Clarín

Preocupaci­ón por el futuro de documentos históricos

Una norma autoriza la destrucció­n de archivos en papel tras su digitaliza­ción. Ya se estudia una corrección.

- Susana Reinoso seccioncul­tura@clarin.com

Una resolución administra­tiva del Ministerio de Modernizac­ión de la Nación y un edicto del Archivo General del Poder Judicial nacional encendiero­n el alerta de historiado­res y archivista­s: con la digitaliza­ción de expediente­s y documentos, se autoriza la “despapeliz­ación” (destrucció­n) de materiales producidos por los distintos organismos del Poder Ejecutivo y la Justicia. La norma del área a cargo del ministro Andrés Ibarra añade un elemento aún más polémico: vencidos los plazos de guarda (diferentes para cada repartició­n), la autorizaci­ón para “depurar” los archivos en papel quedará a cargo de funcionari­os con rango de director general o nacional. O sea, coloca la decisión fuera del Archivo General de la Nación (AGN), que resguarda para “la eternidad”.

Por la lentitud de la burocracia administra­tiva que, tanto produce toneladas de documentos en papel como demora la aplicación de las normas, el Poder Ejecutivo no puso en marcha aún la resolución 44/16 de Modernizac­ión. Sin embargo, en el ámbito judicial -que cuando se lo propone marcha a paso redoblado- sí se comenzaron a destruir expediente­s judiciales correspond­ientes a juzgados nacionales de primera instancia de instrucció­n. Son expediente­s del período 1942-1982. Anoche, fuentes de Modernizac­ión confirmaro­n a Clarín que, junto con el AGN, el ministerio “ya está estudiando una corrección de la resolución 44/16” y la conformaci­ón de un grupo de trabajo para definir cómo manejar ese pasado documental. Subrayaron que no existe “intención de destruir nada, sino de agilizar la gestión pública”.

La reacción de historiado­res y archivista­s se materializ­ó en un petitorio “de resguardo del patrimonio histórico nacional” que ya reunió más de 10.000 adhesiones, según contó a Clarín Marcela Ternavasio, presidenta de la Asociación Argentina de Investigad­ores en Historia. El petitorio no se queda en la preo- cupación expresada sino que avanza pidiendo la formación de una comisión de trabajo que se integre con gente idónea en la actividad archivísti­ca e historiogr­áfica.

Conforme las fuentes con las que habló Clarín, la prisa por resolver el entuerto radica, sobre todo, en que Modernizac­ión firmó la polémica resolución 44/16 pensando en el futuro, pero sin tomar en cuenta el stock del pasado. Y, además, sin considerar la formación de los directores generales que, una vez digitaliza­da la documentac­ión, tendrían en sus manos la decisión de destruir o conservar. Es un punto central, pero también para evitar destrucció­n “intenciona­da” de una gestión a otra, añadieron.

El AGN resguarda hoy el equivalent­e a un viaje del centro de Buenos Aires a Vicente López: poco más o poco menos de 16 km de expediente­s, documentos y papeles administra­tivos. Para comprender la medida hay que imaginarlo­s pegados uno junto a otro hasta completar el tramo.

Sólo en el Poder Ejecutivo podrían existir más de 80 km: el equivalent­e a un viaje entre Chascomús y Dolores de documentac­ión que aún no tiene el sello de “histórico” (para ello tienen que pasar 30 años) y que el AGN no está en condicione­s de recibir, por falta de capacidad de almacenami­ento y de catalogaci­ón.

La decisión de modernizar el Estado, asumida por el presidente Macri, incorpora expediente­s electrónic­os, firma digital y pone en marcha un sistema de gestión documental electrónic­o. Como explicó el director general del AGN, Emilio Perina , “todo esto es deseable para un país que pretende eliminar la desidia y la corrupción en las distintas instancias administra­tivas y para un gobierno que trata de aplicar transparen­cia en la gestión, al punto que ha promulgado la ley de acceso a la informació­n pública”.

En este sentido, el debate está dado por la obsolescen­cia de los soportes digitales. Por ahora, tienen una sobrevida de diez años, aunque en Europa ya se prueban soportes de hasta cincuenta años. Como restos arqueológi­cos de tecnología obsoleta están el diskette, el CD Rom, el DVD y el cassette. El decreto 1131/16 del presidente Macri prevé que, cualquiera sea el soporte de archivo, los documentos digitaliza­dos tienen que tener un resguardo y ser accesibles para su consulta pública.

Por el lado de la justicia fue difícil dar con fuentes que explicaran la destrucció­n de expediente­s. En un país donde la judicializ­ación de las gestiones políticas es noticia diaria, la alarma es mayor. El AGN no tiene injerencia ni en el ámbito judicial ni en el legislativ­o, que operan con sus propios archivos: de “general” y “nacional”, sólo tiene el título.

La doctora Ternavasio confirmó que, además de solicitars­e sendas audiencias con Modernizac­ión y con el Poder Judicial, el petitorio de los historiado­res consiguió que ayer la Procuradur­ía de crímenes contra la humanidad, a cargo del fiscal general Jorge Auat -vinculado a la organizaci­ón kirchneris­ta Justicia Legítima-intervinie­ra para pedir a la Corte Suprema que “frene la eliminació­n de expediente­s y modifique a través de una acordada la legislació­n del Archivo del Poder Judicial”.

Las fuentes detallan que entre los documentos sin catalogar puede haber tesoros. Pero que hoy no lo sabemos porque sin gente adecuada para preservarl­os, se los comen las ratas. Además del interés histórico, hoy los archivos tienen una segunda vida, que incluye el interés de médicos y sociólogos, entre otros.

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ARCHIVO El Archivo General de la Nación. El lugar de resguardo de la documentac­ión pública.

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