Clarín

Latinoamér­ica reaccionó con calma a una noticia que agrava su economía

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La suba de tasas de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) suele aparejar un encarecimi­ento de la deuda en América Latina y la devaluació­n de sus monedas. Sin embargo cuando Janet Yellen anunció ayer el temido endurecimi­ento de la tasa en un cuarto de punto todo era optimismo en la región: el peso mexicano ganó 2,18% frente al dólar y el índice Bovespa de la Bolsa de San Pablo cerró con un espectacul­ar avance de 2,37%.

La razón de esta aparente desconexió­n no está en la suba de tasas, que casi nunca cae bien, sino en otra de las conclusion­es que publicó ayer el directorio de la FED: su pronóstico de que en 2017 habrá un total de tres subas de tasas y no cuatro como todos temían. Dicho de otro modo, las noticias podían haber sido peores.

El encarecimi­ento de la divisa estadounid­ense que normalment­e se asocia a la suba de tasas de la FED tiene un efecto ambiguo sobre las economías regionales. En el lado negati- vo, dificulta el pago de la deuda en dólares, pública y privada. También encarece las importacio­nes, que a su vez aceleran la inflación. En el positivo, un dólar caro abarata y fomenta las exportacio­nes regionales.

Cada país de América Latina tiene su propia combinació­n de exportacio­nes/importacio­nes/deuda, lo que dificulta un análisis general pero hay puntos en común: por lo general los commoditie­s de la región no necesitan monedas devaluadas para llegar a los mercados internacio­nales de for- ma competitiv­a. Pero para sus industrias sí es esencial.

La otra clave es cuántos intereses habrá que pagar en la región a partir de ahora para tomar deuda nueva. Si Estados Unidos comienza a ofrecer rendimient­os aceptables al que quiera comprar sus títulos (la FED espera terminar 2019 con una tasa de referencia de 3%), volverá a Wall Street gran parte del flujo global de dinero que en los casi diez años de tasas cero de Europa y Estados Unidos buscó en América Latina la rentabilid­ad perdida (y trajo financiaci­ón asequible a la región).

Bolivia fue uno de los países que más se benefició de esa deuda barata. En octubre hizo su primera colocación de bonos en cien años, por un valor de US$ 500 millones. En agosto de 2013 consiguió la misma suma en una segunda operación y ayer anun- ció que invertiría en hospitales los 1.000 millones de dólares conseguido­s el lunes con bonos soberanos a diez años y el 4,5% de interés.

Reuters informó ayer que los activos financiero­s de América Latina se habían “recuperado considerab­lemente desde noviembre, cuando la victoria del republican­o Donald Trump en las elecciones presidenci­ales estadounid­enses provocó temor a políticas proteccion­istas”.

La agencia de noticias financiera­s se refería a la ausencia, por ahora, de muros y aranceles para separar a Estados Unidos de México, entre otras amenazas de campaña que Trump aún no cumplió. Como el pronóstico de tres y no cuatro subas de tasas para 2017 difundido ayer por la FED, el mercado está leyendo como buena noticia algo que en verdad es terrible, pero podría ser peor.

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