Clarín

La “muñeca brava” que apretó jueces

- Osvaldo Pepe opepe@clarin.com

“Sos un biscuit de pestañas muy arqueadas/Muñeca brava bien cotizada…/y muy repleto tu monedero/pa’ patinarlo de Norte a Sur/Te baten todos Muñeca Brava/ porque a los giles mareas sin grupo,/pa’ mi sos siempre la que no supo/ guardar un cacho de amor y juventud.” (De “Muñeca Brava”, tango de Enrique Cadícamo, grabado por Carlos Gardel en 1929).

En el poder fue una mujer sin escrúpulos. Y ahora, también. Supo humillar a los maestros por cadena nacional y la semana pasada los alentó por sus paros en Twitter. No tuvo rivales ni adversario­s. Sólo enemigos o su sinónimo en el diccionari­o K: todos aquellos, políticos, jueces, periodista­s y hasta sus propios funcionari­os, que no acataran sus caprichos. Ella misma aconsejó tenerle miedo, tanto como a Dios. Quizá no fue una frase sólo para las marquesina­s mediáticas. Sabía muy bien lo que decía. O lo que quería que supieran. Hoy muchos la señalan como la instigador­a no ya del descontent­o popular (que existe al mar-

gen de sus intencione­s), pero sí de exacerbar

ese malestar social con la ola de movilizaci­ones, paros y piquetes que hacen de la calle un infierno y atormentan al Gobierno en el año clave de las elecciones de medio término .

Una mujer que usó a sus hijos como escudo y les traspasó bienes bajo sospecha de co

rrupción, con lo que ya los expuso a un paso por la Justicia con riesgo de que sean procesados, quizá sea alguien a quien temer. Pocas madres dejarían a sus hijos a la intemperie en una causa judicial con riesgo de cárcel.

La semana pasada se difundiero­n más escuchas de Cristina con su ex funcionari­o todo terreno, y su último jefe de Inteligenc­ia, Oscar Parrilli. Aclaración necesaria: fueron hechas

con autorizaci­ón judicial, no como las “pinchadura­s” K. En esa conversaci­ón, ella ordenó

“apretar jueces” en todas las causas que involucrab­an a su otrora espía preferido, Antonio

“Jaime” Stiuso. Cosas de la vida: ahora archienemi­go, la “muñeca brava” usaba los informes secretos que Stiuso elaborada para Nés- tor Kirchner y después para ella, con destino

de extorsión: los famosos “carpetazos” con los que se dedicaba, precisamen­te, a “apretar” jueces, opositores y periodista­s.

En confianza, pese al “buen ver” de su porte otoñal, ya no es una “muñeca” como testimonia­n fotos de sus años jóvenes. Eso sí: sigue

siendo brava, como señala la inspiració­n de Cadícamo. Todavía hay quienes le temen y no se animan en el propio PJ a romper con ese fantasma del pasado que acosa sin tregua, mientras miran de reojo algunas encuestas: parece que la señora conserva votos.

Todavía hay quienes la quieren. Cometió muchas fechorías en el ejercicio del mando, como esa orden crepuscula­r a su mayordomo Parrilli para “apretar jueces”, un hábito de su gobierno. Pero aún posee la cualidad de “ma

rear sin grupo” a unos cuantos “giles” y también a muchos genuinamen­te convencido­s de su liderazgo. Que Macri tome nota. Y si la saca a bailar a la pista electoral, que primero escuche bien qué tango suena.

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