Le dieron 16 años de cárcel por matar a un joven que gritó un gol
A un año del asesinato de Eduardo Cicchino (26), un estudiante de ingeniería apuñalado por gritar un gol de Boca en el barrio porteño de San Telmo, el único acusado por el homicidio fue condenado a 16 años de cárcel.
La sentencia fue dictada por el Tribunal Oral en lo Criminal N° 28, integrado por los jueces Javier Anzoátegui, Luis María Rizzi y Carlos Rengel Mirat, quienes definieron el hecho como un “homicidio simple”.
Por mayoría, los magistrados decidieron no tomar en cuenta la solicitud del fiscal de la causa, Fabián Céliz, como la del abogado de la familia de la víctima, Ignacio Costa, quienes durante los alegatos pidieron que se le aplicara la prisión perpetua a Gustavo Olive- ra (53) por el “homicidio calificado por alevosía” de Cicchino.
En esa misma instancia, el abogado defensor de Olivera había pedido que se lo condenara por “homicidio preterintencional”, figura que considera que el acusado actuó para generar un daño físico, pero no con la intención de provocar la muerte, la cual conlleva una pena de tres a seis años.
Olivera fue invitado por el tribunal en esta última audiencia a hacer uso de su derecho de pronunciar sus últimas palabras, a lo que respondió: “Só
lo pido perdón”. Tras la condena, el padre de la víctima, Marcelo Cicchino se refirió a esa frase. “Lo único que hubiese esperado del condenado es una reflexión, más allá de pedir perdón, eso me generó más dolor todavía”, explicó. Al ser consultado sobre el fallo, el padre del estudiante adelantó que buscará una sentencia más dura. “Voy a pelear por la alevosía, estoy convencido de que está comprobada, si tenía alguna duda de eso, los testimonios y los alegatos me la sacaron”, sostuvo Marcelo, acompañado por unas 50 personas. La madre del joven eligió no hablar con la prensa luego de la condena.
El día del crimen, Cicchino había salido de estudiar en la UCA y fue a ver el partido de Boca a un bar de San Telmo, acompañado de dos amigos. Tras el triunfo del Xeneize sobre Nacional, por la Copa Libertadores, Olivera siguió a los jóvenes hasta la esquina de Defensa y Chile y apuñaló a la víctima en el corazón. El joven murió dos semanas después.