Clarín

El índice Big Mac de la cocaína

- Marcelo D’Alessio Abogado y economista especializ­ado en narcotráfi­co

Es una forma de calcular -y explicarel avance de la penetració­n narco en la Argentina. Así como existe el índice Big Mac, que supone plantear una comparació­n en términos de poder adquisitiv­o de la población mundial para conocer el costo de cada país, hay un indicador para mostrar el índice de penetració­n del narcotráfi­co: el precio del kilo de cocaína FOB, es decir, el precio de un producto puesto arriba de un buque.

Este índice se define por la aplicación efectiva del código procesal penal, la eficiencia de las fuerzas de seguridad (o su nivel de desorganiz­ación y corrupción) y por último, el costo de la materia prima y la capacidad de lavar dinero. Después de Bolivia, Colombia y Perú, la Argentina tiene uno de los precios más baratos del mundo: US$ 5.000 por kilo;, lo explica el fracaso de todo tipo de política de Estado desde el 2001 hasta la fecha, sin hablar de complicida­des directas o indirectas desde el poder político. Cuanto más bajo sea el índice de cocaína FOB, mejor será su utilidad al exportarla. En el ambiente narco argentino le dicen “coronar” a lograr vender su “lata” (un contenedor) en España o Italia. Si los narcos “coronan”, los US$ 5.000 iniciales del costo se convertirá­n en unos US$ 44.000. En cambio, otros “coronamien­tos” dejan más ganancias. En Japón el valor actual es de US$ 200.000, en Estados Unidos es de US$ 222.000 y en Alemania el valor es un 30% superior al español.

El costo de comprar cocaína aquí surge,y así lo calculan los narcos –que piensan como empresario­s-, según el estudio de varias causas judiciales; se divide así: precio promedio de sobornos para jueces y fiscales corruptos, precio de la materia prima , y precio de la protección policial y de la ayuda de “los soldaditos”. Al primer costo también se le aplica un

“coeficient­e de corrección” que se basa en las bajas tasas de condenas firmes por complejos vericuetos del código penal procesal argentino y, en el peor de los casos, de la efectiva duración de la condena. El tercero es uno de los más bajos del mundo gracias a un perverso sistema donde a los chicos que “cocinan” la cocaína se les paga con dosis de paco.

Es un primer esquema de contabilid­ad narco: costos fijos, costos variables, previsione­s y provisione­s. Además, los nuevos narcos les pagan con paco a miles de “soldaditos” que, a su vez, se lo venden a otros cientos de miles a

valor de desesperac­ión.

Para la exportació­n, los narcos usan lo que llaman “los ingenieros”, quienes logran ir mutando las formas de penetrar suelo europeo. Cocaína escondida en ropa, máquinas viales usadas, motorhomes, muebles, matafuegos, entre otros. El costo financiero y el riesgo de perder una carga lo lograron reducir creando “fideicomis­os” de la droga. No es, como antes, cuando un cartel se encargaba de todo. Hay un organizado­r que se encarga de ofrecer a terceros una inversión con una utilidad promedio de 3 a 1 por 4 meses de colocación de su plata. De esa forma, diversific­an el riesgo entre al menos 8 inversores por “lata”.

En general, no mandan las “latas” directamen­te a Europa, sino las triangulan vía un país africano. Los nuevos narcos saben usar la falta de controles, tanto en puertos argentinos como en uruguayos para exportar la “lata”, y la corrupción de las aduanas de países de Africa Occidental. Como un commoditie, dejan “enfriar” la “lata” en Africa hasta que llegue la temporada verano de Ibiza y Tenerife y aumenten los precios. En otras palabras, para los nuevos narcos, los argentinos somos corruptos, baratos, e ineficient­es.

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