Clarín

El escándalo por coimas arrincona a Temer, y salpica a Lula y a Dilma

El Tribunal Supremo inició un proceso contra el presidente, en base al testimonio y las pruebas presentada­s por el dueño del frigorífic­o JBS. Crece el escándalo, con más revelacion­es.

- BRASILIA. CORRESPONS­AL Eleonora Gosman egosman@clarin.com

Ayer se conoció la declaració­n ante la Justicia de Joesley Batista, el empresario de la carne que grabó al presidente avalando el pago de sobornos. Allí confesó que su compañía se los pagaba a Temer desde 2010. Con esos datos, el fiscal general pidió investigar­lo por “corrupción, obstrucció­n de la Justicia y asociación ilícita”. Y la Corte abrió un denuncia formal que lo acerca a un eventual proceso de destitució­n. Ese mismo testimonio afirma que Lula da Silva y Dilma Rousseff recibieron 150 millones de dólares en el exterior para financiar sus campañas.

Aunque Temer dice que no va a renunciar, ya hay señales de disgregaci­ón en la coalición oficialist­a

Después del violento shock del jueves, cuando salieron a la luz las primeras denuncias contra el presidente Michel Temer, y el jefe de Estado salió a defender su gobierno al afirmar: “No renunciaré”, este viernes fue un día de movimiento­s internos de los actores del drama, que buscan posicionar­se frente a una crisis inédita en Brasil.

Durante el día se potenciaro­n las informacio­nes que habían surgido de los audios grabados por el dueño del frigorífic­o JBS, Joesley Batista. Y

se añadieron otros testimonio­s, como el que ofreció el empresario fren- te a los fiscales y la policía federal. Pero el mayor impacto provino de la difusión del documento del procurador general Rodrigo Janot, entregado a la Corte Suprema el jueves último. Fue sobre la base de ese dossier y de las pruebas fácticas aportadas, que el máximo tribunal decidió iniciar un proceso contra el jefe de Estado, para investigar los presuntos delitos que

se le adjudican.

El procurador Janot indicó tres actos ilegales en que los que habría incurrido el jefe del Planalto: obstrucció­n de la justicia, corrupción pasiva y asociación ilícita. Para el ministro de la Corte Edson Fachin, que conduce todos los hechos vinculados a la causa Odebrecht y la corrupción en Petrobrás, había indicios “consistent­es” para las acusacione­s de Janot contra Temer.

Fue justamente sobre la base de esos audios y la totalidad de la confesión de Batista que el Supremo Tribunal Federal (STF) abrió una investigac­ión formal contra Temer. Las consecuenc­ias podrían ser fatídicas: de comprobars­e alguno de los delitos que se le imputan, sería inmedia

to su desalojo del poder. Los audios, difundidos el jueves, causaron un terremoto político y fueron grabados por Batista durante una visita que le hizo, por la noche tarde (22.30 del 7 de marzo último) al mandatario en la residencia oficial.

En su presentaci­ón, el fiscal Janot se basa en esas grabacione­s; en la delación del empresario ante fiscales y en filmacione­s. “Los elementos de prueba revelan que algunos políticos siguen utilizando la estructura partidaria y el cargo para cometer delitos en perjuicio del Estado y de la sociedad”, afirma en el texto, en alusión obviamente al gobernante brasileño y sus colaborado­res más próximos. “Con el establecim­iento de tareas definidas, el núcleo político promueve interaccio­nes diversas con los facto- res económicos, con el objetivo de obtener ventajas ilícitas, sobre todo con corrupción”.

El procurador alude, también, al hecho de que el presidente indicó al empresario el nombre de un diputado, Rodrigo Rocha Loures, para que resolviera “todos” sus problemas pendientes con el Estado. Pero al mismo tiempo le dio pie a negociar eventuales nombramien­tos de personas (de confianza del ceo de JBS) para cargos oficiales que podrían interferir en decisiones estratégic­as del gobierno federal. Tales “acuerdos” espurios debían rendir frutos expresados en dinero que Batista debía transferir al diputado Rocha Loures, del orden de los 160.000 dólares semanales.

En los documentos difundidos ayer, Batista también señaló que su compañía pagó a Temer cerca de 1,5 millones de dólares entre 2010 y 2017. Algunos de esos recursos fueron disfrazado­s de donaciones legales de campaña y otros fueron canalizado­s al asesor de imagen pública del actual mandatario, Elsinho Mouco, señaló Batista.

De la conversaci­ón entre presidente y dueño de una empresa privada, realizada en los sótanos de la residen-

cia oficial, surgen otros eventuales delitos, como el de obstruir las inves

tigaciones judiciales. Batista relata que pagaba una mensualida­d al ex titular de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha, quien hoy está preso por cargos de corrupción en una cárcel de Curitiba, y también al cambista Lúcio Funaro, hombre de confianza del ex parlamenta­rio. El objetivo era evitar que ambos delataran.

En la grabación, se escucha a Batista decir: “Me estoy llevando bien con Cunha” y al presidente afirmar: “Tienes que mantener eso”. A esto se suma la delación ante los fiscales, difundida el viernes, en la que Batista confiesa el pago de coimas a Temer desde 2010, cuando ambos se conocieron.

Los testimonio­s de Joesley Batista fueron dados en el marco de un acuerdo de cooperació­n judicial y refuerzan el terremoto político causado por las compromete­doras grabacione­s. El presidente Temer aseguró, el mismo jueves, que no irá a renunciar. Pero hay ya señales de disgregaci­ón en la coalición oficialist­a. Se retiraron de ella, por ejemplo, 57 diputados de tres partidos. La fragilidad indujo a miembros del Parlamento a reclamar la renuncia del mandatario.

Temer enfrenta desde el jueves ocho pedidos de impeachmen­t, aparte de un proceso en la justicia electoral que podría anular los comicios de 2014, por presuntos aportes de campaña de la constructo­ra Odebrecht, una de las principale­s implicadas en el escándalo Petrobras.

 ?? EFE ?? Juntos. Joesley Batista, dueño del gigante de la carne JBS, en una imagen sin fecha con Michel Temer. Las declaracio­nes del empresario acorralan al presidente brasileño.
EFE Juntos. Joesley Batista, dueño del gigante de la carne JBS, en una imagen sin fecha con Michel Temer. Las declaracio­nes del empresario acorralan al presidente brasileño.

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