El Papa cree que el Gobierno lo presiona para que visite Argentina
Francisco dejó trascender que desde la Casa Rosada lo apuran para que confirme su viaje en 2018.
El tan meneado viaje del Papa Francisco a la Argentina se convirtió en un nuevo factor de roce entre el pontífice y el Gobierno. En las cercanías de Jorge Bergoglio se afirma que éste está molesto porque considera que la Casa Rosada lo está presionando para que anuncie su visita al país lo antes posible, con el 2018 como el año para concretarla.
El objetivo de máxima del oficialismo, según los informantes, era que lo hiciera antes de las elecciones, pero descartada esa posibilidad apuesta a que lo concrete inmediatamente después de los comicios legislati-
vos de octubre. En el fondo, lo que le molesta a Francisco –completan- es que el Gobierno quiere hacer un uso
político de su venida. Sin embargo, altas fuentes del Gobierno afirmaron a este diario que “no hay ningún tipo de presiones” para apurar la visita del Papa.
Una de las movidas que más irritó al Pontífice -y en la que creyó ver detrás la mano de sectores del Gobierno- fue la publicación hace tres semanas en un portal de noticias argentino de una estrafalaria versión de por qué el Papa demoraba su viaje. Decía que “un informe de los Servicios de Inteligencia del Vaticano indica que la Argentina, después de Sudán del Sur, es el segundo foco más peligroso del mundo de ataques de Estado Islámico contra el Papa”. Pero señalaba que, de todas maneras, se estaba perfilando marzo como el mes más probable. Poco antes, otro portal había dicho que Francisco le había comunicado a la María Eugenia Vidal, durante una visita, que vendría entre marzo y abril.
Hay un hecho objetivo que abona la versión de este malestar por lo que consideraría una operación para presionarlo. Si bien el Papa, ni personalmente ni a través de su vocero oficial del Vaticano, nunca desmiente las in
numerables versiones que se publican en la Argentina sobre su relación con el país, esta vez sí se produjo ante una aclaración y a las pocas horas de su difusión, más allá de la buena fe que les atribuye a los periodistas. "Desmiento rotundamente tanto el supuesto viaje como los comentarios referentes a la seguridad, que no tie
nen fundamento alguno", afirmó el director de la sala de prensa del Vaticano, Greg Burke.
La polarización con el kirchnerismo por la que se estaría inclinando el Gobierno, movido por un supuesto rédito electoral, tampoco le caerían bien al Papa y sería un factor que complicaría su venida. Lo dijo días pasados el canciller de la Academia de Ciencias del Vaticano, el argentino Marcelo Sánchez Sorondo. Si bien aclaró “no saber nada del viaje”, consideró que Francisco “quiere ser instrumento de paz, y si sospecha que su viaje puede causar más tensión eso lo frenaría. No querría que algunos lo interpreten mal”.
Otra versión, desmentida rotundamente en las últimas horas por el Gobierno, daba cuenta de que la Casa Rosada estaba gestionando un encuentro de Mauricio Macri con el Papa en julio, durante un viaje a Europa para visitar el parlamento europeo, cuando la campaña esté levantando temperatura. La propia canciller, Susana Malcorra, tras reunirse el viernes con el Francisco, lo negó. Al tiempo que reveló que el pontífice le dijo que con ella terminaban las reuniones con funcionarios y políticos argentinos hasta después de las elecciones.
Lo curioso es que para el Papa las presiones y, en fin, el uso político de su figura que infiere, no serían responsabilidad de la mayoría de los exponentes de Cambiemos y sus funcionarios. Sino de “un influyente sector no precisado, pero con cierta anuencia de Macri”.