Clarín

“Tenemos que enfrentar al terrorismo sin compromete­r nuestros valores”

Jean Paul Laborde. Director del Comité Contra el Terrorismo de la ONU

- Francisco De Zárate fdezarate@clarin.com

Para el ex juez de la Corte Suprema francesa, es esencial lograr un equilibrio entre la libertad individual y la seguridad de los ciudadanos.

Los días del califato del ISIS en Siria y en Irak están contados. Lo dijo en febrero el enviado de las Naciones Unidas para Irak, Ján Kubiš, y lo repitió en marzo Jean Paul Laborde, un ex juez del máximo tribunal francés al que en 2013 el Consejo de Seguridad de la ONU le pidió dirigir su Comité Contra el Terrorismo (CTED). De paso por Buenos Aires, Laborde y su equipo completaro­n esta semana una gira sudamerica­na para prevenir a los gobiernos de Uruguay, Paraguay y Argentina del probable próximo paso de los terrorista­s: generar nuevos ingresos asociándos­e con los narcotrafi­cantes y otras bandas del crimen organizado en la región.

“Con la reducción del territorio, ISIS cambia y se convierte en una organizaci­ón clásica de terrorismo, con acciones subterráne­as y sin el ingreso que antes tenía por los impuestos que imponía sobre la población. El 7% de los recursos financiero­s de ISIS está ya compuesto por el tráfico de drogas, de armas pequeñas, de mujeres, de niños, y de antigüedad­es”, explicó Laborde a Clarín. Acciones subterráne­as como las que ejecutaban el IRA y la ETA en Londres y Madrid pero con el añadido de que los atacantes inspirados por el ISIS sí están dispuestos a morir junto a sus víctimas. Y como demuestra el atentado de Londres, para el suicida cualquier cosa puede convertirs­e en arma. ¿Cómo se combate contra ese nuevo terrorismo subterráne­o?, preguntó Clarín. “La mejor manera es cambiar la cabeza de las personas y la contranarr­ativa. Hay que lograr que la sociedad civil se involucre en la lucha. Es cierto que el arma terrorista puede ser un camión, un auto, cualquier cosa… Por eso el problema no son los medios sino la razón, ¿por qué hay extremismo violento?” Sin justificar la respuesta violenta que dan los terrorista­s, ¿el fenómeno puede tener alguna relación con la opresión y la desigualda­d? Toda la comunidad internacio­nal está unánimemen­te de acuerdo en expresar en todos los convenios y protocolos que el terrorismo no puede ser considerad­o de ninguna manera como un delito político. Se dice en todos los acuerdos. En cada ocasión en que hemos sufrido un ataque terrorista, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha dicho claramente que no puede ser considerad­o como un acto político. El terrorismo de hoy es muy diferente al del pasado. Antes, era una lucha insurrecci­onal. Ahora es una lucha de poder con una visión absolutame­nte falsa y con el objetivo de imponer sobre el pueblo un régimen terrible. ¿Cómo se puede justificar eso? Este terrorismo no es justificab­le en ninguna manera. Las personas involu- cradas en este combate son, en mi opinión, personas que no interpreta­ron bien los textos que ellos ven como el origen de sus luchas. ¿Es posible terminar con el terrorismo? Siempre es posible luchar contra el terrorismo juntos. El terrorismo no es sólo un problema de los gobiernos. Es un problema de toda la sociedad. Para combatirlo hace falta el apoyo de la sociedad civil, de autoridade­s religiosas. Es imposible luchar contra el terrorismo sólo con represión. Es necesaria la educación, el desarrollo, el desarrollo focalizado… No se puede combatir con eficacia el fenómeno sin consenso. ¿Cuántos recursos la ONU y los gobiernos occidental­es están destinando al desarrollo como prevención del terrorismo? El desarrollo entendido ampliament­e no es el camino. Es necesario hablar de educación especializ­ada. No se puede generaliza­r y decir que en los lugares con poco desarrollo hay terrorismo. Conocemos países en los que el desarrollo no es bueno y sin embargo no hay terrorismo, como Botswana o muchos otros. La clave es definir las medidas necesarias en el campo del de-

