La maestra que muchos querríamos tener
Fino humor y altas dosis de ironía para pincelar la vida de una mujer políticamente incorrecta. Y muy piola.
En el barrio de las maestras televisivas, Rita viviría en la vereda de enfrente de Jacinta Pichimahuída. El mismo amor (el de los alumnos), la misma dedicación. Pero otro estilo. Opuesto. La Rita de Rita -exquisita comedia de Dinamarca que está disponible en Netflix- es guarra, políticamente incorrecta, crack para los chicos, un dolor de cabeza para sus colegas. Y un personaje que se corre del lugar común de las criaturas de ficción a las que uno les llevaría una manzana. No porque no se la merezca... sino porque ella, seguramente, la rechazaría.
Estrenada en su país en 2012, la serie -que ya lleva tres temporadas, aquí recién se está dando la primera- tiene la vigencia de un modo de ejercer la docencia que cada tanto asoma en las aulas del mundo: el de agitar las banderas de lo poco ortodoxo, pero muy educativo. No cabe duda de que Rita es una gran maestra, de ésas que muchos querríamos tener, porque sabe enseñar, sabe escuchar, sabe contener, sabe priorizar la necesidad ajena a la imperiosa marcación de un plan de estudios. Si un día necesita parar la clase para explicar las consecuencias del bullying, se cruza de piernas sobre el escritorio y lo hace. Y frena la ola de temor a tiempo.
Puertas afuera de su espacio, el resto -no todos- de los profesores la pincela como “la diferente”, más como una señal de envidia que de categoría. Y ella se ríe del pelotón, sin siquiera dibujar la mueca. Lo suyo es la acidez, la ironía, la certeza de que romper el molde tiene sus beneficios.
Más allá de los diálogos reflexivos, matizados por el humor, y del interesante perfil que Christian Torpe -el creador del programa- diseñó para el personaje principal, Rita marca diferencia por la composición de Mille Dinesen, la actriz danesa de 43 años que tiene un largo recorrido en la actuación. De hecho, también participó en Borgen, la serie dramática que lleva un paso triunfal por varios países y que recrea sin concesiones la política de Dinamarca.
La avanzada nórdica en materia de series es cosa seria y la Argentina ya está dando cuenta de eso. Por ahora, la sorpresa la da Rita, con ágiles capítulos de 40 minutos. Si bien hay un tópico por episodio, enfocado en lo que sucede en la escuela, la continuidad narrativa se da cuando la cámara apunta a su vida, que toma fuerza al traspasar los arbustos que separan su casa del colegio. Después de dar esos pasos, soltar su bolsa y no quitarse la camisa escocesa que casi siempre lleva puesta -no siempre la misma, por cierto-, aparece el otro costado la señora Madsen, madre de tres hijos, separada, ferviente defensora del sexo sin amor, mujer que puede convivir con el desorden.
Queda claro que Ricco, Molly y Jeppe no encuentran en ella a la madre perfecta. Sí a una madre posible, con contradicciones, con espíritu libre y algunas simpáticas confusiones. Pero con la certeza de que la honestidad y el deseo son dos palabras que deben estar en el vocabulario cotidiano. Lo que la vuelve un personaje adorable, tanto afuera como adentrot del aula. Rita enseña, aunque no siempre esté dando clases.