Debilitado por la crisis interna, Trump inicia su primera gira mundial
Visitará en ocho días Arabia Saudita, Israel, Palestina, el Vaticano y Bélgica. Abordará varios temas espinosos.
En medio de la grave crisis interna de credibilidad y competencia que viene enfrentando, el presidente estadounidense Donald Trump inició ayer su primera gira internacional que será analizada con lupa en las capitales de todo el mundo.
El maratónico recorrido incluye seis ciudades en ocho días y una variedad de encuentros bilaterales que van desde el rey saudita Salmán al papa Francisco, pasando por el presidente francés Emmanuel Macron.
“America First” (EE.UU. primero) es el lema de su gestión, pero deberá demostrar que su país también necesita del resto del mundo. “Estados Unidos primero no quiere decir Estados Unidos solo”, dijo el asesgor de seguridad nacional H.R. McMaster. Se trata de un ejercicio difícil para el presidente estadounidense, ya que tiene como metas concretas plantear una “OTAN árabe”, explorar un proceso de paz en Oriente Medio y conectar con sus aliados europeos, con quienes sostiene serias diferencias.
Esta primera gira llega en un momento muy delicado para el mandatario, con dudas sobre su preparación y capacidad para ocupar el Despacho Oval y el nombramiento de un fiscal especial para investigar los nexos de su campaña electoral con Rusia.
El multimillonario, poco aficionado a los viajes largos, estará acompañado por su esposa Melania, hasta ahora gran ausente en actividades públicas. Su hija Ivanka y su yerno Jared Kushner, dos de sus asesores más cercanos, también se embarcarán en el Air Force One.
La Casa Blanca anticipa un viaje “histórico” en el que el presidente irá al encuentro de las tres grandes religiones monoteístas. En Riad, adonde llega hoy, Trump deberá esforzarse para marcar el contraste con su predecesor, quien despertó la desconfianza de las monarquías sunnitas del Golfo. Entre los ingredientes para conseguir una buena recepción, es necesario un discurso enérgico frente al Irán shiíta, silencio en temas de
derechos humanos y un probable anuncio de contratos de armas.
Pero el presidente está haciendo una apuesta arriesgada al pronunciar en la capital saudita, ante más de 50 líderes de los países musulmanes, un discurso sobre el islam. “Voy a llamarlos a combatir el odio y el extremismo”, prometió antes de su partida, citando una “visión pacífica del islam”.
En Israel, donde espera impulsar la idea -todavía muy incipiente- de un acuerdo de paz, Trump se encontrará con Benjamin Netanyahu (en Jerusalén) y con el presidente palestino Mahmud Abbas (en Belén, en los territorios palestinos). Esta parte de la gira ya está rodea
da de controversia, relacionada con la organización de la visita al Muro de los Lamentos y la transmisión a los rusos de información clasificada obtenida por el aliado israelí. En un intento por evitar controversias, Trump ha dejado de lado su plan de trasladar la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén, un tema ríspido para todos.
Tanto Netanyahu como Abbas han visitado a Trump en la Casa Blanca y el mandatario estadounidense insistió en que quiere mediar para tratar de relanzar las negociaciones de paz entre ambas partes. Según el alto funcionario, en los últimos meses el Gobierno ha estado “escuchando mucho” a israelíes, palestinos y otros actores de la región, de una manera “muy silenciosa”.
En cuanto a la etapa europea de la gira, comenzará el miércoles con la visita al Vaticano, donde Trump acudirá al encuentro con el Papa “dispuesto a ser flexible y amplio de miras” sobre temas en los que ambos discrepan, como el cambio climático o la situación de los refugiados.
El cambio climático estará muy presente en las conversaciones de
Trump con sus socios europeos en Bruselas y con los líderes del G7, ante la incógnita sobre qué hará respecto al Acuerdo de París. Trump “cree que el Acuerdo de París no es un buen acuerdo para Estados Unidos” y “tiene el derecho” de retirarse si determina, por ejemplo, que “realmente pone restricciones a la industria estadounidense”.
Otros puntos clave a tratar con sus socios europeos, y no exentos de polémica, son el Brexit, el futuro de la Unión Europea y el papel de la OTAN en los conflictos mundiales.