El presidente admitió que echar al jefe del FBI le quitó presión
El “rusiagate” sigue complicando al presidente Donald Trump. Ayer se supo que el mandatario reconoció ante funcionarios rusos que el haber despedido al director del FBI James Comey le quitó presión a la investigación sobre los vínculos de su campaña con Moscú. Por otro lado trascendió que el FBI está investigando en esa causa a un funcionario muy cercano al jefe de Estdo.
A última hora, fuentes oficiales informaron que Comey aceptó testificar ante la Comisión de Inteligencia del Senado en relación a las investigaciones por la supuesta injerencia rusa en las elecciones de EE.UU. El primer hecho, revelado por The
New York Times, proviene de un documento de la Casa Blanca sobre el encuentro entre Trump y el canciller ruso, Serguei Lavrov el miércoles 10 de mayo. “Enfrenté mucha presión por Rusia. Eso ya terminó. Acabo de echar al jefe del FBI. Estaba loco, le
faltaba un tornillo”, le dijo el jefe dela Casa Blanca al diplomático ruso.
El diario neoyorquino señaló que el contenido de la reunión fue obtenido a través de un funcionario del gobierno estadounidense, confirmado por otra fuente de la Administración Trump y no fue desmentido directamente por la Casa Blanca.
Comey fue despedido por Trump el martes 9, una decisión controvertida que generó muchas críticas por- que el FBI y el Departamento de Justicia están investigando los nexos que los responsables de la campaña electoral de Trump tenían con el Kremlin y su posible confabulación para perjudicar a su rival, Hillary Clinton.
La conversación de Trump y Lavrov, un día después de que fuera cesado Comey, refuerza la idea de que el mandatario decidió reemplazar al titular del FBI por sus investigaciones sobre estos nexos que se estaban llevando a cabo.
El documento mencionado ahora por The New York Times incluye notas tomadas dentro del despacho de Trump durante su reunión con Lavrov. El vocero de la Casa Blanca, Sean Spicer, no desmintió el relato, aunque sostuvo que las actuaciones de Comey habían puesto una presión innecesaria en la capacidad de Trump para contar con Rusia en temas sen- sibles como Siria, Ucrania y el ISIS.
Según Spicer, Comey estaba “politizando” la investigación sobre el papel de Rusia en la campaña. La salida de Comey, aseguró, no significa que se paralice la investigación, aunque señaló que la revelación de “conversaciones privadas y altamente secretas” socava la seguridad nacional.
The Washington Post, en tanto, señaló que la investigación del FBI sobre el “Rusiagate” apunta a un alto funcionario actualmente en la Casa Blanca, asesor “cercano” del presidente estadounidense. El nombre de esa persona no fue divulgado, pero la policía federal lo considera un testigo importante. Ya se sabía que ex consejeros de Trump estaban en la mira de los investigadores, en especial el ex asesor en seguridad nacional Michael Flynn y el ex director de campaña Paul Manafort.