Clarín

Una nueva estrategia judicial para intentar zafar de la cárcel

- Nicolás Diana ndiana@clarin.com

Acorralado por las causas judiciales, César Milani empieza a recalcular su discurso y su estrategia en los tribunales. Durante el kirchneris­mo, el ex jefe del Ejército y el militar preferido de Cristina Kirchner, intentó borrar su pasado y se convirtió en un notable defensor de las causas de derechos humanos en sintonía con el relato K. Milani abogó por los juicios contra los militares y cuando las denuncias en su contra por su intervenci­ón durante la última dictadura empezaban a hacerse fuertes, se acercó a las Madres de Plaza de Mayo y hasta afianzó una relación con su presidenta, Hebe de Bonafini, que lo entrevistó en el 2013 para la revista de la organizaci­ón: “Jamás torturé ni maté”, le dijo sin vueltas.

Pero hoy todo ha cambiado. Preso desde el 17 de febrero tras ser indagado por el secuestro de Pedro Olivera, su hijo Ramón y de Verónica Matta en 1976, el ex jefe del Ejército sospecha que deberá reconfigur­arse para intentar zafar de una larga estadía tras las rejas si se comprueba su participac­ión en delitos de secuestro y tortura durante la última dictadura. En este contexto se entiende que ahora -en una audiencia por el habeas corpus que presentó para pedir la prisión domiciliar­ia- asegure que en los juicios de lesa humanidad a los que fueron sometidos muchos militares hayan habido “notables injusticia­s”.

La estrategia es clara. Si hubo “injusticia­s” en otros casos, también podrían caber ciertas “injusticia­s” en su caso. Sus abogados ya trabajan fuerte en esa línea argumentat­iva. A Milani no le importa que el pe- ríodo que él considera con “notables injusticia­s” sea el que arrancó con el kirchneris­mo “en 2003/2004” tras la derogación de las leyes de obediencia debida y punto final como quedó asentado en su declaració­n. Pragmático, inició un reacomodam­iento feroz de su discurso.

El ex jefe del ejercito no está en una situación judicial sencilla. Los tiempos se aceleran y ya no puede contro- larlos como cuando tenía poder. Además del caso Olivera, por el que permanece detenido, está procesado por encubrimie­nto y falsedad ideológica por la desaparici­ón del soldado Alberto Ledo en 1976. Y el juez federal Daniel Rafecas lo procesó y embargó sus bienes en 5 millones de pesos en una causa por supuesto enriquecim­iento ilícito. No le será para nada sencillo zafar de la prisión.

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Sintonía. Milani fue el militar preferido de la ex presidenta.

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