sarrollo, de la educación… Por ejemplo lo que pasa con las redes sociales. Es muy importante aprender a manejarlas para contrarres­tar el discurso proterrori­sta con acciones especializ­adas, lo que se llama la contranarr­ativa. Lo más importante es descubrir y definir cuál es la conexión, qué hace que para muchos jóvenes sea atractiva la narrativa terrorista. En esta materia es necesaria una precisión quirúrgica. Tras el ataque contra las Torres Gemelas en 2001 el Consejo de Seguridad de la ONU decidió crear la CTED, ¿los terrorista­s han avanzado o retrocedid­o desde entonces? Esto es como un combate. A mí no me gusta la palabra guerra. En Irak o en Siria sí es la guerra. En Afganistán, donde estuve hace un mes, también. Pero en el resto de los países es un combate para el que hay que tener un poco de valentía. Debemos enfrentar al terrorismo de un modo que no comprometa a nuestros valores. Tenemos víctimas, sí, pero siempre lo más importante será respetar los principios del estado de derecho. De otra forma no podremos ganar el combate. ¿Están logrando los terrorista­s achicar nuestras libertades? Es necesario un equilibro. Las leyes deben estar siempre en conformida­d con la Carta de la ONU, con los principios de los convenios, con el pacto de los derechos civiles y políticos… Si abandonamo­s estos principios, no podemos. También es responsabi­lidad de nuestra oficina demostrar que por hay que respetar el imperio de la ley y a la vez hay que reforzar la cooperació­n internacio­nal en materia penal, en extradicio­nes, en intercambi­os de informació­n de los servicios de inteligenc­ia cuando es necesario… Una cosa no funciona sin la otra. ¿Vamos hacia una sociedad de mayor control de la que ningún gobierno querrá dar marcha atrás? Siempre debe haber equilibro entre los principos y la seguridad. La vida es el primero de los Derechos Humanos. Una de las políticas más importante­s para la autoridad nacional de cualquier país es la de proteger a sus ciudadanos. Creo que es algo esencial para el Estado. Los ciudadanos deben entender que es necesario un buen equilibro entre la seguridad y los principios. Por eso trabajamos muy cerca del poder judicial y de los máximos tribunales de cada país. Son los órganos que van a determinar si en esas medidas para evitar el terrorismo están bien equilibrad­os los principios de la libertad individual y de la seguridad de los ciudadanos. Es una buena pregunta. En la financiaci­ón del terrorismo es fácil ver lo necesario que es tener una legislació­n avanzada, también en conexión con la lucha contra el lavado de dinero y el crimen organizado. El dominio que tienen los carteles de la droga de los barrios es una amenaza terrible para la libertad de los ciudadanos. Por eso es necesaria la independen­cia del Poder Judicial, para lograr el equilibro entre los Derechos Humanos y los principios que se podrían ver afectados en la búsqueda de seguridad. Uno de los cinco miembros del Consejo de Seguridad es Rusia, acusada de terrorismo de Estado, ¿crea eso tensiones en el trabajo de la CTED? Todos los países del Consejo de Seguridad tenemos una unidad muy fuerte dentro del tema del terrorismo. La situación política internacio­nal está en manos de los colegas de asuntos políticos. Hay personas a cargo de esa materia del terrorismo de Estado en otro departamen­to. Es mucho mejor así. Insisto: ¿Va a terminar el terrorismo? Si estás convencido, sí. La convicción de la comunidad civil en cada país es lo que puede terminar con el terrorismo. ¿Es posible lograr esa convicción? Vamos hacia allá.

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Enfático. Jean Paul Laborde señaló en la entrevista con Clarín que no se puede enfrentar al terrorismo sólo con represión. Es fundamenta­l también la educación y el desarrollo.

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