Clarín

Denuncian apremios ilegales en una unidad de inteligenc­ia del Ejército

- Un agente civil de la fuerza acusa a un coronel de golpes y amenazas, tras un robo de equipos sofisticad­os. Claudio Savoia csavoia@clarin.com

Privación ilegítima de la libertad, apremios ilegales, amenazas, abuso de autoridad e incuplimie­nto de los deberes del funcionari­o público: una enumeració­n de delitos estremeced­ora, por los cuales uno de sus subordinad­os denunció ante la justicia federal al Jefe del Batallón Apoyo de Inteligenc­ia del Ejército, con asiento en Campo de Mayo, coronel Carlos Augusto César Verón.

El denunciant­e -un Personal Civil de Inteligenc­ia (PCI) al que llamaremos “Tomás”, aunque en la denuncia judicial constan sus datos reales- asegura que todo comenzó el 20 de diciembre pasado, con el descubrimi­ento del robo de seis costosos equipo de comunicaci­ones Harris

RF 5800, cuyo valor superaría los 100.000 dólares y que en el mercado negro son muy buscados por las bandas narcotrafi­cantes.

Comprobada la desaparici­ón de las radios -siempre según la denunciase presentó el coronel Claudio Ga

llardo, entonces jefe de la Agrupación de Inteligenc­ia de Campo de Mayo y ahora Director General de Inteligenc­ia del Ejército. Durante ese día se realizó una discreta pero intensa pesquisa sumaria, con la declaració­n de todas las personas que habían accedido al depósito de materiales.

A las 2.30 de la madrugada, ya lejos de las actas y las formalidad­es, “hubo un encuentro en el despacho de Verón, quien me empezó a gritar de una forma muy violenta”, dice a Cla

rín “Tomás”, quien junto con sus compañeros fue liberado a las 14 del 21 de diciembre. Era una pausa. Al día siguiente, a las 10, todo el personal de la unidad -unas setenta personas- fue convocado a una reunión, en la que Verón “a los gritos, dijo que iba a encontrar al responsabl­e del faltante”.

Según la denuncia judicial de “Tomás”, Verón habría hablado allí que había dos responsabl­es de lo sucedi- do, y señaló al capitán Alejandro Longo. “Yo recordé los gritos de la madrugada anterior, y entendí que el otro acusado era yo”, dice el PCI a este diario. El pálpito era justificad­o. Después del mediodía, bajo una inusual custodia de personal de inteligenc­ia uniformado para el combate, a “Tomás” le pidieron su celular y lo escoltaron hasta la enfermería. “Creí que llegaría al justicia y nos llevarían detenidos a declarar, pero no. Más que detenido yo era un prisionero”. No estaba solo, otros cinco PCI compartían su limbo en distintas salas de la unidad militar.

Custodiado hasta para ir al baño - ”no vaya a ser cosa que te escapes por la ventana”, le aclararon-, “Tomás” siguió virtualmen­te preso en la enfermería, hasta que horas despúes lo llevaron al despacho del jefe de la unidad, donde estaban Verón, Gallardo y el PCI abogado Julio Losardi. “El capitán Longo confesó, y se recuperaro­n cuatro de los seis equipos Harris”, le dijo Gallardo. “¿Dónde están los dos que faltan? Sabemos que fuiste vos”. Ante la negativa a confesar un delito que no había cometido - siempre según la denuncia- y otra vez

en la enfermería, tomó la palabra el coronel Verón: “Sos un hijo de puta. Sos un traidor. Sos un cagón”. Y más tarde, ya de noche, en la enfermería y a solas: “te voy a llevar al río y te voy a convertir en un NN”; “te voy a golpear tanto que tu hija no te va a reconocer”; y “yo ya maté a dos”. “Tomás” no quería ser el tercero. “El coronel se me abalanzó y me agarró del cue

llo con ambas manos” , dice la denuncia. Después, más reuniones y aprietes, sin que “Tomás” admitiera ser ladrón. Era de madrugada cuando lo liberaron “A las 7 de la mañana estate acá”, le dijeron. Acá no pasó nada.

La denuncia -que desde el viernes está en los escritorio­s del juez Sebastián Casanello y el fiscal Franco Picardi- incluye documentac­ión y propone decenas de medidas de prueba.

Consultada­s por Clarín, altas fuentes del Ejército deslizaron que el episodio podría vincularse con “una interna entre Gallardo y el actual jefe del arma, general Diego Suñer” y también con “viejas pujsa milanistas”, pero afirmaron que “le dimos a Gallardo la directiva de que se ponga al servicio de la ley. Y si alguien incurrió en algún exceso, se pagará. No hay ningún tipo de protección para nadie”.

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DAVID FERNÁNDEZ. General. Diego Luis Suñer, actual jefe del Ejército.

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