Macron, el misterio de la nueva política
Ministro de Economía de Hollande, el candidato de En Marcha encabeza los sondeos.
El favorito del balotaje y el misterio de la campaña electoral. Los electores franceses votan a Emmanuel Macron, el menos conocido de los políticos franceses y al mismo tiempo, el más atractivo. Solo registran que fue banquero de negocios en Rothschild, cuando solo trabajó allí dos años y consiguió reunir su fortuna: 3 millones de euros.
A los 39 años, Macrón ha sido el mejor alumno en su clase de Amiens, se enamoró a los 15 de su profesora de francés y drama y se casó con ella 10 años después. Estudió filosofía, se graduó en Science Po y terminó la prestigiosa Escuela Nacional de Administración, (ENA), como la mayoría de los presidentes de Francia. Después fue secretario general del Eliseo y luego, ministro de economía socialista. Un cargo al que renunció para fundar En Marcha, un pragmático movimiento, que reúne "lo mejor de la izquierda, del centro y la derecha" para cambiar a Francia.
Con toda esa experiencia, los franceses creen que no tiene ninguna, que nunca fue elegido, que no pertecene a esa élite de la política militante. Su historia es tan atípica que se ha transformado en el candidato más popular en una campaña imprevisible, con un electorado en crisis con sus dirigentes. Un raro privilegio y una diferencia. Es el único de los cuatro mayores candidatos mayoritarios que no siente admiración por Rusia y es tan profundamente europeo que cree que se debe refundar a Europa. Tan proeuropeo como anti Le Pen. Propone la unión nacional. La incorporación de los suburbios, fuente de la energía francesa, a la vida del empleo, del reconocimiento, al reencuentro con la otra Francia, cuyo abismo los separa.
En esta inusual e imprevisible campaña electoral es el candidato del siglo XXI. Un presidenciable que habla de filosofía, literatura, evoca historias de amor del pintor Delacroix y su amante para explicar sus intenciones durante sus discursos. No puede olvidar que fue profesor Macron. Didáctico, pedagógico, y larguero en sus discursos.
Brigitte, 24 años mayor, “La jefa” en una pareja fusional, que se enamoró en el colegio secundario y se convirtieron en inseparables. Ella organiza todo, le marca la dicción, revisa los discursos, lo critica, lo evalúa, como en el colegio de Amiens. Sus nietos son los nietos de Macron. Una familia recompuesta amplia, inusual, que se reúne cuando pueden en su casa de Touquets. No hay mucho tiempo en estos días. Si llega al Eliseo, mandará con una sonrisa.
“En Marcha” es su proyecto. Se fue del ministerio de Economía y el presidente François Hollande, que lo había promovido desde la secretaria general del Eliseo, se sintió traicionado. El joven ministro nunca entendió esa contención emocional y falta de expresividad de un “aparatchi” socialista como Hollande.
“El candidato del establisment anti establishment”. Así lo definió The New York Times ya Macron le gusta la definición. Él ha abrazado a Europa, pedido tolerancia con inmigrantes y musulmanes, cuando los atentados terroristas solo han aumentado los prejuicios. Un nuevo modelo político en Francia.