo hicieron, fue en un porcentaje “menor de lo que esperaban” y también reconoció que hubo una caída del consumo. También aceptó la caída de operaciones con los planes oficiales Ahora 12 y Ahora 18.
En su momento, Cabrera lo adjudicó a que “se rompió la magia y el autoengaño de que con las cuotas no se cobraba interés”.
Como se recordará, el Gobierno prohibió las llamadas “cuotas sin intereses” aduciendo que en realidad los intereses estaban metidos dentro del precio del producto, y que en ese caso quien quería optar por pagar al contado -y ahorrarse el pago de intereses- no podía hacerlo.
Pero hacia adelante, los funcionarios confian en que el panorama mejorará. Los jubilados y quienes cobran planes sociales van a ver una mejora real de ingresos del 10 u 11%.
Cuando se cierren las paritarias, ocurrirá lo mismo con los asalariados. Y esperan, además, que la gente se acostumbre a los precios transparentes.