Para el equipo, la ausencia de Centurión es más determinante
La ilusión (o la desilusión) de los números suelen confundir el eje de la cuestión futbolera. Como siempre. Boca venía proyectado en la punta de la tabla después de aquel brillante final del año pasado cuando la sinergia entre Carlitos Tevez y Fernando Gago -recién reaparecido tras su grave lesión- produjo una seguidilla, con clásicos incluidos, que lo dejó en la punta de la tabla. Y así comenzó este año. Afirmando el liderazgo con algunos buenos resultados, ya sin Tevez. Pero se lesionó Gago. Y aunque alternara en la conquista de victorias, como los que lo seguían también trastabillaban, estuvo a punto de desprenderse a siete puntos del segun- do con sólo ganarle a Patronato en la Bombonera. Una distancia como calmar ansiedades. Pero -con Ricardo Centurión también ausente por lesión- le empataron sobre el final aquel partido. Y se acercaron varios. El nuevo empate -ahora en Rafaelalo aprovechó Newell’s para quedar como único escolta y cercano a solo tres puntos pero no lograron arrimarse ni River, ni Estudiantes. Y la aparición de Racing, en plena racha triunfal (ganó 18 de los últimos 21 puntos disputados desde la reanudación), es por ahora un punto de atención. Independiente está lejos de Boca, a 11 puntos pero con un partido menos. Todo bien. Faltan nueve fechas y con las irregularidades que se ven semana a semana es imposible hacer pronósticos más o menos aproximados. Pero el tema no son los números. Al fin de cuentas todos los de arriba (salvo Racing) sumaron parecido en este 2017. El tema es el juego de Boca. Hubo una especie de espejismo en la victoria ante el disminuido Vélez. Lo cierto es que -peligrosamente- el equipo perdió línea de juego. Quizás la ausencia de Gago no sea tan determinante como la de Centurión. Porque con su desparpajo, su gambeta y su velocidad era la pieza clave en la ofensiva. La posición de 5 tapón la cumple con eficacia el colombiano Wilmar Barrios, quizás con menor jerarquía técnica que Gago, pero con mejores recursos para la interrupción. Pavón sorprende con aciertos y errores sin solución de continuidad. Y ahora no ofrece garantías. Como tampoco garantizan seguridad los dos centrales. El cotizado Bentancur -muy jovenestá todavía lejos de lo que promete. Pablo Pérez, no es enganche natural pero trata de cumplir una función parecida abusando de las amonestaciones (en Rafaela llegó al límite de amarillas). Los laterales le dan un tono ofensivo al equipo y Benedetto concreta bien en su rol de goleador. Pero en total, Boca no parece una formación ensamblada, con personalidad definida. Y la evidencia la da que la simple ausencia de Centurión se sienta tanto. Ni Zuqui, ni Junior Benitez, lo hacen olvidar. Faltan nueve fechas para terminar el torneo de 30 equipos y en cuatro partidos, Boca debe enfrentar a todos los cercanos. Estudiantes, River y Newell’s y al entonado Independiente. Gago podría entrar el domingo por Pablo Pérez (suspendido). Pero, por ahora, no estará Centurión. Sigue puntero y lleva tres puntos. Los de atrás también se enfrentarán entre ellos. Imposible pronosticar, claro. Pero algo debe tener por seguro la dupla Barros Sechelotto. Boca debe mejorar el juego. Y mucho. Mientras espera a Centurión. Quizás los choques importantes que se avecinan fortalezcan a la autoestima dañada del equipo como se dio al final de 2016. De lo contrario lo que parecía un desfile puede ser calvario.