Odebrecht presenta pruebas de sobornos por US$ 40 millones a Temer
Se habrían depositado en paraísos fiscales cuando él era candidato a vicepresidente con Dilma Rousseff.
Sobornos por 40 millones de dólares que fueron depositados en cuentas en el exterior, en cinco paraísos fiscales, por el grupo Odebrecht, comprometen al presidente de Brasil Michel Temer en forma directa. La empresa presentó extractos que muestran las transferencias e informó que fueron hechas luego de una reunión en 2010 con el jefe de Estado, cuando él era candidato a vicepresidente en la fórmula con Dilma Rousseff.
Según uno de los delatores del holding, Marcio Faria, quedó claro que no se trataba de financiación para la campaña sino, directamente, sobornos. Ese monto fue negociado como una una suerte de “comisión” que debía ser pagada por un negocio de la constructora con la estatal Petrobras, luego de ganar un contrato que ascendió a 825 millones de dólares.
El monto de lo transferido al grupo de Temer ascendió a 5% de ese valor. Farias aclaró que todo esto se arregló directamente en las oficinas que el jefe del Planalto tenía entonces en San Pablo y en su presencia.
“No dijimos valores pero fue explícito que esto no iba a la campaña electoral. Eran coimas”, sostuvo. El total del dinero había sido arreglado pre- viamente con el ex diputado y ex presidente de la Cámara Baja Eduardo Cunha, ahora preso. “Y Temer (en esa reunión) estuvo de acuerdo con la cifra. Le dio su bendición”, según Faria.
Los depósitos fueron realizados entre julio 2010 y y diciembre de 2011 en paraísos fiscales. Para llevar adelante la operatoria, la empresa realizó 50 depósitos en cuentas en el exterior. Fueron utilizadas para ese fin cinco empresas radicadas en paraísos fiscales. El jefe del Planalto admitió que había tenido lugar ese encuentro en la capital paulista con los directivos de Odebrecht, pero negó que se hubiera hablado de sobornos.
Los ex ejecutivos de la constructora que testimoniaron en la causa Lava Jato dijeron que un 1% de los sobornos negociados, aproximadamente unos 8 millones, fue entregado al Partido de los Trabajadores. Quienes recibieron tandas de ese dinero fueron el ex tesorero de la organización Joao Vaccari, el ex senador Delcídio Amaral y el actual senador Humberto Costa. La entrega de esa porción fue realizada en reales, en distintos hoteles de San Pablo y en una oficina de Río de Janeiro.
Hubo otro “beneficiario” por esa coima. Se trata de un ex ingeniero de Petrobras que trabajaba para el entonces director del área internacional de la petrolera estatal Jorge Zelada. Estos fueron quienes garantizaron, en definitiva, un contrato “realizado en forma fraudulenta” según los propios protagonistas en la que además de Odebrecht participaron también otras dos constructoras brasileñas: Andrade Gutiérrez y OAS.
El procurador general Rodrigo Janot pidió a la Corte Suprema que abra investigaciones sobre los políticos involucrados. Pero hasta ahora solo se previó realizar indagaciones de la policía federal con dos de los mencionados: el senador Costa y el ex senador Amaral.
La oficina de prensa de Temer dijo que el presidente “jamás trató de valores con el señor Márcio Faria” y señaló que “la narración divulgada no se corresponde con los hechos y está basada en una mentira absoluta”.
El mandatario admitió la existencia de la reunión, “pero lo que realmente ocurrió en 2010 en San Pablo es que Faria fue presentado al presidente por el entonces diputado Eduardo Cunha. La conversación fue rápida y superficial y no versó sobre valores o contratos en Petrobras”.
Los escándalos de corrupción han golpeado con dureza a toda la clase política brasileña. Funcionarios, legisladores y miembros de diferentes partidos fueron mencionados por los ex ejecutivos de Odebrecht que acordaron con la Justicia aportar información a cambio de una reducción de sus penas de prisión.
Con todo, Temer sostuvo, en una entrevista con la agencia española EFE que “el país no puede paralizarse” por causa del Lava Jato. Cuando le preguntaron acerca del proceso instaurado en el Tribunal Superior Electoral (TSE) y que podría desembocar en una anulación de la victoria de la fórmula Rousseff-Temer en 2014, el jefe del Planalto sostuvo: “Habrá presentación de muchas apelaciones, tanto en ese tribunal como en la Corte Suprema. Es decir, hay todavía un largo trayecto procesal a recorrer” que podría terminar más allá de las elecciones presidenciales de 2018.