La espina de la indignación que deja la “misa ricotera”
• Muestra una actitud egoísta la imagen del Indio Solari abordando el jet privado con que abandonó el lugar de la tragedia. ¿No pensó en los dos muertos? ¿No pensó en quienes debieron volver en camiones hacinados como ganado para regresar a sus casas? ¿No pensó en las decenas de personas que no se habían encontrado? ¿No pensó en quedarse a colaborar? El místico Solari, el desquiciado como bien señala De la Puente, se llevaba diez millones de dólares en sus bolsillos. Según lo manifestado por la revista Forbes es el músico más rico del país.
No es afín al periodismo. Por eso habrá dicho que no permitan que le vendan pescado podrido, refiriéndose a las noticias. El fanatismo encierra una dosis de inocencia y eso es lo que llevó a los trescientos mil seguidores a esa aventura que terminó mal, pero pudo haber sido peor. No oían ni veían. La hecatombe se veía venir y con lucidez liberaron una salida que fue la salvación. Señor Carlos Solari, con sus 68 años, ¿tiene la conciencia tranquila? Nadie es tan inocente para creer que usted y la productora no estaban unidos. Usted es responsable y demostró poca humanidad y nada de solidaridad con quienes tanto lo admiraban. Rosa de la Fuente rosabfuente@hotmail.com
• ¿Para qué sirven las estadísticas? Bien utilizadas, para salvar vidas. A razón de un 7,5% de tasa anual de mortalidad, en la Argentina fallecen 3.375.000 personas al año, o -promedio9.250 personas por día- Y sobre 400 mil personas -o el 0,9% de la población total, que ha sido la asistencia estimada al show del Indio Solari en Olavarría-, fallecen aproximadamente 85 personas. Calculando que por la franja etaria del público -casi todos hasta 50 años-, aunque sólo una persona de cada tres estuviesen entre los que estadísticamente corren riesgo de muerte, de todas maneras estamos hablando de no menos de 50 potenciales decesos a lo largo de las 48 horas de “misa ricotera”. Cuando las autoridades competentes se enfrentan a un evento de gran magnitud, es imperioso que tomen todas las previsiones necesarias, según los datos disponibles, para que no ocurra una tragedia. Pero a pesar de ello, a la luz de las tan penosas como escasas muertes ocurridas entre tantísima gente -las que además darían la impresión de no haber sido causadas por terceros-, bien uno podría estimar que la organización fue correcta. O que tuvo mucha suerte de que en este caso, la estadística no cayera sobre una fiesta popular. Quizás, llamarle “misa”, haya sido un acierto. Adrián Klas aklas@fibertel.com.ar
• Ahora Olavarría, ¿ y van? Sería importante que, aparte de los funcionarios, los propios ciudadanos/víctimas, abandonemos la anomia y nos ocupemos. Según el Código de Planeamiento de la CABA, las filas de butacas de un auditorio, cine, etc, no pueden contener mas de 12 (un número mayor dificulta la evacuación en caso de siniestro), los asientos en esos lugares deben estar fijos al piso (de lo contrario al volcarse se transforman en un laberinto impasable). No debemos aceptar que medios de salida se sigan cerrando con llave (como en Cromañón). Como por ejemplo, en la Usina del Arte, durante la exposición de fotos de Cartier Bresson. Francisco Menéndez arqfmenendez@gmail.com
• Autorizar la realización de un evento público al que se estimaba una concurrencia de un número de personas superior a la cantidad de habitantes de la localidad de Olavarría es calificable como inconducente e irracional. ¿A qué mente delirante se le pudo haber ocurrido? Oscar García osedgar@yahoo.com
• La tragedia era previsible en la década del 90. El intendente prohibió el recital de este conjunto, lo insultó todo el espectro organizador y aún así hubo desmanes que la Policía tuvo que reprimir en las calles y en la terminal de ómnibus y trenes, donde hubo los mismos desmanes. A los que estábamos en el hotel nos sugirieron esperar un tiempo prudencial para salir. Olavarría no tiene un hospital para abarcar una tragedia, está acorde con su cantidad de habitantes. Tampoco pudieron evitarlo. No tenemos aún en la ciudad de Buenos Aires una estructura que permita organizar este tipo de eventos, siempre con tanta gente dentro del predio previsto. Carlos Carvalho electrocarvalho2015@gmail.com
• ¿Puede un municipio como Olavarría -de 87.000 habitantes- recibir dignamente una invasión de 300.000 turistas? ¿Tiene los recursos gastronómico, hoteleros, sanitarios y de seguridad como para tratar adecuadamente a tanta cantidad de personas? No critico específicamente a los poderes municipales de esa ciudad, por cuanto no creo que ningún funcionario de cualquier otro municipio mediano se haga esas preguntas. En nuestro modo de ser no entra la práctica de la planificación.
Sin ocuparnos de los lamentables incidentes, lo cierto es que las personas que acudieron al concierto fueron tratadas como ganado. Y esto que aconteció en Olavarría habla mucho de nosotros como sociedad. Julio La Delfa mash_control@yahoo.com.ar