Una fiesta entre libros y música
Con una concurrencia estimada en 80 mil personas, la iniciativa se sigue superando año tras año.
La gran Noche de las Librerías se extendió hasta la madrugada de ayer en la avenida Corrientes. Convocó a 80 mil personas y culminó con el show de Soledad. Hubo debates con autores como Samanta Schweblin, Selva Almada y Guillermo Martínez.
Escritores, charlas, música, debates: todo lindo pero los protagonistas de La Noche de las Librerías, el sábado a la noche, fuimos nosotros. Nosotros, las miles de personas que llenamos la Avenida Corrientes, entre Junín y Libertad. Salpicados por la avenida había varios “livings” (un escenario y sillones) que en todos los casos quedaron excedidos. Por ejemplo, para escuchar los textos poéticos de Diego Paszkowski: lee que un hombre se mira los zapatos... “¿Estará tan triste?” Lo acompaña una guitarra.
La Noche de las Librerías -fue la décima edición- se hace para promover la lectura, la compra de libros, la industria. Ahora la industria editorial pasa un momento difícil, se habla de una caída de ventas de entre el 10 y el
15 por ciento. Pero el sábado no se notaba: no sólo la calle sino también las librerías estuvieron llenas: había colas y empujones, gente -nosotros- hojeando desde comics hasta libros de teoría. ¿Por qué esperamos a una noche especial, a estar pegados a tantos otros para comprar libros? Es un misterio que la Feria del Libro celebra cada año. Tal vez se trate de disfrutar de hacer colectivo lo que suele ser solitario. El sábado no importaba: ahí estábamos. Quizás en honor a su pasado como sede de activistas políticos e intelectuales, en el bar La Paz Felipe Pigna hablaba de Historia (qué leían San Martín y Belgrano). Cuando terminó no pudo irse: le tocaba firmar libros.
La calle era la calle: acá dos adolescente discutían el final de Si decido
quedarme (la novela de Gayle Forman), allá una treintañera sacaba libros usados para hacer plata lo que tenía en casa. Muy cerca, una pizarra avisaba: “Hoy, Selva Almada + Los Barriletes Cósmicos & Manzanita. Música y libros”. Almada, la autora de El
viento que arrasa, con marquesina propia.
En un living, la ilustradora -y cantante- Isol insistía en cómo defender las propias rarezas... Y en otro Claudia Piñeiro y Guillermo Martínez hablaban con Érika Halvorsen (autora de El hilo rojo) y el productor Diego Kolanskowsky sobre adaptaciones. Unas cuadras más allá, un grupo de editores, libreros y gráficos participaba de un “librazo”: se proponían repartir 30.000 libros para alertar so
bre la crisis. Había música, de parlantes y de cantantes espontáneos que tuvieron su rueda de público. Venta de máscaras africanas, pulseras, abanicos. Debates: Samanta Scheblin - recientemente nominada al premio Man Booker International- discutió con los escritores Sergio Olguín y Esther Cross sobre “Dónde se esconde la realidad en la ficción”. Andy Freire, el ministro de Modernización, se metió a conductor y entrevistó a Bob Gruen, fotógrafo de John Lennon, Bob Dylan y Bob Marley, entre otros.
Pasaban las 23 y el poeta Sebastian Goyeneche leía como si cantara. Después -como si los organizadores hubieran buscado una figura convocantes, por si los libros no alcanzabanvino el show de Soledad, para cerrar. A esa altura, ya había un número oficial: 80.000 personas.
La calle Corrientes fue entusiasmo y multitud alrededor de los libros. Eso también somos.