Clarín

La idea futbolísti­ca del técnico hay que discutirla antes

- Adrián Maladesky amaladesky@clarin.com

¿La solución es echar a Bauza? ¿Acaso vamos a jugar una Eliminator­ia con tres técnicos distintos?

El entorno del fútbol argentino, al igual que su Selección, no tiene pausa, no sabe a qué juega, no piensa: sólo tiene urgencias. Está claro que lo único elogiable del equipo en su última presentaci­ón es el resultado y que las declaracio­nes de su técnico parecen absurdas, siendo amables, pero alguna vez habría que analizar las cosas desde el proyecto. Es cierto que la llegada del Patón se produjo en un momento de desorden de la AFA y que lo eligió un dirigente (Armando Pérez) que ya no tiene ningún peso, pero también lo es que no se trata de un entrenador sin pergaminos y que las opciones más elevadas (Simeone, Sampaoli) no aceptaron. Pero lo más importante: la idea futbolísti­ca del técnico se debe discutir antes de elegirlo y no después de que haya dirigido siete partidos, aunque la cosecha en puntos sea pobre y el rendimient­o del equipo más pobre aún. ¿Esto quiere decir que hay que ban

cárselo como sea? No. Quiere decir que no ayuda ser golpista. El último DT de la Selección que completó un ciclo de cuatro años (en realidad lo superó) fue Bielsa. Después fueron todas gestiones cortas: Pekerman dirigió al equipo 27 partidos; Basile, 28; Maradona, 24; Batista, 17; Sabella, 41 (tres años) y Martino, 29. Estilos distintos, a veces antagónico­s, ninguna coherencia. Del otro lado del charco, el Maestro Tabárez cumplió 168 en- cuentros con Uruguay. Dirán que perdió 4-1 con Brasil, como si Argentina no hubiera sido goleada 3-0 meses atrás por el mismo rival. De este lado del mapa hay alergia al largo plazo.

Es cierto: ante Chile lo que hizo la Selección dio más bronca que otra cosa. Se acomodó en la tabla pero no lo suficiente para despejar los fantasmas de una improbable ausencia en Rusia. Los números dicen una cosa y el equipo otra muy diferente.

El objetivo de Bauza es clasificar al Mundial, con el pico y la pala si es necesario, más allá de que tenga a Messi en el plantel. Después tratará de darle otra musculatur­a al equipo, pero siempre dentro de un estilo que prioriza el equilibrio, un eufemismo que esconde su vocación defensiva. Discutible, criticable, porque Argentina tiene los jugadores para jugar mucho mejor. ¿Lo haría cambiando de técnico todos los años?

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