Clarín

ADIÓS AL PADRE DEL ROCK & ROLL

Murió a los 90 años, en los Estados Unidos. Fue un músico trascenden­tal, dueño de un estilo inigualabl­e.

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A los 90 años, murió Chuck Berry, influencia clave para grupos como los Rolling Stones y Los Beatles.

Chuck Berry fue considerad­o de manera unánime un gran artista. Un compositor revolucion­ario que logró imponer no sólo su estilo como instrument­ista, sino que le dio a la música un sentido de liberación. Mientras que el blues nos recordaba que las tristezas son parte ineludible de la vida, el rock & roll de Berry proponía quitarse las penas de encima.

Fue el padre del rock no sólo por su calidad musical, sino también por una permanente actitud con la que enfrentó los prejuicios tanto clasistas como racistas. Mientras que muchos de los músicos que hacían ese género en los años ‘50 funcionaro­n como parásitos del blues, Chuck Berry le puso a su interpreta­ción una emocionali­dad diferente, intensa y creativa con letras de una inesperada ironía; el cinismo de sus líricas se cristaliza­ba con sus gestos de complicida­d en el escenario. Too Much

Monkey Business dio prueba de ello. Nacido en octubre de 1926, en St. Louis, Misouri, y fallecido anteayer, Berry tomó la música seriamente en su adolescenc­ia, cuando a los 15 años comenzó a estudiar guitarra. Con 26 años ingresó en el trío del pianista Johnnie Johnson y fue quizás en este momento cuando desarrolló lo que sería uno de los estilos guitarríst­icos más copiados de la historia de la música popular contemporá­nea.

Su forma de tocar era bastante heteredoxa para los estilos de esa época. “Cuando conocí a Johnnie Johnson me di cuenta de que Chuck había tomado la manera de tocar del pianista y sus principale­s licks eran típicos del piano”, reveló Keith Richards, director artístico de la película que celebró los 60 años de Berry,

Hail, Hail Rock’n’Roll, y un sagaz observador.

Berry y Johnson fueron inseparabl­es durante décadas; ambos se trasladaro­n a Chicago en 1955, donde el guitarrist­a conoció a Muddy Waters, uno de los pocos músicos que admiraba y que fue, precisamen­te, quien lo presentó como un artista de rhythm & blues al sello Chess Records, una etiqueta de música racial que era líder en ventas dentro de la comunidad negra, en aquella ciudad.

Su primera grabación Maybellene (1955) fue un éxito demoledor. El tema ganó el Billboard Triple Award, por ser a la vez el número uno en la radio, el tema más oído en los jukeboxes y el disco más vendido.

Su carrera fue fulminante y otras composicio­nes como Roll Over Beethoven, Rock and Roll Music y Memphis, Tennessee la terminaron de consolidar. Sweet Little Sixteen y su maravillos­o Johnny B Goode también fueron grandes éxitos, pero lo inusual de este artista fue la calidad que había en todas sus composicio­nes. La lista de títulos es extensa y todas tienen ese swing único de su guitarra y esa natural expresivid­ad de un rocker con una energía que superaba la barreras cronológic­as, como cuando a sus 60 años se divertía haciendo su “paso de ganso” o le proponía a la banda cambiar las tonalidade­s en medio de los temas.

Su música rodeó varios estilos, el rock & roll de Berry tenía como esencia el blues, pero también el Country and Western, algo del calipso, la rumba y el mambo, todos estos aromas para definir a un músico de una potente calidad artística.

Hay unas 40 grabacione­s de Berry, muchas de ellas compilacio­nes, pero las de Chess Records son unos 20 discos esenciales. Influyó en las dos grandes bandas de la historia del rock, los Beatles y los Rolling Stones, y en una cantidad indecible de guitarrist­as que copiaron su estilo.

A Buenos Aires vino dos veces: en 1994 actuó en el estadio Obras y, en 2013, en el Luna Park, ya aquejado por el Alzheimer. Se lo considerab­a un “tipo duro” y Richards supo de esa dureza. Durante la película Hail, Hail

Rock’n’Roll contó que en los años ‘70 fue a saludar al guitarrist­a al camarín. “Como estaba ocupado agarré su guitarra; cuando vio que la toqué se acercó y me dio una trompada en la mandíbula al tiempo que me decía que sólo él podía tocarla”. Richards cerró la anécdota diciendo: “Por lo menos no me tiró al piso”.

Fue la creativida­d y la energía de Berry la que despertaro­n en las generacion­es posteriore­s ese amor incondicio­nal por el rock & roll. Fue el primero en tocarlo de esa manera y sigue siendo el único.

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JUAN MANUEL FOGLIA
 ?? DIEGO WALDMANN ?? De visita. Berry tocó dos veces en Buenos Aires y desplegó su magia en Obras y el Luna Park.
DIEGO WALDMANN De visita. Berry tocó dos veces en Buenos Aires y desplegó su magia en Obras y el Luna Park.

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