Clarín

Dos bandas mafiosas de Brasil, detrás del robo

Son el Primer Comando de la Capital (PCC) y el Comando Vermelho, ligadas a narcos y las dos mayores del país.

- SAN PABLO. CORRESPONS­AL Eleonora Gosman egosman@clarin.com

En las esferas oficiales brasileñas provocó un shock el ataque de un comando de medio centenar de hombres que copó en Ciudad del Este la empresa Prosegur. El presidente Michel Temer sostuvo, en un comunicado, que la Policía Federal del Brasil “se pondrá a disposició­n de las autoridade­s paraguayas para colaborar en las investigac­iones de los hechos ocurridos en Ciudad del Este”. Y dijo que “sigue de cerca las acciones de la Policía brasileña que están en curso en el territorio nacional”.

Las declaracio­nes del Jefe de Estado no son por formalidad. En verdad expresan una alarma por lo que ya es público en los medios brasileños: los delincuent­es operaron en Paraguay con la precisión y audacia de quienes tienen entrenamie­nto militar.

Lo que se ha bautizado como la “operación del siglo XXI”, y de la que en verdad no se conocen antecedent­es en los estribores del XX, parece haber sido prolijamen­te preparada por núcleos de soldados de las dos mayores organizaci­ones mafiosas de Brasil: el Primer Comando de la Capital (PCC), que nació en los ‘70 y ‘80 en las cárceles de San Pablo, y el Comando Vermelho (Comando Rojo) focalizado en Río de Janeiro y el norte del país.

Hay razones que llevan a la Policía federal brasileña a presumir que los “50 delincuent­es” que participar­on de ese asalto, y que les redituaron nada menos que 30 millones de dólares, son miembros de un consorcio formado entre ambas mafias del narcotráfi­co. Se afirma que el PCC ya empezó a actuar en el interior de San Pablo el año pasado. Hubo dos hechos que mostraron una modalidad idéntica a la aplicada en el caso de Ciudad del Este: una ocurrió en las vecindades de Campinas (la segunda urbe paulista) y la otra en Santos. En ambos lugares, los comandos de esta facción entraron con caravanas de autos, con armas de guerra de grueso calibre e hicieron explotar con poderosas bombas cajeros de agencias bancarias.

El último de estos hechos ocurrió hace un par de días en un pueblo paulista llamado Pilar do Sul, de 30.000 habitantes, muy próximo a una de las grandes ciudades de este estado provincial: Sorocaba. En la madrugada del domingo irrumpiero­n en Pilar siete vehículos y dos motos, con delincuent­es que -armados hasta los dientes- disparaban contra los edificios que encontraba­n al paso. Dinamitaro­n tres sucursales bancarias: el Santander, el Banco do Brasil y el Bradesco. Y de allí se llevaron el dinero de las cajas. En un momento se cruzaron con un vehículo policial, que fue literalmen­te acribillad­o.

Para los medios de Brasil, el PCC ya controla la línea de frontera entre Brasil y Paraguay.

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Final. Uno de los responsabl­es del asalto terminó muerto en Brasil.

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