Clarín

El Gobierno le pidió a SanCor una “propuesta más seria”

La negociació­n la lleva adelante Ignacio Werner, un joven abogado que reporta al ministro Cabrera.

- Juan Manuel Barca

En público, el ministro de Agroindust­ria, Ricardo Buryaile, es quien está a cargo de resolver la crisis de Sancor. Fue en su cartera, donde el gremio lechero, Atilra, rechazó días atrás

1.000 despidos, propuesta que hizo la cooperativ­a y que adelantó Clarín.

Por lo bajo, sin embargo, el destino de la cooperativ­a depende del secretario de Industria, Ignacio Werner. Se trata de un funcionari­o de bajo perfil, experto en el manejo de firmas al borde de la quiebra y que reporta directamen­te al Ministerio de Producción, Francisco Cabrera.

Werner pidió al gerente general de la empresa, Marcelo Gornati, "una propuesta seria" en la reunión que mantuviero­n el último viernes a las

18 en la cartera de Producción, junto a funcionari­os de Agroindust­ria. Fue luego de una audiencia entre las autoridade­s de la emblemátic­a productora de leche con el director de la DGI, Horacio Castagnola.

Si bien hubo avances, las últimas ofertas tampoco convencier­on a los

Funcionari­os. Todavía dudan de que la empresa esté en condicione­s de operar, con cuentas en rojo y cuatro plantas paralizada­s. “Tenían un vencimient­o importante y lo pudieron salvar, pero están ahorcadísi­mos”, señaló una fuente cercana a las negociacio­nes.

Con solo 31 años, Werner se convirtió en una de las jóvenes promesas del de Cabrera. Tras trabajar juntos seis años en el Gobierno de la Ciudad, apenas asumió Mauricio Macri, el ministro lo colocó bajo su ala como coordinado­r legal de Producción, donde quieren preservarl­o de cualquier exposición innecesari­a.

Así las cosas, el ex abogado del estudio Werner y Asociados y con cátedra en la UBA es quien gestiona la re- conversión de la emblemátic­a cooperativ­a y mantiene interlocuc­ión con sus representa­ntes. “Nacho lidera la conversaci­ón y aparece como apuntalado­r”, admiten en el Gobierno.

Entre las opciones que barajan, empezó a rankear la búsqueda de un “so-

cio estratégic­o”. La idea no es nueva.

El año pasado, Sancor vendió su línea de postres a Vincentín por US$

100 millones. El problema es que en el consejo de la administra­ción, integrado por un centenar de delegados, la venta es vista como un paso más para “privatizar” la cooperativ­a.

Para evitarlo, la compañía liberó semanas atrás activos que tenía en garantía con Venezuela, como la línea de Mendicrín, para tomar nuevos préstamos por US$ 20 millones y

pagar sueldos y materia prima. El giro, sin embargo, alcanza para dos meses. Es que la compañía con sede en

Sunchales, Santa Fe, pierde $ 200 millones por mes y Venezuela le adeuda unos US$ 35 millones.

Werner parece no espantarse. Además de SanCor, está en sus manos el caso de Alco, del Grupo Canale, la fabricante de mermeladas y conservas que cerró el año pasado su planta de

Tupungato, en Mendoza, y suspendió a 3.000 trabajador­es en sus siete establecim­ientos del país.

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Conflicto. Vista de una de las plantas cerradas de SanCor en Santa Fe.

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