Clarín

Otro comisario preso por coimas

Es Guillermo Calviño, quien durante todo 2016 dirigió a la Policía traspasada a la órbita porteña. Lo apresaron por el mismo caso que le costó el puesto a Potocar.

- GUILLERMO CALVIÑO

La Justicia lo hizo detener por la red de corrupción policial en Núñez. Ya suma varias causas pesadas.

Para abajo, para arriba, para todos lados. Así parece expandirse la investigac­ión por coimas policiales que gira alrededor de la comisaría 35° del barrio de Núñez, con la cual el fiscal José María Campagnoli hace temblar

a cada a rato a uniformado­s, ex uniformado­s, jefes y funcionari­os del área de Seguridad de la ciudad de Buenos Aires.

Como organizado­r de una asociación ilícita ayer fue detenido el ex comisario general Guillermo Calviño, quien fue superinten­dente de Seguridad Metropolit­ana de la Policía Federal Argentina hasta principios del 2016. Luego, ya con Horacio Rodrí- guez Larreta al frente del Gobierno porteño, Calviño pasó a ser el jefe de la parte de la Policía Federal que fue traspasada al ámbito de la Ciudad, fuerza al que durante todo ese año se llamó informal y provisoria­mente Policía Federal de la Ciudad.

Objeto de investigac­iones de lo más variadas -se lo imputó por liberar zonas, proteger barrabrava­s, y ser centro de recaudació­n de coimas a dealers de drogas- Calviño venía esquivando con éxito la investigac­ión de Campagnoli, que ya se llevó puesto a su sucesor y jefe de la flamante Policía de la Ciudad, José Pedro Potocar, el 25 de abril (quien fue procesado y está preso desde entonces).

Sin embargo el viernes de la semana pasada Campagnoli le pidió al juez Ricardo Farías que citara a Calviño a indagatori­a y que lo detuviera. Ayer Farías ordenó la detención del ex jefe policial y varios allanamien­tos. Ante esta noticia, Calviño fue al Palacio de Tribunales con su abogado particular y se entregó sobre el mediodía.

El ex número uno de la Policía traspasada quedó detenido de inmediato. Por la tarde, mientras se le informaban sus derechos, Gendarmerí­a allanó su casa, ubicada en Mario Bravo 60, en el barrio porteño de Almagro.

El “ruido” que siempre persiguió a Calviño no evitó que, luego de que quedara afuera de la estructura de la nueva Fuerza en el comienzo de este año, desde el Gobierno de la Ciudad se le designara un cargo, sin función clara. “Desígnase en la Policía de la Ciudad de Buenos Aires y otórgase el correspond­iente estado policial al señor Guillermo Néstor Calviño como Superinten­dente a partir del 01/01/2017”, dice la resolución firmada por el ministro de Justicia y Seguridad de la Ciudad, Martín Ocampo.

El 1° de marzo pasado, poco después de su nombramien­to, Calviño fue pasado a un limbo de “licencia ex-

traordinar­ia”. Apenas unos días después, el 5 de abril, cayó detenida en la causa del fiscal Campagnoli la comisario inspector Susana Aveni, quien había sido jefe de la circunscri­pción VII (de la que dependía la comisaría 35°, centro de la investigac­ión por coimas).

El 10 de mayo, otra resolución firmada por Martín Ocampo declaró nulo el nombramien­to de Calviño co

mo Superinten­dente en la Policía de la Ciudad. “Había sido designado para que no perdiera estado policial mientras tramitaba la jubilación, pero luego llegó la notificaci­ón de que tenía la baja en la Policía Federal y todo devino abstracto”, indicaron fuentes gubernamen­tales. Si bien no tenía cargo claro, el comisario era objeto de consultas cuando había que remitirse a lo hecho en 2016.

Ahora el comisario está preso por dirigir en la Policía una organizaci­ón para recaudar ilegalment­e que tenía base en la comisaría 35° y que operó al menos durante 2016. En esa dependenci­a, se probó, se les cobraban coimas a los “trapitos” de la cancha de River y se les exigía dinero a cambio de “protección” a los comerciant­es. Quien era jefe de la seccional, Norberto Villarreal, está prófugo.

“Contra Calviño hay prueba directa”, aseguraron a Clarín fuentes del caso. ¿Qué quiere decir esto? Que el lunes, cuando sea llamado a prestar declaració­n indagatori­a por el juez Farías, se le expondrán pruebas directas contra él y no se le imputará su responsabi­lidad basándose sólo en su lugar en el escalafón y en que, por su cargo, no podía desconocer el cobro sistemátic­o de coimas.

Según el planteo de Campagnoli Calviño, Potocar y Aveni eran los jefes de una asociación ilícita. De acuerdo a sus imputacion­es, también integraban esa asociación el comisario Villarreal, los subcomisar­ios Hernán Antonio Kovacevich, Marcelo Stefanetti y Alberto José Codaro -excarcelad­os luego de que declararan contra Potocar y Aveni- y los subordinad­os Alejandro Daniel Malfetano, Adrián Paul Otero, Sergio Gabriel Ríos y Alberto Quiroga Marciano (con prisión preventiva).

De acuerdo a fuentes de la investigac­ión, cada semana se van sumando pruebas al expediente y la idea de Campagnoli es ir también hacia aba

jo, hacia los suboficial­es que se encargaban directamen­te de la recaudació­n. Una incógnita de la causa es cómo figura en la investigac­ión el actual Superinten­dente de Seguridad Comunitari­a Metropolit­ana, comisario general Oscar Cejas, ya que su carrera policial estuvo al mismo nivel y fue paralela a la de Calviño y Potocar en el mando de las seccionale­s.

En la era de Sergio Berni como ministro de Seguridad de la Nación, el por entonces comisario inspector Cejas fue nombrado en la Conducción Operativa de la Federal, a cargo del control de piquetes y manifestac­iones. Durante el traspaso, ocupó la Superinten­dencia de Seguridad Metropolit­ana cuando Calviño pasó a ser jefe y sobrevivió en el escalafón cuando ascendió Potocar a la jefatura.

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 ??  ?? Otros tiempos. Los comisarios José Pedro Potocar y Guillermo Calviño en un acto oficial, en noviembre de 2016. Ahora ambos están presos.
Otros tiempos. Los comisarios José Pedro Potocar y Guillermo Calviño en un acto oficial, en noviembre de 2016. Ahora ambos están presos.

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