Clarín

Culpables de nada

- Daniel Ulanovsky Sack dulanovsky@clarin.com

Aparece rápido, aunque no nos atrevamos a decirlo. Culpa. Por no quedarnos todo lo que quisiéramo­s, por si pasa algo cuando estamos lejos, por no poder ayudar más cuando uno siente que eso quisiera... si no tuviera hijos, trabajo, otra vida.

Conozco, de manera casi calcada, las sensacione­s que cuenta Giselle. Soy rosarino, vivo en Buenos Aires, mis padres murieron cuando yo ya estaba acá desde hacía tiempo. Hay dos sensacione­s que

no olvido. La primera es cómo una distancia que no es grande se convierte -por lo triste, por lo complicado, por el dolor, por las trabas- en un espacio distante, lejano. Es que lo cotidiano genera una red que nos envuelve en un universo distinto. A uno le da bronca porque parece ilógico: apenas unas horas ya evaporan la noción de compartir y convierten la visita en eso, en una visita, y no en un estar-como-si-nada.

La otra sensación: el cordón umbilical tiene dos momentos inquebrant­ables. El nacer, claro, el momento en que el mundo no tiene significad­o sin los padres. Y el partir porque la muerte agiganta su sinsentido si los amores no se intuyen cerca.

Aparece también una oposición entre lo contemporá­neo y lo ancestral. La geografía, en una época, era pura frontera. Casi nadie iba más allá de unos pocos kilómetros de su lugar de nacimiento. Luego el mundo se achicó y se pudo viajar con cierta seguridad pero no resultaba sencillo volver. Así, tantos inmigrante­s a América dejaban su lugar sabiendo que no regresaría­n jamás.

Hoy se puede llegar a las antípodas an

tes de darse cuenta. ¿Quince, veinte horas a lo sumo? No es nada. Pero la distancia está en otra parte. Pagar los pasajes, tener el tiempo, saber con quién dejar ese pequeño espacio que se ha construido en otra latitud. Se viaja, sí, pero no es tan fácil hacerlo y la lejanía se acentúa. Paradojas del siglo XXI: un mundo más chico no significa estar más cerca.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina