Las mujeres jóvenes, las más afectadas por el desempleo
El desempleo sigue golpeando con más fuerza a los jóvenes. Con una tasa de desocupación promedio del 7,6%, entre los varones de menos de 29 años asciende al 14,8% y en las
mujeres de esas edades al 19,7%. Y como pasa con tantos otros indicadores sociales y laborales, en los partidos del Gran Buenos Aires el desempleo juvenil entre los varones es del 16,4% y llega hasta el 24,7% entre las mujeres, de acuerdo a las cifras del INDEC del cuarto trimestre de 2016.
En la Ciudad de Buenos Aires, el desempleo juvenil entre los varones es del 15,6%, superior al 14,8% de las mujeres, por las mayores actividades de servicios en el distrito Capital, mientras en otras regiones, en especial en el Norte, como Formosa, Jujuy o Santiago del Estero, tanto la tasa de empleo como de desempleo entre las mujeres jóvenes son muy bajos, lo que indica un elevado grado de autotrabajo casero y retiro del mercado de trabajo.
En tanto, hacia fin de año la tasa de actividad se redujo en especial entre los jóvenes y con más fuerza entre las mujeres que residen en el conurbano bonaerense, una zona que, además, es recepción de migración interna y externa. Además es muy alta, llega al 28,3%, la tasa de sobreocupación horaria, por el doble empleo o las horas extras casi permanentes, y mayor la subocupación (12,1%).
Todo esto tuvo como consecuencia que muchos jóvenes, por la falta de oportunidades laborales, dejaran de buscar empleo y pasaran a la inactividad. Estos índices son además inestables porque la trayectoria laboral juvenil combina etapas de empleo, desempleo, subempleo, inactividad, contratos temporales y/o au- toempleo. Y entre los ocupados en relación de dependencia los niveles de informalidad juvenil duplican a los del total de los asalariados que en promedio se ubica en el 33,6% y el Gran Buenos Aires se eleva al 36,4%.
De los casi 10 millones de aportantes al Sistema previsional de la ANSeS apenas 2 millones son ocupados menores de 29 años, de los cuales 1,2 millón son varones y 800.000 mujeres, con ingresos menores al resto de los ocupados.
De todos esos indicadores se desprende que la categoría “Ni-Ni” para designar a los jóvenes que no estudian ni trabajan está afectada, en el mercado de trabajo, por los bajos ingresos, la informalidad y las mayores dificultades de inserción laboral de los jóvenes, más aún en un contexto de bajo crecimiento y recesión como pasó en los últimos 5 años.