Clarín

Time Warp

La tragedia que, un año después, sigue sin culpables

- Mariana Iglesias miglesias@clarin.com

Pasó ya casi un año de aquella noche en la que cinco chicos terminaron muertos en medio de la fiesta electrónic­a de la Costanera. Esa madrugada del 16 de abril hubo montones de heridos, varios quedaron internados por días. Después se supo que a Costa Salguero había entrado más del doble de gente que la permitida, que había muchos dealers, que las pastillas de éxtasis circulaban sin vergüenza, que no había agua en los baños mientras que las botellitas Block aumentaban de precio minuto a minuto, que muchos se intoxicaro­n y tantos otros se descompusi­eron por el hacinamien­to. En agosto, el juez consideró que parte de la causa que involucra a los organizado­res de la Time Warp podía elevarse a juicio, pero desde entonces sus defensas han planteado una queja tras otra en una

estrategia clara de dilatar el juicio, todavía sin fecha.

Desde el primer día, el juez federal Sebastián Casanello y el fiscal federal Federico Delgado dividieron la causa en tres partes no sólo para separar el nivel de responsabi­lidades de los organizado­res, los prefectos y los inspectore­s porteños sino tam

bién para agilizarla. Pero a pesar de la celeridad inicial que hacía pensar que el juicio empezaría a fines de 2016, la causa aún hoy sigue creciendo: ya fueron indagadas 74 personas (12 de la organizaci­ón, 56 de Prefectura y 6 del Gobierno de la Ciudad), se procesó a 39 (8 de la organizaci­ón, 25 de la PNA y 5 GCBA), y se tomaron unas 100 declaracio­nes testimonia­les, además de los múltiples allanamien­tos y pericias. Las autopsias determinar­on que los chicos murieron por policonsum­o. Francisco Bertotti, Bruno Boni, Andrés Valdez, Nicolás Becerra y Martín Bazano tenían en-

tre 21 y 25 años, y los análisis forenses indicaron que todos tenían éxtasis en sus cuerpos, pero también marihuana y cocaína.

“En un espacio cerrado, la organizaci­ón generó las condicione­s para que un grupo de personas vendiesen libremente drogas a los concurren

tes. Permitiero­n la venta de drogas porque las sintéticas requieren de hidratació­n constante, y la organizaci­ón vendía el agua. De este modo las drogas fueron el vehículo para vender más agua. La organizaci­ón se presentaba como una empresa (Dell) que contrataba a otras, pero la prueba demostró que era un solo grupo empresario conducido por Victor Stinfale que condensó toda la organizaci­ón del evento”, escribió entonces el fiscal Delgado. La hipótesis del fiscal era clara y la llamó “el negocio del agua”: los organizado­res habían preparado el ambiente para que se vendiera droga y los chicos consumiera­n el agua Block que ellos mismos vendían.

En mayo, el juez Casanello procesó entonces con prisión preventiva a Stinfale, el presidente de Dell Produccion­es, Adrián Conci, los apoderados Carlos Garat y Maximilian­o Ávila, el responsabl­e de los accesos, Carlos “Chino” Penise, y el asesor artístico del evento, Martín Gontad, como coautores de los delitos de comercio de estupefaci­entes agravado y abandono de personas seguido de muerte (a Gontad en calidad de partícipe necesario).

Pero en julio, la Sala II de la Cámara Federal de Apelacione­s, integrada por los jueces Eduardo Farah, Martín Irurzun y Horacio Cattani (que no fir- mó porque estaba de licencia), revocaron la prisión preventiva y modificaro­n la calificaci­ón por el delito de facilitaci­ón de lugar para el comercio de estupefaci­entes, homicidio culposo y lesiones graves culposas, que tienen una pena menor. Así, los tres hombres que habían estado prófugos por meses se presentaro­n ante la Justicia: Walter Santangelo, la cara de Energy Group, Diego Herrera, director suplente de Dell Produccion­es, y Facundo González, apoderado de Dell Produccion­es. Casanello los procesó como al resto de los organizado­res, sobreseyó a Herrera y consideró que la instrucció­n estaba completa como para ser elevada a juicio oral.

Entonces empezaron los planteos

de las defensas -lideradas por Mariano Cuneo Libarona, Fernando Burlando y Matías Morla- para que se tomaron más testimonio­s y la Cámara hizo lugar.

El 20 de septiembre se dispusiero­n 17 declaracio­nes testimonia­les, pero las quejas siguieron y en diciembre se citaron a otros 32 testigos. Lo mismo ocurrió días atrás y se dispusiero­n otras 13 declaracio­nes testimonia­les, que terminarán el 31 de marzo. La defensa también recusó a Delgado dos veces por hablar con la pren

sa, pero Casanello las rechazó. Si no se presentan más quejas, los organizado­res deberían enfrentar el jucio en tres o cuatro meses.

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Rastros de la noche. La foto es de la mañana del 16 de abril. Unas horas antes, en ese predio de Costa Salguero, habían muerto cinco jóvenes por consumo de drogas sintéticas.
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