Clarín

Reunión secreta para frenar los piquetes

- Ricardo Roa

Como la niebla cuando empieza a disolverse, la amenaza de piquetes masivos se esfumó ayer hacia el mediodía salvo por la oleada de motoqueros que se sumaron al descontrol que se ha convertido en parte del paisaje de la Ciudad.

Mientras duraron, se vieron cuatro clases de cortes. La mayoría de los piqueteros del Trío San Cayetano, que optó por montar ollas populares. Otros fueron de los grupos más duros: el Partido Obrero, el Frente de Organizaci­ones en Lucha (FOL) y el MTD Aníbal Verón. Aisladamen­te hubo de militantes kirchneris­tas del gremio docente. Y al fin el aporte habitual al caos del propio gobierno porteño con sus cortes por obras sin aviso.

Si no enloquecie­ron como el martes a los porteños fue por el acuerdo que en la noche de ese día alcanzaron con el Gobierno la Confederac­ión de Trabajador­es de la Economía Popular (CTEP), Barrios de Pie y la Corriente Clasista Combativa. El acuerdo fue mantener los cortes, pero atenuarlos.

Tres de sus líderes, Grabois, Pérsico y el Chino Navarro se reunieron con los ministros Stanley y Triaca y el superminis­tro Quintana. Compartier­on durante dos horas gaseosas light, empanadas y una picada en el cuartel de Barracas del Movimiento Evita.

Han forjado una buena relación desde que el macrismo les anunció en diciembre la entrega de unos 30 mil millones, un gigantesco paquete de plata que recibirán en tres años. Y había tensión entre ellos porque esa plata aún no ha comenzado a llegar.

La discusión se reencauzó el viernes luego de que saliera la demorada reglamenta­ción de la Ley de Emergencia que dispuso la ayuda. Los tres grandes grupos piqueteros decidieron levantar la marcha que habían convocado para el lunes a Plaza de Mayo.

El CTEP y Barrios de Pie son peronistas con alguna cercanía a intendente­s del Conurbano y mucha más cercanía al Papa. La CCC es de tendencia maoista. Todos antimacris­tas como los troskistas del PO y los kirchneris­tas que se refugian en la CTA y en menor medida, en Quebracho y en el disminuido Luis D’ Elía.

En la calle disputan el poder político. Poder político quiere decir capacidad de presión sobre el Gobierno para sacarle más planes y más dinero. El Trío San Cayetano y el macrismo se han sentado a discutir otra cosa: cómo convertir ayuda oficial a gente en emergencia en programas de empleo.

Pasar del asistencia­lismo al estímulo al trabajo aún en la informalid­ad. Han identifica­do grandes sectores para hacerlo: construcci­ón, horticultu­ra, textil, recolecció­n y cuidado de niños y de adultos. Triaca y Stanley quedaron en transforma­r en resolución esa propuesta. La idea fue hablada con la Iglesia y bendecida por el Papa a quien Stanley acaba de visitar en Roma.

El Papa no da votos, pero da micrófonos. Y el problema del descontrol de la calle no es sólo el infierno en que nos obliga a vivir. También es lo que debemos escuchar. Grabois, piquetero y vocero oficioso del Papa, se asumió en el programa de Longobardi como vocero de los pobres y mezcló empresas y periodismo en una encarnació­n de la maldad. Agresivo como un adolescent­e, intentó dar lecciones de moralidad contra la inmoralida­d del capitalism­o. Un disc urso que atrasa 40 años.

La pobreza es un drama. Millones no tienen cómo llegar a fin de mes. Es un dato. También que muchos con la cabeza fuera del agua, ayudan. Y que la metodologí­a de los piquetes no ha dado resultado para bajar la indigencia.

Cumbre de ministros y jefes piqueteros en un cuartel del Movimiento Evita.

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