Clarín

Denuncian que Lula y Dilma recibieron en coimas US$ 150 millones

Lo declaró el dueño del frigorífic­o JBS a la Justicia. El dinero se habría depositado en cuentas en el exterior.

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Las declaracio­nes del empresario Joesley Batista a la justicia brasileña, que desataron un terremoto de máxima intensidad en Brasil, no sólo alcanzan al presidente Michel Temer. Sus antecesore­s Dilma Rousseff y Luiz Inácio Lula da Silva también fueron mencionado­s en la gigantesca trama de corrupción. Según el dueño del gigante frigorífic­o JBS, los ex mandatario­s habrían recibido 150 millones de dólares en cuentas en el exterior, que se usaron para financiar sus campañas. Según publicó ayer el diario Esta

do de Sao Paulo en su sitio web, Batista declaró que manejaba dos cuentas en el exterior, que estaban a nombre de empresas off shore, y cuyos verdaderos beneficiar­ios eran Dilma y Lula, del Partido de los Trabajador­es. Esas cuentas llegaron en 2014 a tener un saldo de 150 millones de dólares. Aunque el empresario no dijo dónde estaban esas cuentas, una fuente cercana a la investigac­ión dijo al diario de San Pablo que ese dinero era depositado en bancos suizos.

Las dos cuentas fueron vaciadas en 2014. Según Batista, el dinero fue usado para financiar campañas políticas de partidos y candidatos que eran señalados por el entonces ministro de Hacienda Guido Mantega. Dilma ganó las elecciones ese año.

Según su acuerdo de “delación pre- miada” a la Justicia, el empresario djo que los gastos referidos a esas cuentas eran tratados en reuniones que él mismo mantenía con Mantega.

“Fue así hasta que se llegó a cero. Se terminó la cuenta de Dilma y se terminó la de Lula. Yo avisé cuando se terminó”, dijo el presidente del grupo JBS, uno de los mayores productore­s de carne a nivel mundial.

Según la confesión, ambos ex presidente­s le facilitaro­n a JBS la obtención de créditos multimillo­narios con el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), entidad estatal también investigad­a por la trama corrupta en Petrobras. Batista admitió que esos créditos irregulare­s obtenidos con el BNDES ayudaron a la expansión de la compañía.

El empresario declaró que en diciembre de 2009 el BNDES brindó “apoyo al plan de expansión” del grupo. Por cuenta de ese negocio”, Batis- ta dijo que depositó 50 millones de dólares “en una cuenta en el exterior a nombre de una offshore que controlaba”. A fines de 2010, Mantega le pidió al empresario que abriera una nueva cuenta en el exterior, para Dilma, pues la primera “era de Lula”.

En uno de los trechos de la confesión, de más de 2.000 páginas, Batista dijo a la justicia que varias veces preguntó a Mantega si Lula y Dilma estaban al tanto de las negociacio­nes y que el ex ministro lo confirmó.

En comunicado­s, Rousseff y Lula negaron las acusacione­s.

Batista declaró que en mayo de 2011 Mantega “intervino junto a Luciano Coutinho”, entonces presidente del BNDES, para que pudiera concretars­e la construcci­ón de una nueva fábrica del grupo. Por ese negocio, el ejecutivo depositó 30 millones de dólares en una cuenta en el exterior.

“La operación fue realizada luego de cumplidas las exigencias legales”, dijo Batista. “Los pagos de sobornos no se destinaban a garantizar la realizació­n de operacione­s ilegales, pero sí a evitar que se crearan dificultad­es injustific­adas para la realizació­n de operacione­s legales”, se defendió.

Estas revelacion­es podrían enredar la situación jurídica de Lula, quien ya está acusado en cinco causas vinculadas en su mayoría a hechos de corrupción en Petrobras.

Rousseff, en tanto, es objeto de un proceso penal por supuestos intentos de obstaculiz­ar la acción de la justicia en casos relacionad­os con la trama corrupta en la petrolera.

 ?? AP ?? Juntos. Dilma Rousseff y Lula da Silva, en una imagen de 2016. El escándalo de corrupción los salpica.
AP Juntos. Dilma Rousseff y Lula da Silva, en una imagen de 2016. El escándalo de corrupción los salpica.

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