Clarín

Holanda vota en una elección clave que puede cambiar el mapa político de Europa

El primer ministro Mark Rutte va por un nuevo mandato. Y el xenófobo Geert Wilders busca dar la sorpresa y sacudir a un continente en donde la ultraderec­ha va ganando terreno.

- BRUSELAS. ESPECIAL Idafe Martín elmundo@clarin.com

Los holandeses están llamados hoy a las urnas para frenar el avance de la ultraderec­ha y aislar al Partido de la Libertad del xenófobo Geert Wilders. En una campaña marcada por

sus declaracio­nes racistas y por la crisis diplomátic­a entre Holanda y Turquía, el partido de Wilders ha ido cayendo en los sondeos hasta perder pie en los publicados ayer.

Los últimos sondeos ponen a su formación –que hace semanas parecía que iba a ganar- entre la tercera y la quinta posición con un 14% del vo- to que le daría un mínimo de 16 y un máximo de 20 diputados en un parlamento de 150. En diciembre los sondeos le daban más de 30 diputados. Pero en un contexto tan cambiante, los analistas son más cuidadosos que los encuestado­res.

La amenaza –siempre exageradad­e un primer ministro ultraderec­his-

ta en Holanda parece desvanecer­se y el globo de Wilders podría desinflars­e si bajara del 15,5% que logró en 2010. La primera posición se la llevan los liberales de derechas del primer ministro saliente Mark Rutte con entre 27 y 29 diputados y la segunda los liberales progresist­as del D66, que estarían rozando las 20 bancadas.

El último debate electoral, celebrado la noche del lunes entre Rutte y Wilders, mostró a un primer minis

tro mucho más seguro que el líder ultraderec­hista, que repitió sus proclamas racistas y dijo que Holanda estaría mucho mejor fuera de la Unión Europea, una salida que según los sondeos es rechazada mayoritari­amente por los holandeses.

Estos sondeos ya tuvieron en cuenta la crisis diplomátic­a con Turquía, de la que el primer ministro Rutte parece haber salido bien parado. Según los medios holandeses, el 62% de la población cree que Rutte actuó bien en la crisis diplomátic­a con Turquía.

A la izquierda del arco parlamenta­rio se hunden los socialdemó­cratas, que del 24,7% y 38 diputados en 2012 caerían por debajo del 10%.

Suben con fuerza los ecologista­s de ‘Izquierda Verde’, que liderados por un carismátic­o líder de 30 años podrían pasar del 2,3% de 2012 a rozar el 15%. También superaría a los socialdemó­cratas la izquierda radical del SP, que podría alcanzar otros 15%.

Mientras los partidos han ido detallando en la campaña electoral sus programas de gobierno, Wilders pre-

El sistema político está tan atomizado que el ganador podría quedar por debajo del 30%.

sentó una lista de 10 puntos sin desarrolla­r en su cuenta de la red social Facebook y rechazó participar en la mayoría de los debates. Tampoco aceptó entrevista­s excepto si era él quien convocaba a periodista­s que considera que le tratarán con condescend­encia.

Los resultados podrían dar un Parlamento dividido en más de 10 formacione­s políticas. Si los sondeos aciertan con el hundimient­o en los últimos días de Wilders, Rutte tendría al alcance de la mano una coalición en la que podrían entrar los liberales progresist­as del D66, los cristiano-demócratas o incluso los ecologista­s.

Todos los partidos que concurren a estas elecciones prometiero­n no pactar con un Wilders que dejaría en pañales las propuestas más radicales de Donald Trump. El rubio oxigenado holandés promete cerrar todas las mezquitas, prohibir el Corán, cerrar las fronteras holandesas y sacar al país de la Unión Europea.

El sistema político holandés está tan atomizado que el ganador podría quedar por debajo del 30% y cinco ó seis partidos podrían superar el 10%. Hay partidos minoritari­os de todo tipo, desde el de los mayores de 50 años, el de los abstencion­istas, el de las minorías y el de los animalista­s. Con el 0,7% de los votos se consigue un resultado.

La campaña electoral holandesa parece haber proporcion­ado dos relatos. El de los medios extranjero­s, centrado en un supuesto efecto dominó que del Brexit lleva a la victoria de Donald Trump y salta a Europa de vuelta para que Wilders gobierne en Holanda y Le Pen en Francia. En ese relato, los holandeses decidirían hoy si su país sigue en la Unión Europea, si abandona el euro o si pone al frente del gobierno a un pequeño Donald Trump.

La prensa europea –especialme­nte la británica, que parece analizar todo a través del prisma del Brexit- ha contado la campaña holandesa como una batalla entre un primer ministro del establishm­ent liberal y un líder populista, pero sus dos formacione­s podrían no alcanzar juntas ni el 35% de los votos.

En Holanda Wilders no es el único protagonis­ta porque lleva 11 años liderando su partido y ya no es ninguna novedad y porque los medios holandeses han dado mucho espacio a las preocupaci­ones que los holandeses muestran en los estudios de opinión.

Según esos análisis, la gran inquietud de los holandeses no es ni la inmigració­n ni la Unión Europea, sino el futuro del sistema público de sanidad y los cuidados a los jubilados, la lucha contra el terrorismo y la financiaci­ón de la educación.

 ?? EFE ?? Cara a cara. El primer ministro y candidato a la reelección, Mark Rutte (izq.), y el aspirante de la ultraderec­ha, Geert Wilders (der.), durante un debate en la televisión, el lunes.
EFE Cara a cara. El primer ministro y candidato a la reelección, Mark Rutte (izq.), y el aspirante de la ultraderec­ha, Geert Wilders (der.), durante un debate en la televisión, el lunes.

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