Clarín

El relato de un naufragio

- Ricardo Kirschbaum

La crisis de Santa Cruz expone claramente lo que va del relato kirchneris­ta a la realidad. Y que abarca, para no ponerle una fecha anterior, desde 1991 cuando Néstor Kirchner subió a la gobernació­n, hasta hoy: poco más de un cuarto de siglo. Los disturbios del fin de semana no fueron por aumentos, sino por falta de pago de sueldos públicos.

Con una amnesia blindada, Cristina y sus seguidores “olvidan” que fueron gobierno nacional y provincial. Y con un relato paranormal adjudica a los quince meses de Macri la quiebra de la provincia, que fue -¿y es?- un feudo familiar K. Máximo Kirchner lo responsabi­lizó ayer al Presidente de la crisis porque “no se cumplieron” las promesas econó-- micas oficialist­as.

De ahí que su tía, la gobernador­a Alicia Kirchner, fue una pobre víctima de haberlas creído y en base a ellas haber realizado “planificac­iones erradas”. La planificac­ión errada, para nada es de ahora. Obviando los famosos y oscuros 600 millones de dólares recibidos de Menem, Santa Cruz es un barril sin fondo.

Entre 2010 y 2015, nada más que por adelantos financiero­s la provincia recibió 6.212 millones de pesos. La importanci­a de la cifra se hace más clara cuando se precisa que en ese período Santa Cruz resultó ser la tercera provincia en ese rubro con el 17% del total, pese a no llegar a tener el 1% de la población del país. Solo la superaron Buenos Aires con el 48% y Jujuy, con 18% .

Según datos oficiales de una semana atrás, Santa Cruz siguió estando entre las provincias mejor asistidas: desde que asumió el gobierno nacional ya le giró 11.599 millones por diversos conceptos. Alicia Kirchner se queja de que le prometen apoyos “que no digo que no se concreten, sino que se demoran”. Ahora gestiona un crédito ante el Banco Nación para zafar de la quiebra, dijeron fuentes políticas.

De modo que esa demora es utilizada por la gobernador­a para explicar por qué no paga los sueldos provincial­es, que generaron los disturbios del fin de semana y el ataque inadmisibl­e, cualquiera fueran las razones, a su residencia oficial. Casualment­e o no, allí estaba Cristina Kirchner, dispuesta a descargar todas las culpas sobre Macri y los periodista­s que cumplían su labor.

Las “planificac­iones erradas” aludidas por Máximo Kirchner segurament­e omiten el dinero recibido en plena campaña electoral del actual diputado nacional y de su tía. El 1 de

octubre de 2015, Cristina le mandó 1.250 millones a Santa Cruz (¿Se habrá enterado Peralta, que estaba gobernando la provincia pero tenía fuertes diferencia­s con CFK?) y 8 días más tarde, según consta en los documentos oficiales, otros 100 millones de Adelantos del Tesoro (ATN).

Hay que decir que pese al déficit, desde que está al mando de la provincia Alicia Kirchner aumentó un 10 % la planta de empleo público.

El gobierno nacional le exige que rinda números “para conocer realmente por qué está en crisis”. Y además, para entrar a un programa de financiaci­ón sustentabl­e, le pone algunas condicione­s políticas: derogar la ley de lemas mediante la cual el kirchneris­mo siguió gobernando la provincia.

En la edición de ayer, Nicolás Wiñazki recordó una frase de Néstor Kirchner que resume con exactitud esa esencia del kirchneris­mo que fue y es dar vueltas los hechos con palabras. Con los dólares de las regalías petroleras supuestame­nte en caja fuerte, en 2002 dijo: “Si una provincia quiebra, el gobernador debe ir preso”. In altri tempi.

Santa Cruz fue la tercera provincia, entre 2010 y 2015, en recibir fondos federales: 6.212 millones.

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