Tecnología dentro del cuerpo: implantaron la primera prótesis mamaria con chip
La cirugía se hizo en un hospital privado de Capital. Los médicos dicen que brinda más seguridad y control.
Por primera vez se implantó en la Argentina una prótesis mamaria con un chip. Los médicos dicen que brinda más seguridad y permite un mayor control. Y en el futuro esperan que pueda servir para detectar posibles fallas o reconocer alguna patología mamaria.
Este tipo de implantes se vienen utilizando desde hace algunos años en el mundo, pero en la Argentina estaban a la espera de su aprobación por parte de la ANMAT. “La aprobación del implante tardó bastante porque las autoridades tenían dudas sobre cómo funcionaba. Pero es un chip ‘pasivo’, unilateral, se carga, tiene la información y la tiene por siempre”, explica el doctor Hugo Lousteau, jefe del servicio de Cirugía Plástica del Hospital Italiano, donde se hizo la operación. La ventaja principal de este tipo de implante es que el paciente ya no va a perder la información inherente al implante que se colocó.
“Algo que nos pasa a los médicos cuando alguien se quiere cambiar un implante es que queremos saber qué tiene colocado. De hecho, desde 1995 estamos obligados a entregar esa información. Pero cuando consultábamos, la respuesta era ‘ni idea’, porque la paciente se mudó, o no se acuerda. Con estos implantes, nos garantizamos que en el mediano y largo plazo esa información pueda ser leída”, añade el especialista.
El chip de identificación por radiofrecuencia (RFID, por sus siglas en inglés), está en el implante y tiene una vida útil ilimitada. Por otro lado, el médico tiene en su poder un sensor externo, que es un dispositivo que al acercarlo a un metro de distancia del implante “levanta” la información del chip mediante ondas de radio. Esa información consiste en los datos específicos del producto: número de serie, nombre del fabricante, fecha de fabricación, lote, cantidad y tamaño, entre otros datos, lo que brinda mayor seguridad.
Para el futuro, se está pensando “que el chip no tenga información que se carga por única vez, sino que pueda transmitir determinados datos que se le podrían requerir, como temperatura corporal. También se piensa que en algún momento pue-
da llegar a detectar cierto tipo de moléculas, para poder detectar una pa
tología mamaria”, agrega Lousteau. Una de las dudas que puede surgir entre las pacientes es si este tipo de chip puede interferir en el futuro con otros estudios médicos, como las resonancias magnéticas, que están contraindicadas en pacientes que tienen determinados metales en su cuerpo. “La proporción metálica es menor, por lo que no se ha presentado conflicto con la resonancia”, explica Lousteau.
También puede funcionar como un sistema de identificación de un paciente privado de conciencia, equivalente a la prueba pericial odontológica, que muchas veces sirvió para identificar personas.
Los chips RFID, se vienen usando desde hace tiempo en distintos dispositivos. La FDA de Estados Unidos aprobó el primero en 2004. “Tienen el mismo tipo de tecnología que el de la tarjeta SUBE, o el de la boleta electrónica”, explica a Clarín Cristian Borghello, especialista en seguridad informática “Desde el punto de vista físico, el hecho de introducir un cuerpo extraño en el cuerpo se viene usando desde hace muchos años en medicina, por lo que físicamente introducir el chip no sería un problema. Pero como toda tecnología podría sufrir un hackeo. Hay antecedentes de que se podrían manipular de alguna manera. Aunque nada para generar pánico”, añade Borghello. Sobre este punto, Lousteau considera poco probable que alguien esté interesado en hackear o modificar ese tipo de información en un implante mamario. “No sé a quién podría interesarle”, dice. Aunque admite que hubo casos de pacientes, en otros países, que han preferido colocarse implantes sin chip, por una cuestión de privacidad de su identidad.