El país de la verdad, o el de la más bonita de las mentiras
Dicen que el primer paso para resolver un problema es reconocerlo. Desde que asumió, el Gobierno decidió echar luz sobre distintos indicadores de la Argentina: inflación, inseguridad, pobreza entre otros. Ahora, todos miramos una única pantalla y no hay discusión de que lo que vemos allí es la realidad, por más dura que sea.
Pero, ¿qué preferimos los argentinos? ¿Escuchar que la inseguridad era una sensación, o saber la real cantidad de robos que hay en el país? ¿Escuchar al ministro de Energía decir que alguien había bajado la palanca, o saber que hay 50.000 usuarios sin luz por las altas temperaturas y la falta de inversión? ¿Reírnos cuando nos decían que éramos mejores que Alemania, o saber que un tercio del país está sumido en la pobreza?
Los periodistas recuperaron su materia prima básica (los datos) y pueden hablar concretamente sobre números de inflación, inseguridad y de la economía. Por ejemplo, se escandalizan por los 50.000 usuarios sin luz (que son muchos, sin dudas). Pero, ¿estamos igual, peor o mejor que antes? Nunca podremos responderlo, pues antes los datos se ocultaban o incluso dibujaban. Y olvidarlo es como mínimo injusto, pues significa cobrarle el precio total de la realidad al Gobierno actual sin siquiera descontarle el valor de decirnos la verdad.
Muchos prefieren volver a vivir un mundo de mentiras, muchos hoy colaboran con ese fin, pero me esperanzo pensando que la mayoría prefiere transitar el duro camino de la verdad. Como dicen, la más fea de las verdades es mejor que la más bonita de las mentiras. Diego Castro dcastro.contacto@gmail.com