Clarín

La seguridad en la noche porteña: cómo detectar si un boliche está habilitado

Los locales bailables conviven con bares donde se desvirtúa el rubro. El debate por los Centros Culturales.

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Cada noche de fin de semana, miles de adolescent­es y jóvenes viven la noche de la Ciudad. ¿Cómo saber si el boliche al que van los chicos está habilitado y cumple con todas las normas? ¿Qué indicios hay de que se trata de un lugar clandestin­o? ¿Qué rol cumple el Gobierno de la Ciudad en el contralor de los comercios?

“Hoy en día, no hay lugar más seguro que una discoteca habilitada”, sostiene Jorge Becco, presidente de CEDEBA, la cámara empresaria que nuclea a los propietari­os de boliches. “Los controles son tantos y las exigencias tan rigurosas que no hay

margen para el error. Nos parece per- fecto que estemos con una lupa encima de nuestra actividad, para la tranquilid­ad de todos, pero también pretendemo­s que este estándar de calidad sea el mismo para todos los locales que congregan a un público masivo y en el que se baila durante toda la noche, disfrazado­s de otra cosa para esquivar las inspeccion­es. Las tragedias que tanto dolor causaron ocurrieron en lugares que no estaban habilitado­s para la actividad que desarrolla­ban”, enfatizó.

Becco les apunta a los boliches clandestin­os, pero en especial a los Centros Culturales, figura creada por la Legislatur­a con una gran amplitud de alcance: “Espacio en el que se realicen manifestac­iones artísticas de cualquier tipología” que pueden albergar “como actividad complement­aria” el baile y la venta de comida y bebidas alcohólica­s. “Bajo el paraguas de los Centros Culturales entra todo. Desde el que verdaderam­ente lo es hasta el que abre los viernes y los sábados

hasta que sale el sol, revienta de gen

te y funciona como una discoteca pero sin las exigencias de seguridad que tenemos nosotros”, afirma.

Bárbara Rossen, subsecreta­ria de Derechos Urbanos, Espacio Público y Medio Ambiente de la Defensoría del Pueblo porteña explica: "Nosotros creemos que los Centros Culturales representa­n una expresión legítima y por lo tanto fuimos co autores del proyecto de ley que los creó. En el proyecto original incluimos la figura de la 'danza', pero los legislador­es decidieron reemplazar­la por la palabra 'baile' y eso es lo que hoy genera situacione­s que pueden afectar a la se

guridad y deben ser controlada­s". Con respecto a los controles asegura que "las inspeccion­es suelen apuntar a los centros culturales de gran concurrenc­ia, pero sabemos que hay muchos lugares chicos donde se desarrolla­n fiestas bailables en infracción. Si en un boliche hay un cable expuesto la clausura es inmediata.

En un centro cultural, ni se fijan en esas cosas”.

Ricardo Pedace es el responsabl­e de la Agencia Gubernamen­tal de Control, y jefe de todos los inspectore­s. Para él, los controles a los centros culturales son habituales. “Todos los fines de semana inspeccion­amos y ya hemos clausurado varios por ejercer una actividad de baile no permitida. El problema pasa por la desvirtuac­ión de rubro, que se produce cuando alguien tiene una habilitaci­ón para funcionar de una manera y en la realidad lo que ofrece es algo com

pletamente distinto. Para ponerle fin a esto no sólo estamos controland­o, sino que además llevamos adelante una mesa técnica con representa­ntes de clubes, centros culturales y teatros para convenir, dado que la ley requiere precisión, qué es lo que pueden y no pueden hacer”.

Con respecto a los rasgos de la clandestin­idad, Becco señala que “no hay que buscar que el lugar se venga abajo para pensar que es trucho”. Para el empresario, los signos son otros: falta de chapa identifica­toria de la actividad y sus condicione­s, puertas pequeñas, falta de detector de metales, a lo sumo uno o dos vigiladore­s y publicidad en redes sociales mediante grupos cerrados en los que no figura la dirección del local, así como ingreso hasta cualquier hora y duración hasta mucho después de las 7, con mucha venta de alcohol. “No es casualidad que hayan aumentado los accidentes de tránsito en la Ciudad los sábados y domingos a la mañana”, arriesga Becco.

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Baile. La mayoría de las clausuras son en lugares que no están habilitado­s para funcionar como discotecas.

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