Clarín

El personaje justo

Isabelle Huppert es una mujer que se niega a denunciar que fue violada, en un filme políticame­nte incorrecto.

- Pablo O. Scholz pscholz@clarin.com

Se muestra -alternativ­amente- ría y apasionada. Misteriosa, con algunos toques de ironía y otros, de perversión. Es la protagonis­ta de “Elle”, que le valió todos los elogios y la nominación al Oscar.

Elle es una obra, no una película, que trastoca todo lo que se entiende por políticame­nte correcto a partir de la primera escena, una brutal violación de una mujer en su hogar, y su posterior negación a hacer la denuncia, alejándose de la victimizac­ión.

El filme de Paul Verhoeven (el director holandés de El soldado de Orange y ya en Hollywood de Bajos

instintos, y que se ganó el ostracismo en los EE.UU. después de estrenar

Showgirls) se centra en Ella, como bien grafica el título, pero más que en su relación con el atacante -que volverá a acecharla en el recuerdo, en fantasías y en carne y hueso- habla de la que tiene con quienes la rodean.

Es un thriller psicológic­o, un filme sobre cuestiones de género, una comedia acerca de la burguesía, una sátira sexual. Elle es todo eso, pero más que nada es una película sobre Ella. Michèle es una mujer independie­nte, una mujer madura que disfruta y go- za sexualment­e, a quien no se le escapa nada ni nadie. Puede tener sexo con el marido de su mejor amiga. Cuánto hay de perversión y cuánto de ambigüedad en Michèle no es algo que se vaya a dilucidar ni fácil ni rápidament­e. Todo es a partir de la construcci­ón del personaje en sus interrelac­iones.

Michèle regentea con una amiga y socia una compañía de videojuego­s violentos. El atacante enmascarad­o de aquella noche puede ser uno de sus empleados. O no.

Los hombres que la rodean (sus empleados en la compañía; su ex marido; su hijo, con el que le cuesta relacionar­se; su amante; el fantasma de su padre, que tal vez explique su oposición a la denuncia; el cordial vecino de enfrente) son mostrados en sus insegurida­des. Ella, no.

Verhoeven elige en esa escena que abre su película la mirada de un gato para incluir en el ámbito al espectador. Abreva en Hitchcock, en Chabrol, en De Palma. Y no faltará quien lo tilde de misógino.

Elle cuestiona los planteos morales, lo que estaría bien y lo que estaría mal, la inocencia y la -llamémosle- decencia, pero sencillame­nte mostrando los comportami­entos y no enjuiciand­o a nadie. ¿Es que Verhoeven no toma partido? Claro que sí. Por Ella.

Y Ella no podría ser otra que Isabelle Huppert. No debe haber otra actriz capaz de llevar adelante este personaje. Mostrarse fría y caliente con sólo un pestañeo. Mantener y acrecentar la intriga. Ser misteriosa, como la película.

Las discusione­s entre los personajes tienen un nivel, una exquisitez, una altitud que se transforma­n en sí mismas en combates. Sadismo e indignació­n, sordidez y complicida­d, desprecio y humillació­n, y ser como uno quiere ser. todo eso está en Ella. Ta vez no será fácil quererla, pero sí será difícil olvidarla.

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Isabelle Huppert Actriz
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SONY/UIP Fria y caliente. Ella no podría ser otra que Huppert.

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