Clarín

Un director con vocación docente El músico alemán repasa sus orígenes y pone el foco en las carencias que encontró en la formación local.

- Sandra de la Fuente Especial para Clarín

La Orquesta Académica del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón se sumó a la sexta edición del Festival de Trancoso, en Brasil. Con la dirección musical del alemán Wolfgang Roese, la orquesta tendrá la oportunida­d de tocar en dos funciones. El 24 hará un programa de música de películas; el 25 lo dedicará a partituras de ópera, junto con la sopranos Julia Thornton, Angelica de la Riva y Camila Rabelo, la mezzo Svetlana Shilova, el barítono Alexander Kasyanov y el tenor Enrique Folger. También participar­án el Coral Lírico de Minas Gerais y el Coro Académico Yurlov de Rusia.

El encuentro tendrá lugar en el Teatro L’Occitane. Gracias a la eficiente ayuda de Eugenio Scavo, los 85 músicos de la orquesta más joven del Colón ya están en la ciudad brasileña, disfrutand­o del intercambi­o con otros músicos de orquesta. No son sólo alumnos, sino también egresados y ex integrante­s, que se sumaron a la gira. Pero, ¿quién es Wolfgang Roese, el locuaz director que acompañará a la orquesta?

“Vengo de una familia obrera de Friburgo. Mi madre tocaba el piano y mi padre era un rockero fanático de Rolling Stones, que odiaba a Los Beatles. Son parte de la generación hippie, pero eran muy críticos de ese movimiento. Una familia donde la discusión política nos mantenía entretenid­os, intelectua­les de izquierda. Apenas aprendí a tocar un poco quería hacer Rachmanino­ff para impresiona­r a las chicas, pero mi madre insistía con Bach, que a mí no me interesaba para nada”, cuenta Roese.

-¿Sigue sin interesart­e?

-No sería músico si no me interesara la música de Bach. Cuando dejé la adolescenc­ia me volví fanático de su obra. Te diría que hoy es mi referencia junto con algunos nombres del siglo XX, entre los que están Mahler -su obra como director no es menor que lo que hizo como compositor- y Shostakovi­ch. Te diría que desde la 9na de Beethoven, se abre un mundo interesant­ísimo para interpreta­r.

-Eras pianista. ¿Cómo pasaste a la dirección?

-Siempre quise ser concertist­a pero también director de orquesta. En la mañana que iba a anotarme para ambas carreras, descubrí que debía elegir entre una u otra. Después de ver que para el piano tenía 700 competidor­es y que, en cambio, para dirección había solamente tres. No me costó nada elegir. Yo ya venía dirigiendo mi propia orquesta, pero no tenía técnica.

-Hablemos de la Académica. ¿Cómo la ves en comparació­n con otras orquestas?

-Pensé mucho qué decir en esta entrevista, y realmente prefiero ser honesto porque no es responsabi­lidad de los jóvenes músicos si la orquesta no suena como yo esperaba. Cuando me hablaron de la formación más joven del Colón, imaginé a la juvenil de Karajan. Con ese nivel de expectativ­as fue difícil el primer contacto. Pero creo que tienen gran pasión y aprenden muy rápidament­e. Lo que sucede es que no han recibido una buena educación orquestal. Cada uno tocaba su instrument­o muy bien, pero sin escuchar el conjunto. El problema no es con ellos, sino que quienes dirigen una orquesta juvenil deben tener una voluntad docente; no sólo dirigir su repertorio e irse. También es cierto que esta orquesta tiene muchos directores invitados, y sería bueno que tuviera un director principal. Aunque incluso los directores invitados deberían ocuparse de capacitar a la orquesta. De cualquier modo, ya logramos equilibrar­nos. Los primeros días fueron difíciles porque había que erradicar malos hábitos.

-¿Cuáles?

-Uno de los que me impresiona­ron más inmediatam­ente fue la imposibili­dad de tocar dinámicas extremas -muy fuerte o muy suave- todo sonaba en el mismo volumen medio. El repertorio exige un gran rango dinámico, y además hay que acompañar a los cantantes, escucharlo­s... También me sorprendió que supieran tan poco sobre ópera.

-Imaginabas una orquesta muy relacionad­a con la lírica.

-Claro. Pero nunca habían tocado ópera. Así que lo primero que hice fue pedirles que cantaran las melodías de cada pieza. Había que ordenar las cosas, pero son chicos con un gran talento y una enorme curiosidad. Absorben todo rápidament­e. Eso sí, después del primer ensayo, quedaron exhaustos.

 ??  ?? Roese en pleno trabajo con la Académica. “Son chicos con un gran talento y una enorme curiosidad”, dice.
Roese en pleno trabajo con la Académica. “Son chicos con un gran talento y una enorme curiosidad”, dice.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina