Un “marcapasos” para mejorar la memoria
Funciona con electrodos implantados en el cerebro.
Pulsos bien sincronizados provenientes de electrodos implantados en el cerebro pueden mejorar la memoria, concluyó la demostración más
rigurosa hasta hoy, de cómo un abordaje similar al de un marcapasos podría ayudar a reducir los síntomas de demencia, lesiones en la cabeza y otras enfermedades. El estudio abarcó décadas de decodificación de las señales cerebrales, fue liderado por la Universidad de Pensilvania y publicado en Current Biology.
Los intentos previos por estimular la memoria humana con electrodos implantados había producido resultados variados: algunos experimento parecían agudizar la memoria, pero otros la enmarañaban. El nuevo trabajo resuelve esta confusión demostrando que la sincronización de la estimulación es crucial.
Cambiar continuamente las áreas de la memoria cuando funcionan mal mejora la codificación cerebral
de la nueva información. Aunque hacerlo cuando esas áreas funcionan bien, deteriora el proceso.
“Todos tenemos días buenos y malos, momentos en que nos sentimos en una nebulosa, u otros en los que estamos afilados,” dijo Michael Kahana, quien junto a Youssef Ezzyat dirigió la investigación. “Encontramos que presionar al sistema cuando está en un estado de bajo funcio- namiento, puede hacerlo saltar a un estado de alto funcionamiento.”
Los investigadores son cautelosos porque el implante es un procedi
miento delicado y que las mejoras no pueden aplicarse ampliamente. El estudio se hizo en pacientes con epilepsia; los científicos todavía deben determinar si este enfoque tiene el mismo potencial en las personas con otras enfermedades, y de ser así, cuál es la mejor manera de aplicarlo.
“Lo novedoso de este trabajo es que demuestra por qué la estimulación funciona en algunas enfermedades y por qué no lo hace en otras,” comentó Bradley Voytek, profesor adjunto de ciencia cognitiva y neurociencia en la Universidad de California, San Dieg. “Nos da un plan para avanzar.”
Justin Sanchez, director de la oficina de biotecnologías en la agencia especializada del Pentágono que im- pulsa estos estudios, dijo: “Este trabajo es uno de los momentos innovadores con relación a este problema, encontrar ubicaciones en el cerebro para estimularlas de este modo en particular y mejorar el rendimiento”.
Habitualmente, en la “evaluación” preoperatoria para pacientes con epilepsia severa, los médicos colocan electrodos a través de la parte superior del cráneo y esperan que se produzca una convulsión, para ver si es operable. Muchos de los electrodos se asientan o bien sobre las áreas de la memoria, o bien cerca de ellas. Los científicos cognitivos utilizan esta oportunidad para presentar las pruebas de memoria y tomar registros. Este estudio utilizó datos de 150 casos. En una serie de experimentos, los investigadores hicieron memorizar a los pacientes, listas de palabras y luego, después de una distracción, les pidieron que recordaran la mayor cantidad posible. Todo el tiempo, los científicos monitorearon un grupo de “puntos calientes” en el cerebro que están muy relacionados con la codificación de la memoria.
El equipo entonces analizó estadísticamente los resultados y encontró que las personas tuvieron puntajes más altos que lo usual en las palabras cuya estimulación llegó durante un estado bajo o de obnubilación — y peores, cuando el pulso llegó en un estado alto. “El efecto de mejoría promedio fue de aproximadamente 12 a 13 por ciento,” dijo Kahana. “Y cuando la estimulación llegó en un buen estado, el promedio fue de aproximadamente el 15 al 20 por ciento peor que lo usual”.
Doris Greenblatt, psiquiatra que participó en el estudio, dijo que buscaba la cirugía porque su epilepsia le había causado problemas de memoria durante largo tiempo. “Cada convulsión que tenía desgarraba mi tejido de memoria, y era como si mis recuerdos no estuvieran apegados a nada,” afirmó Greenblatt.
Estuvo de acuerdo con la prueba de memoria para el estudio. “Fue un poco humillante, para ser franca,” cuando habló de la prueba. “Recordaba uno o dos elementos de una lista de objetos en una cocina, por ejemplo, entonces pensé: ‘¡No!, ¿qué más había allí?’”
Dijo que no tenía idea de si los electrodos en su cerebro estaban estimulándolo o no. Fue operada de su epilepsia hace un año, por el Dr. Robert Gross, y desde entonces no tuvo más convulsiones; su memoria también mejoró, según sus afirmaciones.