Música, un joven desnudo y la mujer que detuvo un blindado, todo para la protesta
Imaginación y coraje. Los venezolanos refuerzan con gran creatividad y audacia las marchas contras el régimen.
En las dos semanas de protestas en Venezuela contra el Gobierno del presidente Nicolás Maduro se ha visto algo más que humo, armas y escudos: también ha habido espacio para el lenguaje de la no violencia hasta el punto de la desnudez y para la creatividad.
Desde el 4 de abril, cuando comenzaron las protestas, han muerto unas 20 personas tanto en el marco de las manifestaciones como en hechos violentos colaterales. Pero ha habido asimismo manifestantes anónimos que escogieron una manera propia de expresar su descontento frente a una fuerza militar y policial que no ha cedido en su accionar represivo, utilizando el gas lacrimógeno como artillería predilecta.
Esta semana apareció un mensaje reflejado con luces en un edi
ficio del oeste de Caracas al estilo de la famosa señal de emergencia con la que las autoridades pedían la ayuda de Batman en Gotham City, pero que en este caso decía: “Maduro, dictador”.
Por su parte, una abuela contuvo el avance de un carro blindado militar desarmada y con una bandera venezolana como capa en una imagen conmovedora (ver foto) que se viralizó. En otro caso, un manifestante se enfrentó a la policía desnudo para pedir que dejaran de lanzar bombas lacrimógenas y otro respondió a la embestida improvisando un concierto de cuatro, la guitarrita de cuatro cuerdas infaltable en las piezas folclóricas venezolanas.
Al grupo de manifestantes anónimos no dejaron de sumarse también famosos. El dúo de reguetón y pop latino Chino y Nacho se separó recientemente, pero los dos participaron, cada uno por su lado, en las protestas. Miguel Ignacio Mendoza y Jesús Miranda cambiaron por momentos las luces del escenario por las concurridas demostraciones opositoras en Caracas.
Los intérpretes del éxito “Mi niña bonita” llamaron personalmente a los manifestantes a no decaer en sus reclamos. A Mendoza, más conocido como Nacho, se lo vio despejando una parte de la autopista Francisco de Miranda, escenario de las escaramuzas, de piedras y escombros usados como proyectiles contra la policía. Miranda, quien incursionó también en el cine, se fotografió en uno de los accesos del subte de Caracas un día de convocatoria a una marcha y dispuesto a caminar.
Pese a la fama de los cantantes, más titulares ganó el manifestante que se enfrentó desnudo a los policías, quienes tras salir de la sorpresa por la osadía respondieron lanzándole a los pies una bomba lacrimógena. El muchacho hizo frente al pelotón con una Biblia en la mano. Se subió a la parte frontal de un carro blindado y le gritó al operador que dejara de lanzar bombas. Con solo zapatos, medias blancas y un bolso cruzado al pecho, se ganó el título de “libertario” de la autopista, pero además de las bombas sufrió decenas de heridas de perdigones.
Maduro se burló de él. En un acto en un centro médico, calificó como un “show” el que apareciera desnudo ante las autoridades y afirmó que la oposición no tiene límites para el ridículo. “Menos mal que no se le cayó un jabón (sugiriendo que estaría en la ducha) porque hubiese sido detestable esa foto. Horrorosa. ‘Recoge el jabón mijo, para la foto’, horrible hubiera sido”, agregó en medio de risas obligadas de sus colaboradores.
Un día antes, fue esa mujer madura la que emuló la escena de la plaza de Tiananmen en la revueltas de 1989 en China, cuando un hombre se paró frente a un tanque de guerra. Ella se plantó ante un carro blindado de la policía, que los manifestantes llaman “rinoceronte”, y no se movió pese a que le lanzaron una andanada de gases.
Con una bandera atada al cuello y una gorra tricolor, soportó la embestida por unos momentos hasta que fue detenida por agentes antidisturbios. Se ganó titulares de “valiente” y “heroica” al contener la acción represiva en la autopista el miércoles, un día en que las protestas dejaron tres muertos y decenas de heridos. De la mujer se sabe poco. Que tiene el pelo corto y canoso y que sería portuguesa. Se mantuvo muy cerca del cordón policial y se negó a retroceder pese al humo. Solo se cubría los ojos y la nariz con un pedazo de tela.