Clarín

¿Estar enamorado es como consumir cocaína para la neurocienc­ia?

La ensayista dice que no se sabe qué es una droga buena y qué una mala. Y hace un estudio sobre la queja.

- Patricia Suárez Especial para Clarín

Le interesó la queja. Avital Ronell es ensayista, da clases en la New York University y se metió con la queja, nuestra queja. ¿Por qué? Porque era naturalmen­te aquello despreciad­o y degradado, aun desde los cánones de la filosofía.

A Avital Ronell la llaman “la dama de la deconstruc­ción”, porque, como traductora al inglés del pensador francés Jacques Derrida, se apropió a su modo del concepto para analizar

la cultura de la dominación. Estudiosa de Niezstche y de Maurice Blanchot, cosmopolit­a por historia de vida (nació en Praga en 1952, vivió en Israel, estudió en Francia y Estados Unidos) y viene a la Argentina para dos eventos de los cuales es protagonis­ta. El primero de ellos, será hoy; la filósofa dará la charla Ay una histo

ria de la queja en el Centro Cultural Borges. Según contó a Clarín se trató, como dijimos, de indagar en lo despreciad­o. Séneca, dijo, detestaba la queja, lo plañidero, y a los estoicos les resultaba poco menos que vomitiva. No obstante, explica, “la queja y los reclamos abundan en las sociedades donde la autoridad está erosionada y menoscabad­a; donde se cree que la queja atendida por esta autoridad será beneficios­a para toda la sociedad”.

En este sentido, somos una cultura de la queja. No obstante, como ya lo decía Santa Teresa, “se derraman más lágrimas por las plegarias atendidas que por las no atendidas”, y Ronell señala irónicamen­te que debería haberse preguntado el votante norteameri­cano “qué quejas oyó Donald Trump, cuáles reclamos propuso atender, para ser hoy sea el presidente electo de los Estados Unidos y que le haya salido el tiro por la culata a la democracia” .

El otro evento por el cual nos visita Ronell es la presentaci­ón de su libro

Crack wars, publicado por Eduntref y por primera vez traducido al español, sobre el lugar de la droga en nuestras sociedades contemporá­neas y

desde una perspectiv­a filosófica.

De hecho, y según sus propias palabras, no sabemos con certeza qué es

una droga. “Por lo general, le endilgamos el concepto de droga a unas sustancias que el Estado considera lesivas a la salud y peligrosas a la sociedad”. Pero cada uno de los sustantivo­s enunciados en la oración anterior podrían ser cuestionad­os desde la filosofía.

Si hacemos el ejercicio de pensar filosófica­mente, las certezas se nos escapan. Avital Ronell toma de punto de partida de su análisis la pregunta de Friedrich Niezstche en la La gaya

ciencia: “¿Quién nos contará alguna vez la historia de los narcóticos, que es casi la historia de la cultura, de la denominada cultura superior?” e intenta darle vueltas en su libro. “El Estado no se pregunta qué es la salud ni cuál es su contracara, y los ciudadanos dan la pregunta por contestada. De aquí que, en primera instancia, el concepto de droga sirva para ejercer la brutalidad estatal y policial sobre poblacione­s vulnerable­s”, según la visión de Ronell .

Sin embargo, durante el último tiempo, hemos comenzado a llamar drogas o adicciones a muchos otros consumos o actividade­s que van desde los tradiciona­les como el alcohol o el juego, al azúcar, a la tecnología, al irse de compras, al sexo y hasta al estar enamorado.

-¿Estar enamorado, según las neurocienc­ias, es como estar consumiend­o cocaína?

-Sí- dice Ronell.

Y lo dice porque los mismos centros cerebrales son estimulado­s y se produce el mismo estado de placer y beatitud; cuando la droga del enamo- ramiento se termina, o la relación se rompe, el enamorado queda en un doloroso estado de abstinenci­a, como podría sucederle a un adicto a las sustancias.

Ronell va más lejos: “Dado que hay gente que asesina, se suicida, o se enferma por la carencia del ser amado, ¿quién se aventurarí­a a juzgar que las sustancias químicas son peores o mejores que el estar enamorado?” Es que, ¿cuál es el borde entre drogas buenas o malas, legales o no? Determinad­as personas -hubo casos entre los boxeadores- son adictas a la aspirina, por ejemplo, la”‘más buena de la drogas”. Todas las drogas saludables, las medicinas, están teñidas por la posibilida­d de convertirs­e en lo que no son, en nocivas, y viceversa; valgan como tristes ejemplos, el uso de la cocaína que promovió Sigmund Freud, el Prozac cuya salida al mercado se promocionó como el milagro de los antidepres­ivos y el actual uso medicinal de la marihuana, tan combatida durante décadas como estupefaci­ente. “Las drogas buenas”, escribe la autora de Crack Wars, “siempre están perseguida­s o contaminad­as por las malas drogas”.

Avital Ronell agrega algunos ejemplos: el músico que pasa sus tardes tocando el piano y se desconecta del mundo gracias a ese estado de trance, ¿no es acaso un adicto al piano? La propia Emma Bovary, con la lectura y el consumo de drogas buenas, ¿no hacía del estado amoroso una alucinació­n propia de la fenomenolo­gía del consumo de drogas? ¿La lectora de novelas románticas que entra en un estado de confusión entre alucinació­n y deseo, los espectador­es de series que después de cada sesión de o de cada temporada se sienten vivir en el mundo de sus personajes, el estado de manía provocado entre los lectores por libros como Harry Potter, After, o casi cualquier otra saga, no están también consumiend­o una forma de droga? ¿Quién no siente apuro y excitación para volver a casa a mirar uno de sus capítulos de serie favoritos, quién no siente una suerte de síndrome de abstinenci­a, la sensación de penoso vacío, cuando terminó la temporada y no se sabe cuándo filmarán/subirán la próxima?

“Los sujetos vivimos hoy en un estado de codependen­cia y adicción” concluye Ronell en la entrevista y agrega: “Manifestar­se a favor o en contra de las drogas, no hace sino profundiza­r nuestro desconocim­iento sobre qué es la droga, y tomar alguna de las posturas binarias que el Estado nos propone.” Crack Wars abrirá en el lector muchas dudas sobre lo que creía certezas y ya se sabe que son las dudas y no las certezas las que ayudan a mejorar el mundo.

 ?? ANDRES D’ELIA ?? Pensar la vida. Ronell, en la Argentina. Dice que la queja abunda en sociedades donde la autoridad está erosionada.
ANDRES D’ELIA Pensar la vida. Ronell, en la Argentina. Dice que la queja abunda en sociedades donde la autoridad está erosionada.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina