Los Lo Beatles, otra excusa para p hablar de ciencia
Un U experto convocó a cientos de personas en Palermo.
El aporte cultural de los Beatles fue tan significativo que les bastaron 10 años (1960-1970) para cambiar el paradigma de la música popular. Su gran innovación fue modificar la fórmula tradicional de armonía, melodía, ritmo y matices, envasada dentro de las canciones. A 47 años de su desaparición como grupo, se siguen hallando ligaduras con sus acordes. Esta vez, desde la ciencia. Así, el físico y divulgador uruguayo Ernesto Blanco, ofreció ayer la charla “Beatlemanía científica”, en El Centro Cultural de la Ciencia (C3) de Palermo, en la que intentó establecer, por ejemplo, una co-
rrelación entre la película Yellow Submarine y la teoría de la relatividad y explicar secretos algorítmicos detrás de sus temas más populares. La convocatoria fue un éxito: las 450 butacas de la sala estuvieron ocupadas y hasta quedó gente afuera.
La física se vale de las matemáticas para entender muchos aspectos vinculados a la música. Las guitarras de George y John y el bajo de Paul no escapan a estas normas. “Al igual que con cualquier otro fenómeno del universo, los Beatles y su música pueden ser revisados desde la ciencia. Al hacer esto encontramos muchos puntos interesantes, ya que su influencia no se restringe a las matemáticas y la física de los soni-
dos, sino que abarca cuestiones de biología, neurociencias y astronomía, entre otras ciencias”, dice Blanco.
El enlace entre los Beatles y la teoría científica, de acuerdo a Blanco, es el in
vestigador. Quien puede estar muchos años analizando y repitiendo lo que otros consiguieron en el laboratorio, pero en un momento de su carrera debe apuntar hacia una dirección excepcio
nal y dejarse llevar por una idea. Algo semejante a lo que lograron los Beatles con la música. La satisfacción interna de descubrir una novedad se asemeja a tocar un grupo de cuerdas por vez primera, como sucedió en el tema Eleanor Rigby, destaca el divulgador.
En la conferencia del C3, Blanco ex-
puso las nociones de física y matemática a las que recurrieron para generar efectos especiales en el tema A Hard
Day’s Night, en una época en que nadie lo consideraba viable y calificó al acorde que inicia el hit como el más intrigante en la historia de la música, ya que al parecer, sólo pudo ser alcanzado con una cuerda desafinada.
“Los primeros intentos de entender la naturaleza de un modo numérico fueron realizados por Pitágoras quien advirtió que el sonido de dos cuerdas de un instrumento musical resultaba armónico cuando existía una relación matemática precisa entre sus longitudes. Con respecto a los Beatles, el investigador canadiense Jason Brown buscó una aproximación similar al tema A Hard
Day’s Night mediante un modelo de cálculo llamado análisis de Fourier”, indica el físico uruguayo. Así, luego de investigar escalas mayores y menores por años, concluyó que sólo era factible obtener ese sonido con la cuerda “levemente desafinada”.
En 1969 se estrenó Yellow Submarine, filme de animación en el que los Beatles viajan en un submarino amarillo a Pepper Land para terminar con el dominio del tirano Azul y su séquito de criaturas psicodélicas. Blanco explica que los sucesos relatados en la película están emparentados con las extrañezas que la física de principios del siglo
XX trajo consigo. Y que algunas cuestiones vinculadas con el mar de agujeros, al que los cuatro músicos llegan tras sonar Lucy in the Sky with Diamonds, pueden interpretarse, según Blanco, como una analogía de cómo los físicos han comprendido la antimateria.
Para reforzar esta pensamiento, menciona que en otra escena los cuatro están encerrados en una esfera de cristal azul y descubren a otros que tienen un extraordinario parecido con ellos mismos. Si relacionamos lo que allí sucede con los planteos del físico británico Paul
Dirac, señala Blanco, podríamos consi derar que esas copias son una suerte de antipartículas de ellos mismos, cuva existencia se debe a la unión de la me cánica cuántica con la relatividad des cripta por Einstein. Blanco también usó los conceptos de predictibilidad y sorpresa para dar con
las diferencias entre You’ve Got to Hide Your Love Away de Help! (1965) y Happi ness is a Warm Gun del Álbum Blanco (1968). La primera ofrece una regulari dad que en ocasiones permite escuchar la por primera vez y tararearla junto con el intérprete, es decir, adivinar las si guientes notas. En la otra, cada tanto se pierde el ritmo y se necesita prestar atención para poder seguirla. La conclu
sión a la que llega Blanco es que, para que una canción tenga éxito, tal vez deba ubicarse en un punto intermedio entre la simplicidad total y la complejidad extrema. Si es muy complicada, dejamos de reconocerla como música. Pero debe tener cierta complejidad para que nos atraiga más que otras.
El divulgador uruguayo Ernesto Blanco posee un doctorado en ciencias biomecánicas y es también autor del Libro “Los Beatles y la Ciencia: de cómo la música, John, Paul, George y Ringo nos ayudan a entender la Ciencia”. En sus páginas examina Yesterday desde la mirada de la neurociencia y plantea cómo fue que el tema I’m Looking Through You dio paso a la tomografía computarizada.